[ Sábado 25 de Julio, 2009 ]
Delicadamente, mis manos acarician mi vientre. La lentitud del gesto me hace sentir tremendamente relajada e incluso los miles de cuestionamientos que hay en mi mente se alejan y se concentran en lo extrañamente hermoso que esto es.
Aun en la incertidumbre de todo, había una sola verdad. Seriamos padres. En un par de meses más tendría entre mis brazos a nuestro bebé. Una locura.
Miro a mi lado y la falta de su cuerpo vuelve. Sin dudarlo, me pongo de pie con el mismo cuidado que he tenido las últimas horas y antes de ir por él, decido tomar una ducha, sin embargo, antes de siquiera tomar la toalla, la puerta de su habitación de abre de par en par mostrándome la impecable imagen de Sebastián.
—¿No has podido esperar a que suba para levantarte?— es lo primero que dice. —Debes ser cuidadosa, Catherine.— su regaño sigue y aguanto mi gesto de fastidio.
—Estoy bien.— digo, continuando inmediatamente. —No debes tratarme como una enferma, porque no lo estoy. Y si siento algo inusual, te lo diré.— hablo con una claridad absoluta, queriendo que lo entendiera.
Su mirada azul se mantiene firme en mí y mientras da sus pasos a mí, lo sigue haciendo. Me observa con la misma intensidad que siempre ha mostrado. Toma mi mano en cuanto me tiene frente a él y su brazo me rodea con una gentileza que es nueva, al tiempo que se dedica a observarme más de cerca, sabiendo que simplemente cerciora la veracidad de mi reciente discurso.
Amo su cercanía y por los segundos en que dura, adoro su varonil belleza y el exquisito aroma que emana de él, obteniendo entre la nebulosa de mis pensamientos un recordatorio que me hace casi exaltar.
—Deberías estar en Londres.— digo haciendo contacto visual con él inmediatamente. —¿Qué haces aquí?— pregunto y antes de hablar, una sutil negación se ve en su rostro.
—Ignoraré por completo lo que acabas de decir.
—Pero, es la inauguración hoy. Es importante.
—Catherine.— su llamado de atención es firme y me mantiene en silencio. —Tú eres más importante que cualquier cosa ahora mismo. Por favor.— sus palabras producen un exquisito cosquilleo dentro de mí y por eso agacho la mirada, inclinando mi cuerpo un poco más contra el suyo.
Él toma provecho de mi movimiento y su mano deja la mía para elevar mi rostro un par de centímetros. Sus ojos azules me examinan y lentamente me acerca, sus labios chocan con los míos y nuestro beso es el gesto más dulce que jamás habíamos compartido.
Al separarnos, me lleva un par de segundos el establecerme serena.
—Tomaré una ducha.
—Creo que un baño estaría mejor. Más seguro.
Justifica su preocupación e inesperadamente, mis palabras se dejan escuchar.
—¿Aún embarazada debo obedecer?— su encantadoramente juguetona sonrisa es toda la respuesta que necesito. —Tú misma lo has dicho. Solo estás embarazada.
Dice con mismo dinamismo, ocasionando que pusiera mis ojos en blanco y que comenzara a caminar enseguida lejos de él, hacia la habitación del baño.
—¿Me acompañas?— pregunto sin haber hecho ningún tipo esfuerzo en ocultar la sugerencia en mi breve pregunta y por un par de segundos, él vacila.
Sus hermosos ojos azules recorren mi cuerpo con una lentitud que parece nada más que darle algo más de tiempo. ¿Para qué? Ni idea.
—Estaré aquí esperándote.— dice y ahora son mis ojos que quedan prendidos en el por un par de segundos tratando de descifrar lo que eso significaba.
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{ I } SUEÑOS INOCENTES
Ficção Adolescente✓ ❝sé que vas a quererme sin respuestas...❞ Cuando se conoce al primer amor, tan dulce y peligroso, ¿se puede escapar de aquella aventura? Catherine Perret y Sebastián Fassbender tienen la respuesta. Ella una bella joven americana y él un cautivado...