{48} Reglas Personales

3.4K 232 5
                                    

El movimiento de sus manos es delicado y se siente tan agradable como la tibia agua que nos rodea

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El movimiento de sus manos es delicado y se siente tan agradable como la tibia agua que nos rodea. En la bañera baja del cuarto, se ha dispuesto a mi lado, entrelazando nuestros cuerpos de la manera más cómoda posible, mientras se encarga de limpiar el seco rastro del vino en mi cuerpo.

Sebastián se encuentra más concentrado de lo debido para tal acción. Sus ojos azules siguen rigurosamente el limpiar que sus manos ejecutan en la parte frontal de mi cuerpo, preocupándome su silencio como nunca antes.

—¿Estás molesto?— pregunto, mis palabras haciendo un pequeño eco en aquel gran espacio.

Fugazmente, su mirada conecta con la mía y sin ningún gesto en su rostro, él habla.

—¿Molesto? ¿Por qué lo estaría?

—Por lo que hice... — justifico mi curiosidad inmediatamente, aludiendo a aquel acto que quizás había sido demasiado atrevido. —Nunca lo había hecho antes, quizás...— quiero continuar, sin embargo, mis palabras se evaporan al sonido de las suyas.

—¿Nunca lo habías hecho antes?— susurra, observándome directamente y de manera tan intensa. —¿Cómo has sabido qué hacer?— deja en el aire, teniéndome de hombros encogidos casi al segundo, conteniendo mi pequeña sonrisa entre mis labios, también.

—Sam. Me ha contado historias muy detallas...— le explico y solo un grave "mmm" se escucha como respuesta.

Le veo retomar su tarea de limpieza a mi cuerpo y no sé qué decir, realmente. Él no se nota particularmente disgustado, pero, si hay algo extraño. Lo puedo sentir tan claramente a través de la energía que transmite. Es algo muy fuerte.

—¿Qué es lo que pasa?— decido preguntar segundos después y su mirada, lentamente, asciende por mi cuerpo, hasta detenerse nuevamente al contacto que hace con la mía.

—Estoy...fascinado, una vez más, por lo que eres capaz de producir. Y es tremendamente frustrante, también.— dice, su voz serena y profunda.

—¿Por qué lo dices?

—Porque te marcharás y eso me impide acostumbrarme al placer que entregas. A todo esto.

Sus palabras son tremendamente inesperadas y me golpean con una dureza que no soy capaz de aguantar, porque se transforman en sentimientos que no deben existir, en una emoción que está completamente prohibida.

—No debe ser de esa forma, si no es lo que quieres...— digo, con esperanza en mi voz y lágrimas de dicha en mi mirada.

Él pestañea y el gesto parece lastimarle profundamente. Sin embargo, inmediatamente, sus labios se alinean en lo que es el más apacible gesto, sintiendo la cálida caricia de su mano en una de mis mejillas.

—Sabes que debe ser así.

Y antes eso, tanto él como yo, sabemos que no hay nada que pueda decirse o rebatirse.

{ I } SUEÑOS INOCENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora