Él se mueve de acá para allá dentro de su habitación y siento que de pronto estamos en lugares diferentes. Mi mirada está en él, sigue cada movimiento de su cuerpo, sin embargo, no soy capaz de oír nada porque mi mente no me lo permite.
Mis pensamientos son un huracán, el cual se alienta de su imagen tan real ahora mismo a metros de mí y recuerdos de hace un par de horas en Nueva York. Era tan extraño. Me sentía casi vacía, pero al mismo tiempo, tremendamente impregnada y sobrecogida por él.
—Que...— musito casi sin fuerzas, sintiendo la lentitud de mi boca, mientras observo a mi paciencia su rostro frente a el mío.
Sus ojos azules se entrecierran y en cuanto su mirada cae a mis labios, sé que él me tiene completamente detectada.
—No estás escuchándome.— susurra y después de pestañear casi contra mi voluntad, me atrevo a observar más allá.
Ha puesto su cuerpo casi completamente sobre la cama, dejando que los músculos en sus brazos se hicieran notar espléndidamente mientras sostiene su propio peso sobre nuestra blanda superficie.
—Lo siento...— digo sin saber que más decir, juntando mis labios y presionando de ellos con desesperada fuerza, sintiendo al instante como su mano se encarga de elevar mi rostro un par de centímetros teniendo así visión absoluta y clara de mi rostro.
—Ese gesto...— dice, sus ojos azules en mis labios y su dedo pulgar rozando la delicada piel de mi labio inferior. —¿Tienes una idea de cómo se hace sentir ese pequeño gesto que haces?— pregunta y de manera completamente involuntaria, mis labios ejecutan el gesto que él ha mencionado. —Claro que lo sabes...— susurra y rápidamente, casi como todo lo anterior, se acerca y me pone completamente a su merced.
De rodillas, se ubica sobre mí, encarcelándome con la maravilla que su cuerpo es y sosteniendo mi rostro con la energizante fuerza que sus manos nunca dejan de mostrar, mientras, lentamente, su rostro se acerca al mío hasta tal punto donde sus labios devoran mi boca con una pasión que me deja completamente inestable.
—Ven conmigo...— susurra entre la pequeña caricia que nuestros labios siguen compartiendo, sintiéndose su aliento tan caliente como la acción misma.
—A donde quieras.— accedo y su ladina sonrisa lo dice todo.
Sin espera, él se aparta y camina hasta la otra habitación, su enorme closet, del cual a su regreso sé ha tomado la bata gris que a estas alturas es mía. Me ayuda a cubrir mi cuerpo y en completo silencio, después, toma mi mano y caminamos los preciosos pasos que necesitamos para trasladarnos a la habitación la cual él acababa de visitar.
Echo un vistazo bastante fugaz a la elegancia de su closet, dispuesta a preguntar qué harías, sin embargo, un pequeño ruido calla mis palabras y tiene mi atención por completo y en el instante en que giro mi rostro, me enfrento con la oscuridad más atrayente jamás experimentada.
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{ I } SUEÑOS INOCENTES
Teen Fiction✓ ❝sé que vas a quererme sin respuestas...❞ Cuando se conoce al primer amor, tan dulce y peligroso, ¿se puede escapar de aquella aventura? Catherine Perret y Sebastián Fassbender tienen la respuesta. Ella una bella joven americana y él un cautivado...