{45} Lumière

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[ Viernes 3 de Julio, 2009 ]

Nueva York

Acaricio discretamente los pétalos de la rosa blanca, deseando ser lo suficientemente valiente para robar una del hermoso arreglo, pero, no lo soy y cuando alejo mi mano, observo a mi alrededor, al inmenso lugar en que me encuentro y a todas esas ...

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Acaricio discretamente los pétalos de la rosa blanca, deseando ser lo suficientemente valiente para robar una del hermoso arreglo, pero, no lo soy y cuando alejo mi mano, observo a mi alrededor, al inmenso lugar en que me encuentro y a todas esas personas que no conozco.

Juego con el folleto del desfile de moda donde se especifica todo lo que sucederá en este, tomando particular atención del acto principal; el espectáculo de ballet que sería de apertura para el evento.

Una sonrisa llena de nostalgia se apodera de mis labios, dejando enseguida el folleto de lado, mientras mi mirada vuelve a examinar mi alrededor, esta vez, buscándole con disimulo y en el momento en que le encuentro por fin, haciendo su caminar directamente hacia mí, vuelvo a odiarle.

No por la confesión hecha hace más de una semana o su aparición de hace dos días en mi casa, sino por este maldito impedimento que tengo por estar lejos de él y aquel no sé qué artilugio que usa contra mí y me tiene aquí, acompañándolo, jugando de la manera en que lo desea.

Pestañeo y soy consciente de que le he mirado por mucho tiempo, por lo que mi mirada se aleja y trato de parecer lo más ajena a él posible, sin embargo, cuando se detiene a mi lado y su brazo rodea mi cintura de aquella manera tan dulcemente posesiva, vuelvo inmediatamente a caer.

—No fue mi intención demorar tanto...— dice y no es necesario que se disculpe ya que la expresión esta implícita en el tono tan sentido de su voz.

Alejo mi mirada una vez más, teniendo nuevamente el folleto negro entre mis manos, doblándolo sin ningún fin en particular.

—¿En serio? No lo había notado...— susurro, sintiendo la fuerte energía de sus ojos azules en mí; atento a cada posible gesto de mi parte.

—Pensé que estábamos bien.— escucho muy cerca de mi oído, y al mover mi rostro, noto como él se ha acercado de manera tal que casi me tiene tan ajena al resto del mundo.

—Lo estamos...— susurro y era la verdad, solo, que él sabía que había mucho más, también. —Estás molesta. Puedo...verlo...— informa, al mismo tiempo que sus ojos azules descienden por mi cuerpo con una privacidad que a solo él le he permitido.

Como todas las veces anteriores, el gesto me resulta tan intenso como inadecuado, produciendo un cosquilleo que se va desvaneciendo en aquellas zonas tan sensibles de mí.

—No lo puedo evitar...— digo alzando los hombros ligeramente, volviendo después a clavar mi mirada en la suya. —Se me pasará en algún momento.— continúo y abogando por ello, pido que así sea.

—Esta es la razón por la cual no quería contarte.— su voz se escucha cuando he pensado que el tema ha llegado a término. —Odio verte así. — dice y tanto como creo en sus palabras, me es imposible, en ese momento, empatizar con algún sentimiento diferente al que siento.

{ I } SUEÑOS INOCENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora