Desesperada, respiro y mi mirada se abre. Mi respiración entra fuerte por mi boca y mi nariz, sin embargo, me toma unos minutos el poder ver con claridad mi alrededor y cuando eso sucede, comienzo a sentir el dolor delicado en el cual mi cuerpo se encuentra.
Los recuerdos son tremendamente borrosos y por un momento, dudo completamente de lo sucedido. No obstante, mientras más pienso en ello más real sé que fue y con todo ello, el terror se centra en todo lo que soy. El miedo me paraliza.
Intento inclinarme, ponerme de pie si es posible, pero solo queda en eso. El dolor que siento en mi abdomen me detiene, volviendo a posar mi cabeza contra la cómoda almohada recordando así todo de una vez.
Elevo mi rostro y mis manos al mismo tiempo cerciorándome de que estás no estuvieran manchadas. ¿Había sido sangre? Miro abajo, a mi cuerpo y el vestido blanco que llevaba había sido reemplazado por una bata de hospital.
—Hola...— la voz de mi hermana es una alegría tremenda en ese momento y mis lágrimas caen por la pura emoción que siento y el miedo que me había completamente paralizado.
Ella toma mi mano y entrelaza nuestros dedos, se acerca todo lo que puede y acaricia mi cabello con su mano libre. Puedo notar como sus ojos están húmedos y un poco rojillos en la orilla.
—Estoy bien.— digo queriendo entregarle algo de calma.
Sabia que todo lo visto había sido de tremendo impacto para ella.
—¿Segura? ¿No sientes dolor?— pregunta enseguida, preocupada y acongojada.
Yo solo asiento omitiendo por completo la realidad de las cosas.
—Necesitas descansar un poco más, por favor.— asiento y si, lo haría, solo antes necesitaba que ella me diera más información.
—¿Qué me pasó?— pregunto e inmediatamente, su mirada miel se cristaliza, ella se nota nerviosa y asustada ahora.
—Sebastián está afuera.— dice y soy yo la que ahora siento desesperar. —Lo haré pasar.— continua, sin embargo, antes de que se alejara, sigo sosteniendo su mano, deteniéndola.
Nos miramos y sé por la mirada en sus ojos que lo que sucede es muy grave.
—Elise...
—Sufriste principio de perdida.
—¿Principio de perdida?— hago eco de sus palabras completamente confundida y desconocida a su significado.
Mi hermana guarda silencio unos segundos hasta el momento donde puedo escucharle fuerte y claro.
—Estás embarazada. Vas a tener un bebé, hermana.
En un suspiro, dejo caer mi cabeza contra la almohada y suelto la mano de mi hermana por fin, totalmente desprendida de quien era en ese momento y todo aquel lugar.
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{ I } SUEÑOS INOCENTES
Novela Juvenil✓ ❝sé que vas a quererme sin respuestas...❞ Cuando se conoce al primer amor, tan dulce y peligroso, ¿se puede escapar de aquella aventura? Catherine Perret y Sebastián Fassbender tienen la respuesta. Ella una bella joven americana y él un cautivado...