Veo a Elise suspirar pesadamente y enseguida, ella se gira en su cama y por poco no cae contra el suelo. Me acerco y acomodo su cuerpo. Es un saco de papas, literal.
Tomo del suelo su chaqueta de esa noche, arrastrando mi mirada de vuelta a ella y a misma, lentamente, fuera de la habitación. Se escucha el suave cierre de la puerta y en cuanto levanto la mirada, mi corazón se exalta a su presencia.
No lo había olvidado, en lo absoluto. Por un par de minutos, mi mente se había concentrado completamente en mi hermana y ahora, debía enfrentar al real desafío de esta noche.
Él se encuentra de espaldas a mí y el pequeño ruido de los hielos al chocar dentro del vaso son la pura, y dura, antesala de lo que contiene sus ojos azules. Él me detecta y yo me planto como estatua en mi lugar, completamente paralizada.
—Esta profundamente dormida...— comento, viendo como el bebe de un tirón el liquido café en el vaso, dejando este mismo contra el borde de la pequeña mesa, después, con una velocidad y fuerza que se sienten gravemente. —Gracias por...
Intento decir, sin embargo, no soy capaz de pronunciar una palabra tras ahogarme con mi propio aire a la velocidad .. en que él se me acerca. Me hace pestañear nerviosa, respirar con profunda fuerza, sintiendo como su tan avasalladora energía, tan intensa y oscura en ese momento, comienza a cubrirme.
—Estas molesto...
—¿Lo estoy? — contesta él con aquel sarcasmo que no es lo suyo, sin embargo, ahora le pertenece y está inundado en molestia.
—Siento no haber contestado tus llamadas, pero, estábamos bien...
—No digas eso. No intentes eso, Catherine.— pronuncia tácito, con voz directa y pura.
Junto mis labios y respiro lentamente. Cuento hasta diez.
—Cuando descubrí donde estabas...— él suspira con gravedad, realmente sentido. —No hagas esto nunca más.— ordena, deteniendo mi cuenta en siete.
—¿Salir con amigos será un problema ahora?— su rostro se mueve de manera fastidiada, incluso su cuerpo lo hace, pero vuelve después a su mismo punto; justo frente a mí, tan cerca como puede estarlo.
—Lo único que estoy pidiendo es que la próxima vez contestes el maldito teléfono cuando llamo para así saber que estás bien, ¿es eso mucho pedir?— la interrogante deja una onda llena de tensión, solo por unos segundos, viendo a través de la fuerza de sus ojos azules lo realmente preocupado que aun se sentía.
Unos segundos me toma el entender la simplicidad, pero importancia de sus palabras. Si él hubiera pasado tres horas incomunicado, me hubiera preocupado de igual o peor manera.
—Lo haré...— digo, continuando enseguida. —Y lo siento. Siento haber arruinado tu viaje, también...— aprovecho de lamentar, recordando segundos atrás que era solo martes y se suponía el regresaría el jueves.
ESTÁS LEYENDO
{ I } SUEÑOS INOCENTES
Teen Fiction✓ ❝sé que vas a quererme sin respuestas...❞ Cuando se conoce al primer amor, tan dulce y peligroso, ¿se puede escapar de aquella aventura? Catherine Perret y Sebastián Fassbender tienen la respuesta. Ella una bella joven americana y él un cautivado...