-Feliz primer aniversario, amor- murmura Harry y yo sonrío. Beso sus labios levemente y sonrío.
-Hey, lo recordaste- comento y él se encoge en hombros. Acaricio su pecho desnudo y lo abrazo- un año- susurro y él acaricia mi espalda- gracias por todo- miro a Harry y él pasa un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
-Espero que tengas un muy bonito vestido para esta noche, porque necesito que lo escondas, quizás un ladrón entre esta noche- dice fingiendo sorpresa, lo imito y río.
-Claro, esposo- murmuro y él sonríe.
-¿Recuerdas el primer día? No parabas de decirme esposo, entrábamos al restaurant del hotel y decías que tu esposo quería un café, también tu esposo quería un sandwich de pavo, tu esposo quería hash browns y tu esposo quería un waffle- comenta y yo frunzo el ceño.
-Tu querías todo eso- digo y él rueda los ojos.
-Me refiero a que no parabas de decir esposo- dice obvio y yo bufo.
-En Brazil había muchas chicas encueradas, tenía que aclarar- murmuro y él ríe. Toma mi cintura desnuda y la acaricia.
-Recuerdo cuando no te gustaba dormir desnuda-
-¡Aún no me gusta!- exclamo y destapo mi pecho, mostrando que tenía puesta una camiseta de él, Harry suspira.
-Iba a dar un discurso de orgullo por haber logrado tal acontecimiento, pero lo has arruinado- bufa y yo río.
-¡Hey! ¿Recuerdas cuando pensabas que era esquizofrénica y me drogabas con esas pastillas antes de follarme?- pregunto y Harry ríe a carcajadas.
-Gracias a Dios vimos a ese psiquiatra, jamás volveré a confiar en otros tipos de doctores- ríe y yo asiento- ¿qué clase de doctor confunde esquizofrenia con cualquier otra cosa?- río por lo bajo.
Harry y yo, en nuestra casa bien decorada por mí, con dos anillos en nuestros dedos, y un refrigerador lleno de fruta... Y postres, muchos postres.
-¿Quieres ver tu regalo?- pregunto y Harry asiente. Me levanto lentamente y camino hasta el baño, abriendo el lugar donde guardábamos los repuestos. Tomo la pequeña caja que contenía una cadena completamente de oro, con la foto que nos habían tomado en el día de nuestra boda incrustada dentro de una pequeña cajita en forma circular. Se la entrego-sentándome en la cama, justo frente a él- y él sonríe en cuanto la ve.
-¿Es la foto que tu mamá tiene colgando de su casa, no es así?- pregunta, río por lo bajo y asiento- gracias, amor- susurra y me besa- ¿quieres desayunar algo?- pregunta y yo asiento. Ambos nos levantamos y yo me coloco la gorra de Harry, de los Bulls. Harry se había enamorado con Chicago en estos meses que hemos vivido aquí. Dijo que construiría otro edificio de coordinación, pero aún más grande por aquí. El principal de todos. Así no tendría que ir a Nueva York cada mes- hey, mi gorra autografiada- hace un puchero y yo sonrío tiernamente. Harry me toma entre sus brazos y me carga sobre su hombro.
-Bájame- exclamo con autoridad y él ríe, bajando las escaleras- ¡Edward, es una orden!- chillo y Harry ríe a carcajadas. En cuanto llegamos a la cocina me baja con cuidado y yo arrugo mi nariz- eso es todo, no sexo por una semana para el señor Styles- gruño y él hace una cara de horror.
-¿Qué? ¡Pero una semana es demasiado!- exclama y yo me encojo en hombros- bebé- susurra acariciando mi brazo y yo ruedo los ojos.
-Y tu harás el desayuno, dale- digo con autoridad y él bufa pero obedece. Sonrío.
Pasé de ser la muñeca sexual de dieciséis de Harry a su esposa de veintiuno, ¿quién lo diría, no? Tengo que admitir que hace cinco años yo no me veía con Harry de esta manera. Me levanto y camino hasta la sala de estar, miro por milésima vez los hermosos y grandes cuadros de Harry y yo que colgaban por las paredes de la sala. Regalo de la decoradora en nuestra boda. Amaba la tercera, donde Harry y yo habíamos caído y la captura fue perfecta: ambos nos mirábamos directamente y mis labios estaban entre abiertos. La mano de Harry estaba sobre mi oído y una sonrisa estaba en su rostro. ¡La amo!
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dulce tentación» h.s [mature] EDITANDO
FanficA él le gustaban los juegos, y a mi jugarlos. A él le gustaba jugar conmigo, pero se enojaba cuando jugaba con otros chicos. A él le gustaba mi uniforme, a mi su traje. Él tenía 28, yo 16. Él era mi papi, yo su princesa. Él era mi más grande deseo...