-Buenas tardes, dormilón- dije en un susurro en cuanto vi que Harry comenzaba a abrir sus ojos. Sonreí al recordar sus tiernos ronquidos. Él parpadeó varias veces y relamió sus labios. Vi como tenía un poco de líquido bucal en la comisura de sus labios, así que pasé mi pulgar por ese lado.
-¿Qué hora es?- preguntó con su voz más ronca de lo normal, confundido- ¿qué haces arreglada de esa manera?- ladeé mi cabeza, admirándolo. Harry es tan jodidamente hermoso.
-Los chicos planearon una fiesta por mi cumpleaños- susurré, él talla sus ojos. Me había arreglado desde que él había caído dormido.
-¿Tomaste la pastilla?- preguntó y yo asentí levemente, comencé a acariciar su mejilla- ¿a qué hora tienes que estar allá?- preguntó y yo me encogí en hombros- ¿qué hora es?- volvió a preguntar, miré el reloj de la mesa de noche.
-Siete cincuenta y dos- respondí en un susurro. Él tomó mi mano y besó mis nudillos- puedo llegar a la hora que sea.
Así es, había dejado plantado a George.
-¿Mila?- me llama Bárbara, chasqueando sus dedos frente a mi. Comienzo a escuchar la música de fondo.
-¿Huh?- pregunto y ella frunce el ceño, miro a su lado a un chico rubio con un piercing en su labio- oh tu debes ser...
-Luke- termina mi oración, asiento- mucho gusto- besa mi mejilla y asiento.
-Mila, igual- murmuro y comienzo a sentirme incómoda cuando Luke y Bárbara comienzan a hablar. La fiesta está repleta de gente, algunos de la escuela y algunos de otras, incluso había gente de las ciudades que rodeaban Holmes Chapel. Fue una locura haber dejado a cargo a los chicos.
-¿Disfrutas tu fiesta?- escucho la voz de George hablarme, volteo a verlo con vergüenza. Lo había dejado plantado por Harry y él actuaba como si nada.
-Lo siento- murmuro y él frunce el ceño- por, ya sabes... No llegué a la hora que dijiste- él ríe.
-Tranquila- responde y yo muerdo mi labio inferior- es tu cumpleaños, no puedo enojarme contigo de todos modos- se encoge en hombros y yo río- entonces, ¿la estás o no pasando bien?
-De maravilla- exclamo riendo, George me acompaña- tu casa es preciosa- comento y él se encoge en hombros.
-Bien dicen que todo se parece a su dueño- murmura, ruedo los ojos- mi regalo te queda perfecto- comenta- te ves preciosa- siento mis mejillas arder y bajo la mirada.
-No hagas esto incómodo- digo entre dientes, él ríe. Amaba el vestuario de George: era una mezcla entre lo formal e informal. Y le quedaba a la perfección.
-¿Quieres una bebida?- pregunta y yo niego- vamos, diecisiete- canturrea y sigo negando- vale, entonces acompáñame por una- asiento y le sigo el paso, él toma mi mano y yo frunzo el ceño- pasaremos por césped y con esos zapatos apostaría veinte a que caes- explica y yo ruedo los ojos. Comenzamos a pasar por el césped y George me mira con una ceja a arriba cuando casi caigo, si no fuese por él.
-Vale- admito y él sonríe, seguimos caminando tomados de la mano.
-¿Ahora si me cuentas alguna historia de tus tatuajes?- pregunté en un susurro, acariciando su torso desnudo. Él acariciaba mi cabello.
-¿Ves este pequeño libro que tengo en mi brazo?- preguntó y yo asentí-es mi diario- fruncí el ceño.
-¿Diario?
-Me lo regaló mi abuela cuando cumplí veinte, dos años antes de que muriera- susurró y yo sentí mi corazón hacerse pequeño. Ví como Harry bajó la mirada- en ese diario tengo escrita las cosas más importantes de mi vida. Ya sean que me han marcado para bien o para mal- yo lo abracé.
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dulce tentación» h.s [mature] EDITANDO
Fiksi PenggemarA él le gustaban los juegos, y a mi jugarlos. A él le gustaba jugar conmigo, pero se enojaba cuando jugaba con otros chicos. A él le gustaba mi uniforme, a mi su traje. Él tenía 28, yo 16. Él era mi papi, yo su princesa. Él era mi más grande deseo...