31 de Octubre, 2019.
-Al parecer, los ingresos se han estado manteniendo estos últimos meses- Liam comenta y mira levemente su teléfono- uh, yo propongo esparcir- entonces sonríe mirándolo, ruedo los ojos.
-¿Podrías terminar, por favor?- pregunto fastidiado y él guarda su teléfono en su saco.
-Tranquilo, hombre. Los treinta te están cayendo mal- canturrea, ruedo los ojos- como sea, yo creo que podemos esparcirnos a Dubai, sería genial. A parte, nos actualizamos cada año, no hay mucho que cambiar- suspiro.
-Cada día es más difícil manejar esta puta empresa- gruño y golpeo el escritorio- ni siquiera he podido tocar a Mila este mes, porque mi siquiera estoy en la habitación- Liam guarda silencio, bufo- necesitamos encontrar algo que incremente los ingresos a la de ya- suspiro y jalo mis cabellos.
-Harry, tranquilízate- Liam ríe y yo suspiro- por cierto, ¿qué vestirás esta noche?- frunzo el ceño.
-¿A qué te refieres?- pregunto y él alza sus cejas.
-¡Es treinta y uno de octubre!- exclama y yo abro mis ojos como platos.
-¡Le prometí a Dylan que lo llevaría a pedir dulces!- exclamo y miro la hora- ¡son las cinco cuarenta de la tarde y no tengo un puto disfraz!
Dios mío. Si seré un idiota y el peor padre del mundo.
-Eres un idiota- Liam ríe y yo muerdo mis uñas- hey, puedes usar esa pequeña tanga de zanahoria que-
-¿Cómo mierdas sabes de esa puta cosa?- pregunto exaltado y él frunce el ceño.
-Te iba a decir que la vi ayer en una sex shop, pero bueno- murmura extrañado, jalo mi cabello. Me levanto y comienzo a trotar hasta llegar a mi auto.
Una tienda de disfraces, una puta tienda de disfraces.
Gasolina baja. La puta que me parió. Manejo hasta llegar a una gasolinera y lleno el tanque. Entonces vuelvo a manejar.
Tres horas. Tres putas horas y no he encontrado un puto disfraz de mierda.
Bien, veamos. Puedo envolverme en papel como los viejos tiempos, o puedo irme en traje y fingir ser un hombre de negro. ¡Bam!
Comienzo a manejad hasta mi casa y puedo ver como estaba perfectamente decorada por fuera. Mila. Me introduzco en la cochera y salgo del auto.
-¡Estoy en casa!- exclamo y escucho unas risas desde la parte de arriba. Comienzo a subir y camino hasta la habitación de Dylan, nada. Camino hasta mi habitación, tampoco. Al baño, no. Entonces camino a la sala de entretenimiento y me encuentro con Mila riendo con Dylan mientras ve una película. Sonrío y camino hasta ellos.
-¿¡Qué mierdas le hiciste a mi hijo!?- exclamo viendo los pequeños tubos que Dylan tenía al rededor de su cabello. Mila frunce el ceño y Dylan baja la mirada.
Lo estoy volviendo a arruinar. Veamos, tengo que ser más suave y sonar más relajado.
-¿Y por qué no me lo haces a mi?- pregunto y Mila me mira confundida, entonces Dylan ríe.
-¡Estamos mirando Boo!- chilla y mira la pantalla directamente, Mila me ignora y sigue riendo con Dylan. Suspiro. Me siento al lado de Dylan y escucho como ríe por algunas escenas.
-Bebé, ve a quitarte los tubitos- Mila murmura y Dylan obedece. Me acerco a ella con cuidado y siento como se separa de mi.
-Amor-
-¿Se te olvido tu disfraz, no?- pregunta mirándome y yo niego.
-Me vestiré de un hombre de negro- bromeo y ella rueda los ojos. La tomo entre mis brazos y ella me empuja- hey-
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dulce tentación» h.s [mature] EDITANDO
Fiksi PenggemarA él le gustaban los juegos, y a mi jugarlos. A él le gustaba jugar conmigo, pero se enojaba cuando jugaba con otros chicos. A él le gustaba mi uniforme, a mi su traje. Él tenía 28, yo 16. Él era mi papi, yo su princesa. Él era mi más grande deseo...