CAPÍTULO 23

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Algo está respirando muy, muy cerca de mí

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Algo está respirando muy, muy cerca de mí. Un poco confusa abro los ojos, pero lo único que veo es un cuello, Tyler. Tenso mi rostro.

       Bostezo perezosamente. Mis ventanas dejan que un poco de la luz de la luna entre, pegando en mi espalda y el pecho de Tyler. Acerco mi muñeca a mi cara para ver la hora, los dígitos azules iluminan la pantalla indicando las seis tres de la mañana.

      Me duele la cabeza, tengo resaca leve. Soy consiente de que mi mano descansa en el pecho de Tyler y después mi cabeza se llena de lo que hice y dije anoche. Su culo. La desagradable historia de mi pasado. Yo de resbalosa con él.

 —Maldición, soy estúpida.

     No siento mi otro brazo ya que el peso de la cabeza de Tyler lo ha entumido. Sólo una parte de mi cuerpo toca la cama, la otra reposa sobre el suyo. Una de mis piernas se encuentra flexionada sobre las de él y su mano derecha se enfoca en sostenerla por el muslo, la izquierda pasa por debajo de mi dorso para rodear mi espalda y tomar mi cintura por debajo de mi blusa.

     Esta es exactamente la posición en la que nunca había estado.

     Asfixiada, trato de ser sigilosa a la hora de levantarme, pero me es imposible cuando tengo un brazo dormido y otro enganchado a mi cintura.

 —Tyler —susurré. No hay respuesta, ni siquiera se mueve. Paro mi cuello para mirarle el rostro—. Tyler —casi grité. Sus ojos se abren un poco. Desorientado ve la habitación, pero después sus músculos se tranquilizan. Sin embargo, no me suelta—. Tyler, quita tus manos de mi cuerpo. —Remuevo mi brazo debajo de su cabeza, tratando de recuperar su control.

 —No quiero. —Se aferra más a mi cintura, acercándonos más de lo que creía posible, mis bubis no pueden respirar.

     Duagh, nuestros alientos son insoportables. Lo sofoco con un puñetazo en su pecho. Aprovecho su falta de fuerzas para liberarme de un jalón. Giro por el colchón hasta el borde y me sustento de mis pies aún calzados. Paso por delante suyo para llegar a mi closet.

 —En menos de una hora entramos a la escuela, así que te agradecería que salgas de mi habitación. —Tomo el picaporte, para entrar por ropa.

 —Así que... —Está detrás de mí—. Te gusta mi culo. —Muero. Dejo caer mi cabeza en la puerta, esto es incomodo. Respiro hondo, tratando de encontrar indiferencia;s normal admirar el culo de alguien, pero decírselo es otra cosa.

 —Tyler, tienes un gran culo, no puedes culparme de embelesarme con él. —Ríe y giro con rapidez para mirarlo—. No, espera...

 —¿Siempre me estás mirando el culo? —Sigue riéndose de mí.

 —¡No! Por supuesto que no, sólo fue ayer, ¿sí? No soy una mirona...

 —O sea que sólo me has mirado el culo una vez.

Malditos CazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora