Epilogo

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Epílogo

Me duele el estomago, lo aprieto con mi mano sin dejar de reír. Maldición, él puede ser tan tonto a veces.

—Deja de reir, no dije nada divertido. —Mike finje desagrado, así que yo finjo creerle.

—Lo siento, lo siento.

—No lo sientas, ¡ayúdame!

—¿Cómo quieres que te ayude? Maldita sea, soy la persona menos indicada para esto. Le hubieras pedido consejos a James, él es el que ha mantenido tanto tiempo una relación.

—Pero yo no quiero mantenerla, ¡ni siquiera he podido emepezarla! —Me trago mi risa.

—Okay, mira, sé que has lidiado con una polla dura toda tu vida, pero una mujer dura no es lo mismo. Sólo pierde un poco tu orgullo por ella, después será tuya. Nadie puede resistirse a una sexy rubia.

—¿Perder el orgullo? —Se horroriza.

—Perder el orgullo. —Estiro mis labios—. Ya perdiste tu putería, es reltivamenre fácil en comparación de eso.

—Podrás ser una Diosa, pero no eres sabía. —Se levanta—. Así que, tendré que pedirle consejos a James. Se los pediría al otro Dios, pero, si tu lo bateast... —Amenazo con fuego a escasos centimetros de su pene—. Está bien, está bien, ya me voy, malhumorada. —Casi tropieza al huir y me quedo sonriendo divertida.

Ya es todo un hombre. Bueno, ya es todo un apendejado por el amor. No puedo juzgarlo cuando he estado peor. Es lindo imaginar que por fin se pone serio respecto a quien le gusta. Si le rompe el corazón, estaré a su lado, estaré todo el tiempo que pueda. Suspiro cansada; lo veré crecer, lo veré envejecer y lo veré morir. No me queda más que disfrutar lo que tengo.

Victor abre la puerta, por supuesto, su arrogancia le hace creer con la libertad de hacer lo que quiera. Ni por ser su Diosa me respeta. Finjo repasar papeles en el escritorio, pero me encuentro tan aburrida de estar aquí.

Me gusta lo que he creado, pero soy más de acción que de sentarme a ver todo. Le hemos dado a los habitantes del mundo una maravillosa oportunidad que sin duda aprovechan. Es felicidad verlos luchar por lo que realmente importa. Pero ya me harté de dar ordenes.

—Claro, como si tu supieras leer. —Dejo de actuar y le entrecierro los ojos.

—¿Tan buena es mi poción de juventud? ¿Me ves como niña de cinco años o qué?

—Te veo como la infantil que eres. Ahora deja todo eso porque hoy hay acción. —Esas expresiones más calidas, todo más ligero. Me alegro.

—¿Por fin? ¡Oh por mí! ¿A dónde me llevará, caballero de armadura blanca?

—Guarda tus vestidos de gala, porque irás a hacer exploración y reanimación a los lugares contaminados. Tu propia gira por el mundo. —Mis pupilas se dilatan y mi sonrisa se muestra.

Tanto tiempo pidiéndolo, proponiendolo, arreglando las prioridades, para que hoy por fin me dejen hacerlo. Porque ser Diosa no me da el suficiente poder de hacer lo que quiero, o al menos no la suficiente voluntad. Me gusta que todos estén de acuerdo antes de tomar una opción.

—¿Todos pactaron?

—Hasta el más retraído. ¿Sabes que Tyler dio el gran discurso ayer, no? Los empujó. —Mis ojos brillan—. Tranquila, chiquilla, todos te apoyan.

—¡Esto merece una celebración!

•••

No este tipo de celebración. Por los Dioses, ¿qué es esta mierda? Tal vez creamos el reinado mundial, pero eso no me ha hecho una amargada de cuarenta años. Tendreysin años y seguiré viendome de veinti tres.

Malditos CazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora