Con un suspiro, me levanto de la cama y logro observar, en la oscuridad, las sabanas llenas de semen. Mi mano aún se siente un poco mojada por su orgasmo, así que, la limpio en la misma sabana.
Como la buena chica que soy, las tomo y sin preocuparme por dejar las almohadas tiradas, salgo de la habitación. La luz del pasillo me encandila, en consecuencia, parpadeo varias veces para acostumbrarme a la iluminación. Ya adaptada a esa irradiación, comienzo a bajar las escaleras.
Del piso principal parto al cuarto de lavado y las meto a la lavadora. Consciente de que Tyler se está bañando, me desvisto completamente para también echar mi ropa. Esparzo jabón en polvo y pongo a tallar.
Sin ánimos de correr desnuda hasta el cuarto de huéspedes, me convierto en aire y vuelo hasta la habitación. Recordando lo que paso la vez pasada, esta vez, cierro la puerta con una corriente de aire. Después, segura de que no hay posibilidad de que se repita el suceso, reaparezco en mi cuerpo.
Camino al armario y elijo mi cambio de ropa, el mismo que vestiré en la carrera: un conjunto de lencería negra, mallas negras ajustadas que parecen de piel y un crop-top azul marino. Tomo mis botas sombrías y en el espejo acomodo mi cabello con ayuda del cepillo. Inhalo cuando no llega el esperado ataque, sonrío.
Mi labial está completamente desaparecido, así que lo retoco con un rojo oscuro. Engrueso mis pestañas con rímel, y me perfumo. Estoy presentable... y me siento tan cómoda con mi figura, es raro, ligero. Complací a Tyler, eso es lo que me hace tan feliz.
Salgo del cuarto para bajar las escaleras de dos en dos. Me marero, y como pensé la vez pasada, mi pie se dobla y me voy de hocico.
Apenas doy un giro por las escaleras antes de que mis reflejos reaccionen heroicamente originando que me sostenga con mi mano del barandal, evitando seguir rodando por los escalones blancos.
Mis músculos emiten tirones y eso me indica la procedencia de mi malestar. Maldigo en voz baja, como si estuviera peleando con el peldaño.
A causa de mi cuerpo débil, me veo obligada a levantarme con el aire. Pasan unos segundos antes de sentirme medio bien. Suspiro exhausta y con mi corazón latiendo rápido por el repentino cambio de altura que tuve al caer.
Volteo arriba para asegurarme de que Tyler no me haya visto y al encontrarme con la puerta de su habitación cerrada, bajo con sumo cuidado. Me duele el hombro.
Mientras me adentro en la cocina, trato de ignorar el olor rico de la carne en salsa que se encuentra en la estufa, he comido más hace un par de días y me ha hecho más bien que mal. Es un descontrol aterrador en todo mi organismo que ya no quiero sufrir.
ESTÁS LEYENDO
Malditos Cazadores
FantasyLa humanidad es amenazada por una guerra, una en la que el vencedor tendrá en sus manos el destino de la raza humana. Un enfrentamiento entre los que son capaces de controlar los elementos, y los que son inmunes a ellos. Controlley contra Cazadoras...