CAPÍTULO 32

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Me sobresalto. Al girar, lo veo recargado en el umbral, sus brazos reciamente apretados en su pecho. Me atrevo a decir que no está feliz. Reacciono. Maldita sea, estoy en ropa interior. Con destreza logro quedar debajo del cobertor tinto.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —Estoy hirviendo de pies a cabeza, sobre todo en mis mejillas. Alza una ceja, incrédulo.

—Desde que entraste aquí. —Me sentiría mejor si sus ojos no trasmitieran tanto ímpetu—. No has respondido a mi pregunta.

     Se comienza acercar al tiempo que yo me impelo cuidando que el cobertor no se deslice debajo de mi pecho; hasta que mi espalda choca con la cabecera. Hasta aquí llegué.

—Sólo vimos una película. Nos divertimos. —Sonrío inconvincente. Deja de mirarme así.

—¿Qué concepto tienes de divertirte? —Se sienta en el colchón.

—Reír, sonreír, bromear, besar. —Ay, bien, soy experta en avivar la furia.

—¿Besar? Has olvidado que oído que toquen lo que es mío. —Ahora su cara está a centímetros de la mía. Maldición, voy a morir sofocada de calor.

—Qué bueno que yo no soy tuya.

—¿Tengo que dejártelo claro? —Me regala una escalofriante sonrisa—. No hay problema. —Embrolla nuestras bocas.

     Sigo sus labios de carácter dulce y extraño para los besos a los que estoy preparada. Va extinguiendo toda la distancia entre nosotros. Mi espalda comienza a resbalar por la cabecera, hasta llegar al punto de arraigar acostada con él encima de mí. Una de sus manos se coloca en mi cintura y la otra sostiene su cuerpo. Demando menos confín cruzando por su cuello.

     La mano presente en mi cintura inicia irrumpiendo debajo del cobertor con una lentitud vacilante y cuando hace contacto con la piel desnuda de mi cintura, corto el momento.

      No es la primera vez que toca ahí pero la diferencia es que esta vez solo traigo puesta la ropa interior. "Estúpida niña sin gallardía" "¿Acaso en lugar de una nalgada te aporrearon la cara cuando naciste? Dios, estás terrible". Tyler sigue con su mano debajo del cobertor, pero ahora sin tocar mi piel.

—¿Qué pasa? —La preocupación apaña el deseo de sus ojos.

—No... No puedo disfrutar que acaricien mi piel as... —Antes de que pueda terminar mi veraz observación, él se levanta bruscamente de mí. Con pasos atropellados, sale de la habitación.

      Corro al armario. Tomo una blusa de tirantes verde junto con un short blanco, encima de ellos me colocó una bata. Arranco a la habitación de Tyler, tal vez es estúpido, pero quiero saber qué le disgustó.

     Al llegar a su habitación abro la puerta, sin tocar, sin vacilar, sin pensar en lo que me podría encontrar dentro. Estoy segura de que si no cierro la boca, comenzaré a babear. Tyler se localiza en medio de la habitación, en sólo bóxer. Su abdomen está completamente marcado y sus brazos son poderosos, pero no de esos tan marcados hasta el punto de verse ridículos. Él se ve increíblemente apetecible, me lo comería sin sentir pesar. Maldición, estoy embelesada.

Malditos CazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora