CAPITULO 25

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—¿Estás enamorada? —Sus ojos parecen ver una luz. Todo lo que hizo parece haber sido un test para saber si estoy en ese maravilloso estado, y todas mis reacciones fueron afirmativas—. Porque yo no.

      Todo contacto con él desaparece. Por unos segundos me mantengo en un período de confusión, atontada por la conexión anormal que me dominó. Mi pecho duele, como si alguien lo apretara desde adentro.

—Yo tampoco lo estoy, pero te avisaré si algún día llego a sentir todo eso que dices.

     Antes de que él pueda contestar, mi celular vuelve a sonar. Esta vez yo misma meto la mano a la bolsa de su pantalón y lo alcanzo bajo su atenta mirada. Ni siquiera me detuve a acariciar su trasero. El nombre de Alex aflora en la pantalla.

—¿¡Donde estás, Nancy!? —Separo el celular de mi oreja, no tengo ganas de que mi mejor amiga me provoque una sordera—. Tyler me dijo que te habías ido, pero todo el instituto habla de cómo te jaló por los pasillos hasta un lugar donde nadie los viera.

      Mis ojos se abren al igual que mi boca. No tengo ganas de escuchar los murmullos en los pasillos. Maldición. ¿Tyler no pudo ser menos evidente? ¿Más disimulado? Odio los falsos rumores de instituto y el que Alex piense que puede haber algo entre nosotros aumenta con este suceso.

—¿Te parece si te explico luego? No te molestes en buscarme, no tengo ganas de aguantar a toda la escuela hablando sobre posibles romances. Adiós. —Cuelgo. Espero no haberme escuchado hostil o Alex me someterá a un interrogatorio muy pesado. Busco en mis contactos a Santiago. De reojo me topo con Tyler, no quiero seguir a su lado en este momento, me siento mal—. ¿Dónde está mi fabuloso amigo?

       Vaya, sí que me sale natural eso de actuar como puta. Ni siquiera estoy prestándole un mínimo de esmero al chico a mi lado que observa cada uno de mis movimientos. Acabo de tener con él el beso más vivo de mi vida y sin embargo finjo lo contrario gracias a la manera tan brusca en que lo despilfarro.

—¿Y dónde está mi fabulosa amiga? —Esta alegre, como acostumbra, considerando lo poco que lo conozco.

—¿Por qué tan feliz?

—Porque una chica linda acaba de llamarme... ¿y eso significa que quieres pasar tiempo conmigo, verdad?

—Claro, pero primero necesito que me lleves a donde quedamos ayer. —Evito el nombre del lugar ya que soy consciente de que Tyler está escuchando todo. Santiago no me aísla de todo, no como lo hizo esa caricia—. ¿Puedes recogerme en mi casa?

      Sólo pienso en salir de aquí. La punzada de dolor que está en mi corazón desde su rechazo indirecto amenaza con instalarse en mis ojos y eso no es bueno, necesito divertirme.

Malditos CazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora