40 años atrás
Los cuatro dioses se encontraban sentados en sus tronos, agobiados por lo que se venía. El crear a los cazadores no se suponía que vendría con semejante consecuencia, de verdad que ese nunca fue uno de sus propósitos. No había pasado más de una hora que plantaron la semilla de algo totalmente desconocido y ya cargaban con las posibles consecuencias. Pero eso es lo que tenían que hacer, arriesgarse para ganar, porque salvar y proteger al mundo de la destrucción había sido lo único a lo que fueron obligados desde que obtuvieron memoria.
De forma apresurada planearon una solución que dependía de años para poder admirar los resultados. Si bien no todos estuvieron de acuerdo en esa imprecisa suposición por parte de la diosa del aire (una fiel creyente del amor) todos ayudaron a que fuera posible.
Ella creía que no había nada más fuerte que el lazo del primer amor, nada podría contaminar esa pureza, o eso es en lo que ella siempre ha depositado su confianza. Sin embargo, su experiencia con ese sentimiento se disminuye a nada y lo más que había presenciado de él eran momentos de felicidad fugaz entre dos personas, siempre en su mente al poder viajar por el aire.
—Si los controlley continúan así la guerra los destruirá antes de que siquiera se hayan enterado de su proximidad. —El dios del fuego se levantó de su trono, completamente inquieto. Él sí conocía el amor, lo podía tocar con cada parte de su alma y es por ello que no podía quedarse ahí observando desde lejos como sus mejores creaciones se destruian entre sí. Los dioses no veían el futuro y era posible que todo fallara; cualquier cosa podía pasar.
—No podemos hacer otra cosa, sólo esperar —comentó la diosa de la tierra con esa serenidad que ningún otro dios poseía. Se recostó en su trono, permitiendo que la tierra masajeara sus hombros como si se encontrara en un spa.
—¡No puedo esperar cuarenta años! ¡Nadie asegura con pruebas que esta es la opción correcta! —El dios del agua hizo que su elemento recorriera las grietas del suelo, brillando por su encandesente miedo a lo desconocido. La diosa de la tierra ni siquiera se inmutó, ella ya estaba harta de no poder disfrutar ni cinco minutos de aislamiento en su mente.
—Yo lo vi. —La diosa del aire trataba de mantener su compostura, convencida de que los sueños se hacían realidad, aunque este que había tenido había sido sólo el producto de su desesperación ante el hecho de no saber cómo evitar la destrucción. Había visto lo que ella quería, y todos habían actuado por pura resignación, a nadie se le ocurría nada mejor—. Una hija de un cazador cuatro unsur y una controlley cuatro unsur; y un hijo de una cazadora cuatro unsur y un controlley cuatro unsur, se conocerán, se enamoran y evitarán la guerra —hablaba con convicción. Cualquiera habla así cuando se trata de sus creencias, pero eso no significa que sean seguras.—¿Quién afirma que van a nacer? ¿Que se van a enamorar? ¿Que no se odiaran? ¡Lo que hemos hecho puede ser el detonante de la guerra! —El dios del fuego estaba arrepentido de lo que había hecho, de haber apoyado tan descabellada idea de su compañera. Su piel brilló dorada, demostrando que un sentimiento lo gobernaba terriblemente, la decepción de sí mismo. Nunca fue impulsivo, a sabiendas de que las cosas nunca terminaban bien al final de ese camino, pero todos estaban tan desesperados.
—¡Imposible! Ellos serán perfectos el uno para el otro. Lo sé. —La diosa del aire comenzaba a odiar el rumbo que las cosas estaban tomando. A ese paso, todos terminarían culpandola a ella de todo lo malo que saliera de algo que juntos habían comenzado
—No, no puedes asegurar nada cuando estas hablando de algo cien por ciento desconocido para ti. ¿Siquiera has pensado en lo que podrían hacer si nacieran? Tener dos poderes contrarios en su interior no es ni será nunca una buena combinación. No tienes idea de lo que habitará en ellos, o de si tendrán humanidad. Puede que hayamos creado monstruos en lugar de ángeles. Y eso no lo sabremos hasta que ya estén desarrollados por completo. Así que en lugar de pelear, discutamos soluciones para detener cualquier mal. Porque déjame decirte que ni el amor más puro puede vivir entre el odio.
Todos se habían quedado callados, incluso la ingenua diosa del aire, siendo capaz de ver más allá de lo que creyó toda su vida. Ella siempre vio con malos ojos al dios del fuego, porque lo tomaba como alguien que odiaba el amor, pero ahora podía ver mejor; no era que odiara el amor, sino que conocía bien ese sentimiento.
Por días, semanas, meses y años, crearon millones de soluciones ante todas las probabilidades de algo desastroso. Pero no puedes ser ciego y percibir todo como realmente es. Desconocían todo el futuro respecto a esos posibles salvadores. No sabían si se conocerían a tiempo para evitar la guerra. No tenían idea de la clase de personas que serían. No podían asegurar si se iban a enamorar o no; y si sus valores les permitirían juntarse. No tenían ningún tipo de conocimiento sobre las habilidades que tendrían.
Y mucho menos podían acertar a si serían la salvación o la destrucción del mundo.***********************************************************************************
No hay excusa para haberme desaparecido así, sólo me queda desear que hayan disfrutado este capítulo y gracias por apoyar el libro.
Perdón por el gran retraso. :c
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Malditos Cazadores
FantasyLa humanidad es amenazada por una guerra, una en la que el vencedor tendrá en sus manos el destino de la raza humana. Un enfrentamiento entre los que son capaces de controlar los elementos, y los que son inmunes a ellos. Controlley contra Cazadoras...