Camino mirando a mí alrededor, en busca de un edificio verde opaco, el que mi mejor amigo me dijo era en el que se encontraban. Las calles están llenas de silencio, como si fuera un panteón. Ya todas las estructuras parecen estar cayendo en pedazos, pues aunque no haya ninguna lámpara, logro apreciar esas paredes desgastadas que parece que caerán en cualquier momento.
Siento como una corriente de aire llega a mi espalda. La herida de mi hombro hormiguea cuando eso hace contacto, enseguida me volteo para tratar de encontrar la razón.
Veo a tres chicos de no más de ¿veintitrés? En serio, tengo un grave problema con tratar de adivinar las edades.
Dos pares de ojos verdes me inspeccionan con frialdad, mientras otro par grises, me intenta atrapar en la tierra del suelo.
—¿Quién eres y qué haces aquí?
El de iris gris me dedica una mirada escalofriante, lo único que logro encontrar en él es odio a todo lo que lo rodea. No tiene una pizca de preocupación por los chicos que se encuentran a su lado, eso me aterra un poco, no preocuparte por nadie, es no tener ninguna debilidad emocional.
—Puedes dejar de hacer el estúpido intento de tratar de atraparme con la tierra. —Su mirada oscurece más de lo posible, no estoy seguro de si herí o no su arrogancia, me es imposible ver detrás de sus facciones—. ¿Eres Víctor?
Los chicos de sus lados desaparecen el aire de mi alrededor, como si fuera un castigo por mencionar ese nombre. No me afecta, puedo vivir sin el aire exterior porque tengo suficiente interior.
—No estás en el derecho de llamarlo por su nombre.
El de ojos verdes que se encuentra a su izquierda, me mira con reproche y como si estuviera a punto de lanzarse a matarme. Ruedo los ojos fastidiada por ello, me miran como si yo fuera una amenaza para ellos.
—Maldición, dejen de estar tan a la defensiva, sólo vengo con Mike.
Un pequeño brillo pasa por los ojos del de iris negros, pero enseguida desaparece y cuando habla, suena serio, sin sentimientos.
—Dime tu nombre.
Estoy segura de que solo quiere comprobar las sospechas que ya tiene de mí. No sonrío, solo adopto esa postura fría que tienen ellos.
—Nancy, la chica que salvó a los niños que se escaparon.
—No pareces ser lo suficiente fuerte para ello, una controlley simple de agua no es capaz de matar a dos cazadores.
Me está probando, quiere estar seguro de quien soy y aunque me enfurezca lo poco capaz que me cree de eso, controlo el elemento que comenzaba a querer temblar en mi interior. Es desconfiado y eso no es malo, no en un mundo donde por cualquier paso en falso tu vida puede correr peligro.
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Malditos Cazadores
FantasyLa humanidad es amenazada por una guerra, una en la que el vencedor tendrá en sus manos el destino de la raza humana. Un enfrentamiento entre los que son capaces de controlar los elementos, y los que son inmunes a ellos. Controlley contra Cazadoras...