CAPÍTULO 58

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Miro a Alex y a James disfrutar de su hija, ambos con la mejor sonrisa en su cara. Alex no tiene rastros de haber estado embarazada, parece ser que mi hermano se esforzó al máximo en curarla. La sonrisa que presumo no desaparece, estoy orgullosa de haber hecho esto posible.

—Santiago ha interrogado a medio trabajador de la guarida. —Giro mi cabeza a Víctor que se sienta junta a mí, con el teléfono en su mano.

—Seguro sólo se siente increíblemente perdido, está solo en ese lugar. —Asiente.

—Tenemos que regresar.

—Lo sé.

     Suspiro con resignación, no tengo muchos ánimos de volver a alejarme de mi hermano y su novia. Siento que si lo hago, volverán a estar al borde de la muerte, por lo menos uno.

     Muerdo mi labio, tratando de recordar todas las razones por las que me tengo que ir. Mi estómago da un horrible revolcón acompañado de un dolor exageradamente fuerte, me levanto a toda velocidad para correr al baño. El sabor a vómito toca mi garganta y noto el líquido en mi boca justo antes de que caiga en el inodoro. Después, agitada miro mi pequeño vómito, con sangre revuelta en él.

—Pero... ¿qué mierda? —Le hablé a mi propio desecho, como si él me fuera a contestar.

—Nancy... —Giro mi cuerpo encorvado para poner en Víctor mi curiosidad.

—¿Qué me está pasando?

—Tu pantalón...

      Miro abajo, justo donde sus ojos apuntaban. No puede ser... abro mi boca de la impresión, sintiendo como mis ojos comienzan a arder. El aire de mi cuerpo se atora, dándome la necesidad de obtener aire de algún lado. Muerdo mi labio, tratando de desviar mi atención a un dolor físico. Maldición.

—Preciosa... —Esa palabra en los labios que amo, suena temblorosa y asustada—. ¿Estás embarazada? —Su voz repentinamente cálida y sensible, no fue la de Víctor. Levanto mi barbilla, con agua salada resbalando por mis mejillas.

      No contesto, sólo me dejo caer sobre mi trasero para después arrastrarlo a la pared más cercana. Necesito sentir algo fijo, algo en que apoyarme. Favorablemente mi espalda se pega entre la pared y una bañera. Hay un adolorido bulto en la parte de mi vagina, junto con mucho, mucho líquido. Retengo un grito al sentir un intenso dolor en mi estómago, como si me hubieran apuñalado. Esclava del padecimiento, abrazo mis piernas, con mi quijada temblando por el llanto incontrolable que libero.

       Ya se fue... sin más. Como si nunca hubiera estado, ni siquiera lo sentí. Ni siquiera sabía que lo tenía dentro de mí. Perdí al alguien que ni siquiera sabía que tenía.

—Hey... —Entre la cascada de agua que tapa mis ojos, veo a Tyler acercarse a mí, pero sólo me arrincono más.

—No te me acerques. Quiero estar sola.

Malditos CazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora