Capítulo 11: Tienda de Ofertas de Píldoras para Cultivo

134 9 0
                                    

No muy lejos de él, Meng Hao vio alguien pidiendo ayuda a gritos. Antes de que la persona pudiera caer fuera de la meseta, la espada voladora del enrome hombre le alcanzó, atravesando su cuello. Cayó en el suelo retorciéndose en medio de un chorro de sangre, dando su último aliento, muriendo. El hombre enorme cogió la bolsa de su víctima y se giró volviendo directamente a la Zona Pública.

Meng Hao observó la espantosa escena, entonces observó qué estaba pasando en la meseta. Los sonidos de las matanzas llegaban con el viento, que al mismo tiempo llegaba cargado del olor a sangre y destrozos hacia el olfato de Meng Hao.

"Puedes volverte rico de la noche a la mañana en este lugar, pero es extremadamente peligroso. Por el cultivo, por las Piedras Espirituales, la gente ponía sus vidas en juego. No es algo que merezca la pena." Meng Hao frunció el ceño. Había alcanzado casi la cumbre del tercer nivel de Condensación de Qi, pero lo que estaba ocurriendo allí era simplemente demasiado caótico. Sería muy fácil acabar herido, y si te robaban, tendría un efecto que perduraría.

Meng Hao pensó sobre la falta de Piedras Espirituales en su bolsa. Si dependiera de las Piedras Espirituales distribuidas por la Secta, quien sabe cuántos años debería de esperar. Murmurando para sí mismo, miró hacia los participantes en la meseta. Luchaban fieramente, todos y cada uno de ellos había sufrido heridas. De repente, Meng Hao tuvo una súbita inspiración, una idea.

Su idea creció más y más claro, empezando sus ojos a brillar. Se giró y se apresuró en marchase, no hacia la cueva en la Montaña Norte, sino hacia abajo, hacia la Secta Externa. Rodeó la plaza principal y al final llegó a un edificio.

El edificio parecía ser antiguo y estaba rodeado por el fragante aroma de la medicina, inscrito sobre el dintel de la puerta habían varias letras, en las que se podía leer: Taller de Píldoras de Cultivo.

No era la primera vez que iba allí. Realmente, en su primer mes después de ser ascendido hacia la Secta Externa, había ido una vez para comprobar las distintas píldoras medicinales que estaban a la venta. Allí era donde se había enterado sobre las Píldoras de Ayuno que podías comprar para prevenir el hambre por varios días.

La única moneda usada eran Piedras Espirituales y Píldoras de Condensación de Espíritu. Desafortunadamente, el tipo de cambio era bastante injusto. Por ejemplo, una Píldora de Condensación de Espíritu podía intercambiarse por diez Píldoras de Ayuno. Debido a ello, pocas persona s venían aquí, y solía estar bastante frío el ambiente y desierto.

Cuando llegó, Meng Hao no dudó. No era grande por dentro, y sentado con las piernas cruzadas justo en el centro de la habitación había un hombre de mediana edad de aspecto enfermizo. Alrededor de él, en los estantes entrelazados de las estanterías había una gran cantidad de botellas de calabaza, en las que estaban inscritas los nombres de gran variedad de medicinas.

Había Píldoras de Coagulación de Sangre con las que tratar heridas externas, Píldoras de Relajación del Esqueleto para aliviar la fatiga, Píldoras de Refresco del Espíritu, que aumentaban temporalmente la energía y, por supuesto, Píldoras de Ayuno y de Control del Apetito. Había también algunas Píldoras de Crecimiento Óseo, que se podían usar para tratar huesos rotos y destrozados.

Había gran variedad de medicinas, pero su coste era considerable. Para muchas, el coste de tres a diez píldoras era una Píldora de Condensación de Espíritu. Para muchos discípulos de la Secta Interna, una Píldora de Condensación de Espíritu no era demasiado como para conservarla, por lo que varios venían aquí para comerciar con ellas.

Meng Hao dio una vuelta por el Taller de Píldoras de Cultivo murmurando para sí mismo, sus ojos brillando. Entonces, sacó cinco Píldoras de Condensación de Espíritu y las cambió por distintos tipos de medicinas.

I Shall Seal the HeavensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora