I Shall Seal the Heavens

Capítulo 137: Décimo Patriarca del Clan Wang

Unos cuantos días antes....

Dominio Sur, Estado de Cielos Nublados.

Esta nación existía en el centro del Dominio Sur. Ocupaba un gran territorio, mucho más grande que el del Estado de Zhao. Incluso en el Dominio Sur, las naciones como esta podían contarse con los dedos de una mano.

Dentro del Estado de Cielos Nublados no habían sectas como tal. Era una de esas poco frecuentes naciones que no tenían Sectas. En cambio, en esta nación, había un Clan. Este Clan se llamaba Wang. Y la nación.... también se llamaba Wang!

Los miembros masculinos del Wang Clan que fueran meros mortales y no pudieran practicar el Cultivo pasaban a formar parte de la familia real del Estado de Cielos Nublados. Aquellos que pudieran practicar el cultivo entraban en la Mansión Ancestral Wang.

En cuanto a los Cultivadores que no tuvieran el apellido Wang, formaban ramas auxiliares del Clan Wang. Así había sido generación tras generación.

Después de que Meng Hao consumiera la Píldora de Fundación Perfecta y emergiera de la zona del Legado del Inmortal de sangre, se pudo escuchar un sonido. Este sonido procedía de la décima montaña de las Tres Mil Montañas Prohibidas dentro del Estado de Cielos Nublados. Era un sonido de respiración.

Las Tres Mil Montañas Prohibidas del Clan Wang no estaban conectadas. Estaban dispersas a través del Estado de Cielos Nublados. Bajo de cada montaña había un ataúd de madera. Únicamente los más poderoso miembros del Clan Wang podrían, después de morir, ser enterrado bajo una de las Montañas Prohibidas.

De acuerdo a las leyendas, uno de los Patriarcas del Clan Wang de hace decenas de miles de años, fue enterrado en una de las Montañas Prohibidas, aunque nadie sabía debajo de cual.

Había muchos secretos ocultos dentro del Clan Wang, de muchos de los cuales, las cinco grandes Sectas, tenían algún tipo de información muy general. Se podían encontrar pistas de ello en textos antiguos, pero los secretos del Clan Wang eran simplemente ilimitados, y su historia demasiado profunda. De acuerdo a las leyendas, habían llegado desde los cielos...

Justo ahora, dentro de la décima montaña, había un mundo de luz de color carmesí, el brillo de sangre y de fuego. Había un mar hirviendo que parecía que nunca se extinguiría hasta al menos dentro de diez mil años. Dentro de una cavidad de este volcán había un ataúd rojo.

El ataúd no tenía cubierta. Descansando dentro había un anciano. Su rostro estaba cubierto de arrugas y su cuerpo era delgado y marchito, como si hubiera estado muerto por una gran cantidad de tiempo. Y sin embargo, no salía ningún tipo de aura de muerte del cuerpo.

De hecho, sus ojos se abrieron lentamente y, cuando lo hicieron, el pacífico mar de fuego.... empezó de repente moverse. No ardía más fuerte; de hecho, el abrasador calor parecía reducirse un poco.

"Siento.... Un aura Perfecta..." murmuró el anciano. Su voz era extremadamente ronca, como si no hubiera hablado por un gran periodo de tiempo. Cuando habló, toda la décima montaña empezó a temblar.

Este temblor atrajo inmediatamente la atención de los miembros ancianos del Clan Wang. Múltiples figuras emergieron repentinamente desde la Mansión Ancestral Wang que saludaron respetuosamente.

"Preparar tres mil Piedras de Renacer!" dijo el anciano en la tumba, su voz resonó desde la décima montaña. "Ha llegado el momento para mí de la reencarnación!" Cuando escucharon esto, los rostros del grupo de miembros ancianos mostraron entusiasmo.

"En la cumbre de la etapa de Buscando el Dao, sellé mi base de cultivo. Al principio pensé que como los demás miembros de las antiguas generaciones, podría únicamente luchar en la puerta de la muerte, mirando hacia la Inmortalidad y suspirando, ignorante e incapaz de dar esos pasos finales. No podía poner un pie en las estrellas y regresar con los miembros de mi Clan...." Una ligera sonrisa apareció en la marchita cara del anciano. La sonrisa parecía estar llena de una intensa y horrorosa extrañeza.