Capítulo 113: Un Altar en un Lago

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"Hemos descansado lo suficiente," dijo Meng Hao serenamente. "Levántate, caminarás delante."

Chu Yuyan no dijo nada. Apretó los dientes, se puso dificultosamente de pie. Mientras lo hacía, su ropa se deslizó, revelando más de su cuerpo. Su rostro que hacía un moemento estaba blanco, ahora estaba enrojecido. Mientras tanto, el odio en su corazón hacia Meng Hao se hizo aún más grande que el que sentía Wang Tengfei.

Pero había perdido el acceso a su base de cultivo y, por ahora, era simplemente una tierna mujer. No podía compararse en nada a Meng Hao. Aunque hubiera comenzado como un escolar, la fuerza y la dureza de su cuerpo estaban mucho más allá de los de un cultivador ordinario.

Podía no ser tan fuerte como aquellos cultivadores que se enfocaban en el entrenamiento del cuerpo, pero en términos de recuperación y fuerza, estaba muy lejos de ser ordinario. De otro modo, no habría sido capaz de recobrar la conciencia mucho más rápidamente que Chu Yuyan.

Ella solo podía aguantar y cumplir con su demanda de ir delante, la furia de su corazón se fue profundizando. Meng Hao, por supuesto, estaba al tanto de esto. Caminó detrás de ella, mirando a su grácil figura. Los cortes de su vestido revelaban grandes porciones de la piel de su espalda.

La razón que él tenía para que Chu Yuyan caminara en frente, de todas formas, era porque él todavía sentía el peligro en este lugar. Chu Yuyan actuaría como una veleta; sería capaz de darle aviso por adelantado de cualquier amenaza potencial.

Se movieron hacia delante en una sola fila. Si él quería, Meng Hao cambiaría su rumbo apuntando y dando nuevas instrucciones. Chu Yuyan no tenía más opción que la de apretar la mandíbula y consentir. El odio a Meng Hao iba profundizando en sus huesos. Aún así, únicamente podía obedecer. Pasó bastante tiempo, parecía como si pronto fueran a haber explorado todo lo que podían. Todo era como el muro de un acantilado, sin salidas.

Extrañas rocas cubrían el terreno, así como los esqueletos de varios pájaros y bestias. Era esto algún tipo de trampa mortal?

Meng Hao continuó en silencio. El humor de Chu Yuyan fue decayendo lentamente, hasta que la desesperación asomó en sus ojos.

Siguieron la pared de acantilado, dándose finalmente cuenta de que habían caminado en un gran círculo. Algunas veces, descansaban contra el muro por un tiempo antes de continuar. Un día, alcanzaron un área que parecía contener una inusitada enorme cantidad de huesos. De pronto, alcanzaron a ver un lago.

Las orillas del lago tenían incontables huesos apilados, muchos de los cuales eran humanos. Era imposible de decir cuántos años habían estado allí. El aura de este lugar era espantosa, y parecía estar lleno del hedor de la sangre.

De hecho, este lago era un lago de sangre.

Mientras Chu Yuyan se aproximaba al lago, la anteriormente calmada superficie empezó a ondular. Tan pronto como las pequeñas olas empezaron a expandirse, Meng Hao paró.

El rostro de Chu Yuyan se quedó sin sangre, su cuerpo empezó a temblar. Un intenso sentimiento de peligro la llenaba, como si algo horroroso existiera dentro del lago y la estuviera mirando.

"Camina lentamente hacia atrás," dijo Meng Hao suavemente. Estaba plantado un poco más lejos del lago. "No entres en pánico. Un paso cada vez."

Mordiéndose un labio, Chu Yuyan se movió lentamente hacia atrás varios metros. El lago empezó a agitarse y un sonido penetrante se pudo escuchar viniendo desde dentro. Chu Yuyan se movió hacia atrás tan rápido como le era posible.

En medio de esos chirridos, que llenaban el aire, un altar de color verde oscuro apareció repentinamente desde dentro del lago. Las olas se deslizaban por la superficie del lago de sangre. Aparecieron figuras desde dentro de la sangre. Era difícil de decir si eran masculinas o femeninas, debido a que no tenían piel, únicamente carne ensangrentada. Cargaban el altar de piedra oscura en sus hombros mientras se alzaban en el lago.

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