Capítulo 60: Indispersable Qi de Muerte

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La ciudad capital se fue quedando cada vez más lejos. Pasó un tiempo, durante el que Meng Hao fue apartando el sentimiento de miedo que había estremecido su corazón. Con el ceño fruncido, escaneó su cuerpo. Se había marchitado; mientras que antes parecía algo delgado, ahora estaba algo demacrado.

Ese problema era secundario a lo que realmente alarmaba a Meng Hao. Su cuerpo iba emanando continuamente retazos de niebla negra, como si estuviera ardiendo. Continuaba saliendo de él, sin importar lo mucho que intentara dejarlo fuera. Flotaba arriba en el aire, haciendo posible que cualquier a su alrededor determinara su localización.

"Mi cuerpo paró de marchitarse, pero este extraño Qi negro no para. Está realmente haciéndome permanecer fuera demasiado...." Voló hacia delante lo más rápido posible, intentando encontrar un lugar donde esconderse dentro de las montañas. Después de que la niebla negra terminara de disiparse, podría salir de nuevo.

Dos horas más tarde, se sentó enfadado en las montañas remotas. Después de sellarse a sí mismo en una cueva inmortal se había dado cuenta de que la niebla negra podía pasar a través del material de algunos objetos.

"Maldición, cuanto tiempo permanecerá esta niebla?" Rechinaron sus dientes, no se permitió parar en ningún lado. Si lo hacía la niebla empezaría a reunirse encima de él y sería fácilmente visible. Cualquiera que la viera pensaría definitivamente que había algún tipo de objeto valioso cerca.

Meng Hao, con el ceño fruncido siguió adentrándose en las montañas. Siguió moviéndose tan rápido como le fue posible. Cuando su energía espiritual se acababa, consumía una píldora medicinal. Era la única forma con la que podía prevenir que el Qi negro se juntara. No era fácil de ver cuando se esperaría, aunque todavía flotaba visible arriba en el cielo.

Pasaron siete días. Meng Hao estaba tanto asustado como exhausto, sin tener oportunidad de descansar. La maldita niebla era negra durante el día, después, por la noche, se volvía de un blanco brillante.

Después del séptimo día, podía decir que la cantidad de niebla disipándose desde su cuerpo se había hecho más débil. En su mejor estimación, tardaría aproximadamente un mes en dispersarse completamente.

No se atrevía a estar en las montañas por mucho tiempo, ya que podía atraer la atención de alguien. No estaba seguro de si los discípulos de la Secta Destino Violeta se habían ido o no. Por lo que no tenía más elección que la de seguir en movimiento.

En un día particular, se sentó con las piernas cruzadas en el valioso abanico, planeando a través de un bosque. De pronto, levantó su cabeza, sus ojos parpadearon. Podía ver cuatro formas acelerando en su dirección desde la distancia.

Con el ceño fruncido, paró de volar y bajó al suelo. Golpeó su bolsa privada y una espada voladora apareció. Salió disparada hacia un viejo árbol, cortando un agujero en él en el que entró Meng Hao.

Había intentado ese método antes, encontrándose que la niebla no podía salir del árbol. Sn embargo, después del tiempo de diez respiraciones, el árbol empezaba a marchitarse.

Había hecho esto varias veces en la pasada semana con la intención de esquivar la detección de otros Cultivadores.

Sentado dentro del agujero del árbol, esperó a que las cuatro personas se fueran lejos. Desafortunadamente, en vez de pasar por allí, pararon cerca y empezaron a buscar cuidadosamente. Uno de ellos era un joven con una túnica violeta. Su rostro esta inexpresivo conforme saltaba a lo alto de un árbol, su poder de su base de Cultivo emergía de él. En su mano, mantenía una perla blanca.

El Qi negro que había estado emanando desde Meng Hao fue instantáneamente succionado dentro de la perla blanca, después de lo cual empezó a volverse negra.

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