Capítulo 62: Una ola que todavía no se ha terminado.

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Tan pronto como el Pincho de Lucha Infernal tocó el espacio entre las cejas de Yan Ziguo, un hielo negro se empezó a extender rápidamente, en un parpadeo había cubierto todo su cuerpo. Se empezaron a escuchar sonidos de chasquidos, y los ojos de Yan Ziguo se abrieron aún más. Sus pupilas se redujeron, mientras su cara mostraba una expresión de asombro. Entonces, todo su cuerpo se rompió en pedazos de negra carne congelada, que cayó al suelo.

Originalmente, Meng Hao había querido huir, pero Yan Ziguo había echo que todas sus rutas de escape fueran bloqueadas, por lo cual, Meng Hao había tomado la decisión de golpearle.

Había sido parte del mundo del Cultivo por un tiempo ya, y conocía muy bien la ley de la jungla. No atacar estaba bien, pero cuando llegaba el tiempo de atacar, se debía de hacer sin una pizca de compasión; de otro modo, significaría tu muerte.

Este repentino giro de eventos causó que aparecieran instantáneamente expresiones de asombro y horror en los rostros de los discípulos de la Secta Viento Frío que le rodeaban. Las tres bestias de niebla que habían emergido desde el pergamino decorado de Meng Hao estaban ya casi sobre ellos, aullando salvajemente.

Su apariencia era fiera, y sus rugidos envolvían el área con una poderosa presión. Ellas parecían tres conglomeraciones de niebla negra mientras cargaban directamente hacia los Cultivadores, entonces se estamparon contra ellos.

Una explosión resonó, y una expresión de shock apareció en el rostro del Hermano Liu, el Cultivador del noveno nivel de Condensación Qi. Golpeó sus manos y entonces las ondeó hacia delante; una bandera roja salió volando. Hizo ondear el aire, causando que una masiva conflagración de llamas saliera disparada, alcanzando unos treinta metros en todas direcciones. Las llamas salieron disparadas hacia las bestias de niebla.

Meng Hao ignoró a los otros Monjes Cultivadores, que estaban en completo desorden. Se movió hacia abajo, cargando derecho hacia la mujer con la perla azul agua. Podía decir que esa perla era el objeto mágico que mantenía el hechizo especial.

El rostro de la chica se llenó de pronto de ansiedad, intentó retirarse rápidamente, pero Meng Hao era más rápido que ella; estuvo encima de ella en un instante. Ondeó su mano, la envió rodando, expulsando sangre por su boca. Aterrorizada, soltó la perla, que salió volando también.

La mujer podía ser bella, pero su presencia aquí la convertía en enemiga de Meng Hao. La miró fríamente, entonces levantó su mano con el gesto de una garra. La perla salió disparada hacia él y aterrizó en su mano.

Casi al mismo tiempo que la tocó, un estruendo se pudo escuchar. Las tres bestias de niebla habían sido completamente destruidas al ser envueltas por la conflagración de llamas del Hermano Liu. Siguieron extendiéndose hacia Meng Hao.

"Puedes tener un montón de tesoros," dijo el Hermano Liu con una fea expresión, "pero has matado a miembros de mi Secta Viento Frío. Estás muerto!" Sus compañeros discípulos detrás de él parecían estar en una muy pobre condición. Pero eso era secundario en importancia. Pasaría un mal rato explicando la muerte de Yan Ziguo cuando regresara a la Secta. No debía intentar ocultar su intención de asesinar a Meng Hao.

Meng Hao no dijo nada. Conforme la conflagración de llamas descendió hacia él, su mano izquierda golpeó su bolsa privada y una negra y grande red apareció. Se movió hacia fuera y la red salió disparada hacia el cielo. Pasó a través de la conflagración de llamas, extinguiéndose instantáneamente, entonces se expandió creciendo más y más grande, yendo en línea recta hacia el Hermano Liu.

El rostro del Hermano Liu se retorció. Levantó su mano derecha, la que contenía una hoja de jade que había partido. De pronto, su cuerpo se puso borroso apenas saliendo del camino de la red. Detrás, dos de los otros discípulos fueron atrapados en la red. La red emanaba un intenso calor, que hizo que sus ropas instantáneamente se prendieran. En un momento, sus cuerpos carbonizados empezaron a partirse en piezas.

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