Parte 7

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Mark se despertó deslumbrado por la luz solar que penetraba en su ventana. Antes de abrir los ojos ya notaba la ausencia de Emma bajo sus frías sábanas.
Desde hacía varios días dormían juntos, como era normal entre novios, aunque la mayor parte de la noche se la pasaban hablando: Emma le contaba historias de sus hermanos y de sus batallas, y Mark de sus años en la Cacería Salvaje. Le fascinaba ver cómo le brillaban los ojos a Emma cuando le hablaba de sus aventuras, anhelando poder acompañarlo.
No habían ido más allá de besos, y la mayoría se los daban cuando había gente presente, pero aun así a Mark le gustaba sentirse apreciado por alguien, ver como una persona le cuidaba solo porque le tenía cariño. Todas las noches se tumbaba cerca del pecho de Emma mientras que ella le rodeaba con sus brazos y se dormía con ella acariciándole el pelo, como lo hacía Kieran.
Se incorporó y se cambió el pijama verde de tréboles que Emma le había comprado por una camiseta y unos pantalones negros de chándal, para poder ir directamente a entrenar en cuanto terminara de desayunar .
Antes de bajar hacia la cocina pasó por la habitación de Emma para ver si estaba allí, encontrándosela vacía con la cama ordenada y su pijama tirado en una pelota encima de ésta. Antes de cerrar de nuevo la puerta se percató de la hora que marcaba el despertador. Las 9:00.
Muy pronto para Emma, pensó Mark. Quizás no podía dormir y estaba entrenando.
Bajó a la sala, la cual también estaba vacía inundándolo de repente la preocupación. Jules. Jules debe saber dónde está.
Pero él también estaba ausente en su desordenada habitación, aunque se encontró a Tavvy en medio del cuarto somnoliento.
-Mark, no puedo dormir y Jules no está.- dijo entristecido.- ¿Puedo ir contigo?
-Por supuesto. –respondió Mark sonriendo felizmente mientras cogía a Tavvy en brazos y bajaba a la cocina con la intención de hacerse un sándwich de mantequilla de cacahuete. Allí se encontró a Cristina sola sentada en la mesa comiendo unos cereales.
-Buenos días chicos. –les saludó, dedicándole una sonrisa a Mark cuando lo vio entrar con Tavvy en sus brazos abrazándolo.
-Buenos días Cristina –le devolvió la sonrisa. Se dirigió a la isla de la cocina donde comenzó a prepararse el aperitivo sin soltar a Tavvy. -¿Sabes dónde están Emma y Julián?
-La verdad es que no.- le contestó frunciendo el ceño.
-Es raro. Emma nunca madruga.- Se rió Mark al unísono con Cristina quien también conocía la tendencia de Emma de levantarse a la hora de comer.
-¿Qué tal te va con Emma?
-Bien, no me puedo quejar. ¿Y tú con Diego? –le preguntó con cierta curiosidad Mark cuando, con la mano que tenía libre, terminaba de hacerse el sándwich, finalmente de queso. Esperó una respuesta aunque realmente no estaba seguro si quería tener más información de la que tenía acerca de Cristina y Diego, su novio.
-Bueno, hablamos todas las noches, - dijo mientras volvía la mirada hacia su cuenco.- pero no creo en las relaciones a distancia.
Mark se quedó sin saber bien que decir. Notó como la respiración de Tavvy volvía a ser calmada y su abrazo se relajaba. Se había quedado dormido en sus brazos.
Ella dirigió su oscura mirada hacia él con cierto nerviosismo y tomó una bocanada de aire como si estuviera a punto de hacer detonar una bomba.- No puedo dejar de pensar que si él no hubiese aparecido… quizás tu y yo...
No terminó la frase. Se quedó en silencio con la mirada clavada en él esperando su reacción.
-Me atraes, -contestó Mark- ya te lo dije en su momento. Pero ahora estoy con Emma y no podemos cambiar lo sucedido Cristina.
Quizás si no le hubiese prometido a Kieran su corazón al principio… quizás si no hubiese aparecido Diego… quizás si no los hubiese visto besándose… Pero no podían volver atrás y cambiar los hechos. Ambos habían tomado decisiones que los habían separado y debían acarrear con las consecuencias.
-Mark...
-Voy a llevar de nuevo a Tavvy a la cama, -le interrumpió Mark, sabiendo que la conversación no conduciría a nada bueno.- a ver si descansa un poco más.

Estaba mojado en sudor, aunque realmente a él no le importaba. Apenas llevaba media hora entrenando con el saco de arena cuando la puerta de la sala de entrenamiento se abrió dejando entrar a una alegre Emma vestida con su equipación y todavía cargada con Cortana a la espalda.
Soltó a Cortana y se quedó sentada encima de un montón de colchonetas que se ubicaban cerca de él esperando a que se tomara un descanso, pero inmediatamente cuando la vió sentada dejó lo que estaba haciendo y se acercó a ella con una sonrisa apartándose parte del cabello que se le pegaba en la frente.
-¡Em! – Le dijo acompañado su saludo con un beso, un ligero toque de labios.- ¿dónde has estado? Me he despertado y no sabía nada de ti –sonaba realmente preocupado.
Mark se situó entre las piernas de Emma que seguía sentada, dejándola a una altura superior a él por un palmo. Emma le contó que Julian se presentó en la habitación buscándolo a él, pero que como estaba dormido le había acompañado ella y; omitiendo todo lo relacionado con Jules, le contó como había sido el encuentro con Rose describiéndole con todo detalle el estado del cadáver del brujo. Tras eso Mark frunció el ceño pensativo. A Emma le recordaba tanto a Jules cuando hacia mohines…
Ella le posó las manos a ambos lados del rostro pasando los pulgares por la línea que se le formaba en la frente para que relajara la expresión.
-No se Em, es muy raro que una hada pueda haber hecho eso ¿no crees?
-Sí, pero es la única pista que nos dió la bruja.- apretó los labios en una mueca de cansancio.- Diana ha mandado a Jules a que envié un informe contando lo del hada a la Clave. Supongo que enviarán a alguien.
-Quizás vuelvan a enviar a Diego. –respondió Mark de repente enfadado haciendo que Emma se quedara verdaderamente confusa. Algo había que Mark le ocultaba, aunque no podía culparlo tras las cosas que ella le ocultaba sin que él ni siquiera preguntara por ello.
-Quizás, - asintió - ahora que saben que Diego el perfecto y Cristina están saliendo...
-No me cae bien ese tío – dijo él agachando la cabeza hacia sus pies, como con desprecio.-. Se cree muy perfecto.
-Por algo ese es su apodo – rió Emma. Le puso las manos bajo la barbilla en un intento de que levantara la vista- . ¿Celoso Mark Blackthorn? –rió.
Mark la miró fijamente viendo como ella seguía bromeando. La miraba seriamente con una mirada salvaje que hizo que ella dejará de reírse y se quedara sin habla y sin respiración. Tenía la vista fija en sus labios y como si no fuese consciente de ello, le pasó uno de sus pulgares por encima dibujando su contorno.
-No mientras te tenga a ti, preciosa- y sin más dilación acunando el rostro de Emma con sus manos, posó su boca contra la suya ansiosamente sorprendiéndola, abriéndose paso para que sus lenguas se encontraran. Emma se dejó guiar, en parte por el shock que le había causado el cómo de repente había cambiado la situación.
Él bajo sus manos hasta la zona baja de la espalda levantando ligeramente su camiseta rozándole su suave piel con las yemas. Dirigió sus besos hacia el cuello de Emma dándose un pequeño respiro.
-Mark, no hace falta fingir. No hay nadie cerca. –susurró Emma con cautela sabiendo perfectamente que Mark no la besaría de una manera tan fogosa si hubiese gente observándoles.
-Mejor. – le respondió sin separar los labios de su cuello.

Lord of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora