Parte 36

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---Mañana subo el último antes de ausentarme la semana que viene. Espero que os guste!---

-¡Emma!- gritó Mark mientras se acercaba a ella.

Corrió hasta situarse a su lado y se agachó en cuclillas para quedar casi a su altura, buscando en su mirada algún indicio de que se encontrara herida. Seguía sentada sobre la arena húmeda, con las rodillas cruzadas y los brazos apoyados en el suelo aguantando su peso ya con la respiración más tranquila.

Mark, con una dulzura y delicadeza bastante impropia de él, le retiró unos mechones mojados del rostro acomodándolos con el resto de su húmedo cabello. Coloco una de sus manos en la barbilla me Emma para examinarle el rostro con detenimiento.

-¿Qué ha pasado? - le preguntó con excesiva preocupación. Bajó su mirada y vio como una sombra oscura de un tono morado le empezaba a formar una ancha línea en el cuello - ¡Mírate Emma! ¡Estas herida!

Emma tan solo notaba dolor. Dolor en todas las paredes del interior de su garganta ante el menor movimiento, incluso al tragar saliva. Incluso al respirar. No pudo evitar llevarse por un momento una de sus manos hacia el cuello intentando apaciguar la molestia que sentía, sin ser consciente del verdugón que comenzaba a formarse bajo su piel.

- Estoy bien Mark. - intentó tranquilizarlo Emma - Gracias por venir.

Pensó en preguntarle en ese instante a Mark, si el conocía la razón por la que Julian estaba tan ocupado que no podía dejar lo que estuviese haciendo para acudir a ayudarla, pero no parecía el momento apropiado.

-He venido lo más rápido que he podido - habló Mark quitándose torpemente la chaqueta para ponérsela a Emma sobre los hombros- Pero al parecer he llegado tarde. Lo siento, sabes que no se me da bien la conducción de esos chismes. -dijo con un tono resentido acompañándolo con una mueca de disgusto consigo mismo.- Necesitas iratzes.

Fue una afirmación. Con la estela ya en la mano comenzó ha aplicarle la runa sobre uno de los laterales de su cuello. Rápidamente se apaciguó el dolor que sentía en la garganta, pero sabía que la línea roja que ahora ocupaba su lugar, tardaría al menos varios minutos más en desaparecer completamente.

-Gracias.- Respondió de nuevo Emma agradecida.

Mark la ayudó a incorporarse. Intentó sacudirse parte de la arena que tenia pegada en la ropa y las piernas pero todo fue en vano. Él, se retiró momentáneamente para recoger a Cortana y la mochila, las cuales se encontraban a varios metros de distancia.

Acercándose de nuevo hasta ella, Mark le pasó uno de sus brazos por la cintura a modo de abrazo y juntos caminaron hasta el coche. Una vez dentro, se acurrucó en el asiento del copiloto dentro de la chaqueta de Mark mientras volvían hacia la carretera en dirección al instituto.

Tan pronto como el chico puso rumbo hacía su hogar, ambos se quedaron completamente en silencio, hecho que incomodó a Emma. Pensó por un momento en poner la radio, pero Mark no estaba acostrumbrado a ser él quien condujera el coche por lo que descartó la idea de añadirle otra distracción.

Allí, hundida en su asiento, se quedó observando como Mark movía el volante, viendo como varias arrugas de expresión decoraban su rostro. Algo en su mente lo mantenía absorto en sus pensamientos, haciendo que luciera preocupado. ¿Sería por ella? ¿O quizás por el reencuentro con Kieran?

Kieran. Era indudable que Mark seguía sintiendo algo por el príncipe hada y que estaba dispuesto a renunciar al amor por su familia. Empatizaba tanto con él en ese aspecto, dado que ella renunciaba a Julian por el bien de todos.

Julian. Siempre volvía a sus pensamientos. Él, que estaba tan ocupado que la había dejado desamparada.

Quizás ahora era un buen momento para lanzar la pregunta que había estado deseando formular desde que Mark se apareció frente a ella.

-¿Y Jules?- preguntó Emma finalmente intentando que no se notara su gran interés.

-En el instituto, con Erika- le respondió Mark sin importancia.- ¿Por?

Erika. Siempre Erika. ¿Esa era la razón por la que Julian había decidido colgarle y decirle que estaba "ocupado"? Sintió ganas de gritar, pero contó hasta diez intentando calmarse.

- Se han arremolinado varios demonios Iblis. -comenzó finalmente explicando Emma - Sé que no son muy inteligentes, pero ante la duda he pedido refuerzos. Le he llamado y sin cogerme me ha mandado un mensaje diciendo que estaba ocupado. Por eso te he hablado a ti.

Sentada desde su ángulo, observó una mueca de disgusto en el rostro de Mark que estaba atento a la carretera. Se percató de como sus palabras parecían dejar a Mark en un segundo lugar, como si no le hubiera quedado más remedio que acudir a él.

-Siento no haber sido tu primera opción.- dijo, sin mirarla.

Genial, ahora se sentía culpable. Intentando quitarle importancia al hecho, Emma le explicó con sumo detalle todo lo acontecido desde que había salido del instituto, hasta que se había encontrado con Leviatán, obviamente evitando contar el porqué de su ausencia en el instituto y el malestar que le había provocado su discusión con Jules.

-No lo he matado, simplemente he escapado.- terminó el relato Emma con un tono de resentimiento.

-Creía que era una fábula para aterrorizar a los niños que no querían volver a casa tras un día en la playa. - alegó Mark con cierta incredulidad ya que era lo que la mayoría de cazadores de sombras pensaban.

-Y yo,- dijo Emma- pero es real, lo he visto.

Mark le miró durante unos instantes asintiendo, dejándole claro que de verdad la creía en su relato.

-Emma, podrías haber muerto. - habló Mark con un tono suave a la vez que denotaba preocupación.

-Estoy bien Mark - le repitió con una ligera sonrisa -solo necesito volver al instituto y descansar.

Sacó su móvil de la pequeña mochila, que por suerte no se había mojado, viendo que no había recibido ni una sola llamada de Julian. La pantalla le reflejó su imagen y pudo ver como la ancha línea del cuello se volvía cada vez más tenue, desapareciendo poco a poco. No pudo evitar llevarse de nuevo la mano hacia esta y recorrerla con el dedo índice.

Era verdad, podría haberse ahogado. Y Jules no estaba ahí, estaba con Erika otra vez, como todos los malditos últimos días. En su interior sabía que él había podido sentir su miedo como la otra vez, era parte de su conexión parabatai, pero la había ignorado.

Tenía ganas de gritar de lo furiosa y decepcionada que estaba, pero se mantuvo en silencio durante el trayecto de vuelta al instituto, más largo de lo habitual debido a la falta de experiencia en la conducción de Mark, aunque eso no le importó.

Debían ser más de las doce de la noche cuando aparcó el coche en la entrada del instituto y rápidamente se bajó del asiento sin apenas esperar a Mark.

Al abrirse la puerta una sensación le hizo saber dónde encontrar a Julian.

-¡Jules! -gritó haciendo que su voz resonara por el silencioso instituto. Emitió un sonido gutural de furia mientras avanzaba a zancadas por el pasillo.- ¡Lo voy a matar! -Gritó esta vez hablándose a sí misma.

-Emma espera. -dijo en vano Mark que estaba tras ella siguiéndola.

Se dirigió hacia la sala de entreno abriendo la puerta con bastante fuerza para encontrarse a Julian con Erika en una de las paredes laterales de pie con sus cuerpos pegados. Ninguno de ellos vestía nada en la parte superior, dejándose ver Erika tan solo con un sujetador. Jules la tenía suspendida pegada contra la pared, mientras ella enredaba las manos en los rizos de éste; ambos inmersos en un apasionado beso.

-Jules... -Susurró inconscientemente Emma tratando de detener los varios pasos que ya había dado hacia el interior de la habitación, debido a la fuerza con la que había irrumpido en ésta.

Lord of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora