Parte 24

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-Jules... -susurró con un doloroso nudo en la garganta.

Efectivamente era él, aunque no dirigiera la mirada hacia ella. Se encontraba sentado en el suelo con la espalda contra la pared y las piernas flexionadas, con la cabeza gacha enterrada entre sus brazos mientras daba vueltas a la muñequera hecha con los cristales que Iglesia le traía a Emma.

Preocupada y culpable se acercó hasta su posición y dejó caer su ropa a un lado para arrodillarse frente a él. Le daba igual que fuera Jules el que la viera así vestida únicamente con la ropa interior, no sentía vergüenza con él, pero en cierta manera era incómodo que vistiera así tras salir de la habitación de Mark.

-Jules. - repitió con un tono de voz más seguro y denotando una clara preocupación - ¿Estás bien? - siguió preguntando acercándose de rodillas a los pies  de éste, que seguía sin devolverle la mirada. Aún en la penumbra de la oscuridad se podía intuir la humedad en sus ojos enrojecidos - ¿Te ocurre algo?

Hizo un leve gesto de negación apenas moviendo la cabeza. Ambos guardaron silencio durante unos breves instantes hasta que Julian se vio con fuerzas de hablar.

-Después de verte con Mark esta noche, - hablaba con la voz quebradiza y con la mirada gacha como quien expresa sus sentimientos en voz alta pero sin dirigirse a ella específicamente. - estaba tan molesto que no quería hablar con Erika ni con nadie. Necesitaba ir al estudio, y de hecho me dirigía allí cuando mis pies me han traído aquí para autoconvencerme.

¿Autoconvencerse? ¿De qué? Así que efectivamente la malvada táctica de intentar molestar a Jules había surgido efecto, y sinceramente, analizándolo fríamente se sentía hundida por haber sido tan mezquina al haber recurrido a esa horrible estrategia, sin darle a Jules la oportunidad de explicarse.

-No te entiendo.- le susurró con cautela Emma posando su mano sobre la mano que tenía él descansando sobre su rodilla.

-Cuando descubrí que estabas con Mark, me repetí a mi mismo una y otra vez que lo hacías solo para protegerme, -paró para pensar bien como iba a continuar y poder tragar saliva intentando que su voz siguiese teniendo una leve seguridad al hablar - para protegernos a todos. Sabía que me estaba mintiendo a mi mismo y que seguramente ya has estado con él desde hace semanas; pero necesitaba creer que no era real, que no hacías... nada con él.

Obviamente Jules sabía de primera mano que entre ella y Mark habían surgido besos pero ese "nada" se refería a un contacto más intimo como él que casi había sucedido esa misma noche. Emma sentía la necesidad de explicarle y aclararle la verdad, pero sabía que por el bien de ellos y los de su entorno no debía decir nada y dejar que la mente de Julian se convenciera de su mentira.

-Julian... - susurró con un hilo de voz apenas audible sin ser consciente.

-No, para. - la cortó sabiendo que seguramente si hablaba no podría continuar, aunque ella no se veía capaz de decir nada. -Supongo que hoy habrás escuchado que Mark me ha preguntado porque no le pedía a Erika ser mi pareja, y yo mismo me lo he preguntado. Erika es una chica genial, pero no puedo avanzar con ella porque te sigo queriendo.

"Te sigo queriendo". Sí. El corazón de Emma comenzó a latir de manera más intensa al saber que a pesar de que ella ya se  pensaba olvidada por Julian, este todavía no la había sacado de su mente y continuaba sintiendo por ella.

No pudo evitar sonreír y alegrarse de esas palabras.

"Te sigo queriendo". Casi no podía reprimir su felicidad.

- Y yo también te quiero a ti. -le respondió.

Él esbozó una leve y triste sonrisa en su boca y muy pesadamente clavó sus ojos en ella. Parecía tener la intención de acariciarle pero finalmente se limitó a suspirar.

-No Emma, no de la manera que yo espero. -borró la bonita mueca de sus labios para hablarle con toda la firmeza que pudo.- Ni si quiera tengo claro el que me quieras como amigo. Estoy seguro de que sabías perfectamente que me iba a doler verte de manera tan explícita con Mark, pero aun así lo has hecho. Y tenía que saber que era verdad, que ya no me pertenecías. Tenía que romperme de nuevo el corazón para que sea Erika la que me ayude a sanarlo; porque el día en el que mataron a Theodor recupere la esperanza de volver a probar tus labios en alguna próxima ocasión.

Emma pudo notar como la mirada de Jules estaba fija en sus labios y tuvo que encadenar en su interior la parte que le rogaba con total desespero abalanzarse sobre sus labios. Lo deseaba.

No, no quería a Erika en sus vidas si tenía que ser la condición de que fuera la pareja de Julian. Odiaba esa idea con cada uno de los poros de su piel. Pero ¿acaso no era lo correcto? ¿No era lo que ella pretendía? ¿Qué Julian se desenamorara de ella? Ahora claramente se veía la intención en él de cumplir este hecho, y era entonces cuando Emma fue consciente de que en ningún momento había evaluado como se sentiría si Jules le encontrara sustituta.

Una fina gota se deslizó desde el borde de sus ojos hasta su barbilla y aunque abrió la boca para intentar decir algo desesperadamente que arreglara su relación con él, su voz no quiso cooperar.

-No digas nada por favor, Aprenderé a amar a Erika, de la misma forma que aprenderé a quererte solo como a mi parabatai.- con habilidad se levantó del suelo dejándole la pulsera de brillantes y azules cristales desgastados en su mano. Sin decir nada más se dirigió hacia su habitación y se encerró allí dejándola sola en el pasillo vacío.

Se quedó unos minutos arrodillada en su posición mirando la muñequera asimilando el duro golpe que también rompía de nuevo su corazón.

Tras analizar todos lo hechos de aquella noche deseó que la tierra se la tragase y con toda la entereza, casi nula, que pudo, terminó su trayecto hasta su habitación y se encerró en ésta deseando no salir de allí en un largo tiempo.

Lord of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora