---Antes de que me odieis por el capítulo, solo quiero daros las gracias por leerme, por votar y por los comentarios y mensajes (¡Me encantan!). Me alegra de que sigáis la historia y os guste, ya que eso me hace querer continuar. Simplemente, gracias!!😘😘---
Emma cerró sus manos en un puño para contener y hacer desaparecer el fuego.
Estaban solos: ella junto al cuerpo de Julian. Annabel se había ido, pero no de forma definitiva. Supo que había sido más bien una retirada a tiempo para evitar que se consumiera toda su energía y esto la debilitara. El descampado se vio sumido nuevamente en la total oscuridad, quedando vacío de no ser por ellos, y volviéndose en un silencio solo roto por los sollozos de Emma que amenazaban en convertirse en llanto desconsolado.
Estaba cada vez más débil debido al agotamiento y a la pérdida sangre a través de su fea herida en el muslo, pero se negó a curarse; no cuando no tenía la certeza de que Julian fuera a estar con ella. ¿Qué sentido tenía seguir en este mundo si no tenía consigo a la razón por la que su corazón seguía latiendo? Él se enfadaría si supiera de sus intenciones. No. No podía rendirse sin antes volverlo a intentar una vez más.
Volvió a coger la estela que había soltado a su lado en el césped y comenzó de nuevo a dibujar iraztes de forma repetitiva una encima de otra. La runa parabatai que hacía poco tenía un color plateado estaba prácticamente blanca. Recordó a Julian cuando había sido atacado por Diego con veneno de belladona y como al final la runa funcionó.
“¿Por qué ahora no funcionaba?” Se preguntaba en su cabeza.
“Porque es demasiado tarde para salvarlo”, se respondió dejando caer la estela. Era inútil continuar. Se sentía como viajando en un avión que se precipitaba sin remedio hacia tierra sin posibilidad de corregir el vuelo.
-Julian, no te vayas por favor. –susurró con su voz temblorosa por el llanto y los ojos cristalizados - No puedes dejarme. Me prometiste que nunca me abandonarías. –Cogió el rostro inmóvil de él, que lucía como si estuviera en un sueño profundo como tantas veces lo había visto cuando habían dormido juntos y, sin pensarlo mucho, presionó su boca contra sus fríos labios dándole un último beso. –Te amo Julian Blackthorn y allá donde vayamos, siempre te amaré. – le susurró dándose finalmente por vencida.
Seguía sin reaccionar y cada vez más rígido… cada vez más frío. Tumbó a Jules en la hierba mojada por el rocío de la humedad de la noche y se tendió a su lado, apoyando la cabeza en su brazo para poder mirar unos instantes sus afiladas facciones que lucían como si estuviera descansando. Cerró fuertemente los ojos, aspirando el olor a clavo, jabón y sal tan característico de él; intentando acallar su llanto y sus sollozos mientras apoyaba su mano izquierda en su pecho ausente de latidos. Cuando no regresaran al instituto seguramente este sería el primer lugar al que vendrían a buscarlos, pero la alegró el pensar que lo más probable era que también sería tarde para ella.
…
Un dolor en el pecho le atravesó dejándolo inconsciente. Tan solo le dio tiempo a ver a Emma recostada en la hierba con el miedo reflejado en sus ojos mirándolo fijamente, con el vestido ligeramente subido mostrando la grave herida en el muslo. Ella chilló de dolor, él ni si quera pudo hacerlo antes de que la oscuridad lo atrapara profundamente.
No pareció que hubiese transcurrido ni un solo minuto cuando volvió a sentir un dolor más intenso todavía, como si un rayo electrizante lo estuviera atravesando, quemando el interior de su pecho.
"Emma", susurró Julian en sus pensamientos, debo ayudarla.
Daba igual el dolor desgarrador que sentía en su interior. No podía dejar de recordar la fea herida en la pierna que debía ser curada, sabiendo que debía ser él quien lo hiciera, no podía dejarla herida en aquella situación. Quiso despertarse para levantarse y acudir hasta ella pero no podía abrir los ojos ni mover un solo centímetro de su cuerpo por más que lo intentaba. Una fuerza inmensa se lo impedía y una oscuridad todavía más poderosa y oscura se cernía sobre él.
Pudo notar como unos delgados pero a la vez fuertes brazos sostenían su cuerpo en un semi abrazo y sintió como punzaban ligeramente su antebrazo con una estela, dibujando de forma repetitiva la misma runa: una iratze.
"Emma", volvió a pensar su nombre.
Era ella; estaba intentando sanarle. Cada vez se sentía más y más débil, y la oscuridad ejercía sobre él una tracción que lo sumergía lentamente hacia el fondo de un profundo e interminable lago .
La punzada de la estela pasó de su brazo a su pecho, justo donde se ubicaba su runa parabatai; pero fue consciente de que tampoco estaba funcionando.
"Solo tú puedes curarme", pensó con todas sus fuerzas intentando que las palabras llegaran a la mente de ella.
Notó como le caían unas finas gotas de agua sobre el rostro como si comenzara a llover, pero solo le mojaban el rostro, no notaba agua en ninguna otra parte del cuerpo y entonces fue capaz de oírla. O al menos lo imaginaba en su cabeza. Oía su llanto desolado. Lloraba por él y no podía hacer nada para remediar lo que estaba sucediendo.
Había parado de dibujar iratzes en su pecho. No estaban funcionando. Se daba por vencida. Cada vez se sentía más cansado y con menos fuerzas de aguantar y entonces lo supo: se estaba muriendo.
-Julian no te vayas por favor- la voz de Emma se coló en su interior como un eco en la distancia, como si fuera producto de su imaginación y no un hecho que realmente estaba pasando.
Quizás ya estuviera muerto y esas palabras resonaban en su cabeza porque es lo que le gustaría oír antes de irse; porque si tuviera que elegir una última voz que oír, escogería siempre la de Emma.
-No puedes dejarme. Me prometiste que nunca me abandonarías. – le replicó con dolor y enfado la voz de su parabatai.
"Nunca te abandonaré, Emma, nunca" gritó en su interior.
Notó una ligera presión sobre sus labios, percatándose de que eran otros labios los que se colocaban encima de ellos, los de Emma.
-Te amo Julian Blackthorn y allá donde vayamos, siempre te amaré. – la oyó en susurró antes de soltarlo.
Ahí estaban las palabras que tanto había deseado escuchar en su voz. Las palabras que tanto había reprimido Emma y que al fin liberaba de forma totalmente sincera.
"Te amo Emma" se dijo queriendo llorar el también, notando como él hilo que todavía le mantenía consciente en sus pensamientos se estaba desgastando y amenazaba con desquebrajarse.
Sintió como el cuerpo de ella se tumbaba junto a él para acompañarlo, y como posaba con dulzura y delicadeza una de sus suaves manos sobre su corazón.
Sentía como si el tiempo pasara cada vez mas despacio y el paso de cada segundo como una sensación de vacío que le arrancaba la vida.
"Te amo Emma", repitió siendo éste su último pensamiento mientras los recuerdos de su vida lo abandonaban sobre la suavidad de la hierba.
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Lord of Shadows
FanfictionHistoria alternativa. Tras la muerte de Malcom Fade, la calma en el instituto de Los Angeles apenas dura unos días. Jem al hablar con Emma le descubre que, si entre dos parabatai surge el amor romántico, aumenta el poder de ambos llegando a destruir...