Parte 28

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-Si, ella...- suspiró aburrido cuando de repente dibujó una sonrisa maliciosa en sus labios - Una lástima...

-¿Es qué no le importa que muriera?- gritó Cristina que se había mantenido tímida y callada durante todo el encuentro.

Definitivamente había explotado. Emma supuso que Cristina era la más afectada con la muerte de Sasne, puesto que fue ella la que estuvo junto al hada durante los últimos instantes de su existencia. Obviamente aunque los cazadores fueran huesos duros de roer, a todos les afectaba una muerte de un ser que tan solo mendigaba un poco de seguridad, más aun cuando bien se podría haber evitado.

-No. - respondió el Rey con una sinceridad escalofriante a la vez que dibujaba una malévola sonrisa - Pertenecía a la corte seelie. Ahora que la reina esta escondida me toca hacerme cargo de sus asquerosos súbditos.- realmente sentía lo que sus palabras decían, o así parecía reflejarlo en su rostro - Uno menos.

Otra razón por la que no confiar en las hadas. Ni si quiera la muerte de uno de los suyos parecía causar pena o interés en ninguna de las allí presentes, mientras que entre los cazadores de sombras la caída de cualquier miembro era motivo de lamentación y luto.

-No entiendo como puede tener tan poca sensibilidad- habló Clary incrédula y molesta por aquellas palabras que el Rey expresaba como si la vida de uno de ellos fuera algo insignificante.

Éste, borrando su expresión, se volvió hacia Clary levantándose del trono y avanzando tan solo unos pasos hacia ella. Emma temió que fuera a atacar a su compañera, aunque realmente nadie pensaban que el Rey fuera capaz de exponerse a generar una disputa en la que tendría mucho más que perder que de ganar.

-Por culpa de su reina somos los repudiados del mundo de las sombras. -casi escupió las palabras - Hemos de pagar por su error de aliarse con ese estúpido cazador de sombras hermanito tuyo, Clarissa Fairchaild.

Clary no pudo evitar abrir los ojos en una mezcla de sorpresa y vergüenza. Aquel comentario la cogía completamente por sorpresa.

-Ahora todos somos los culpables y debemos arrodillarnos ante vosotros, - dijo continuando con su explicación. Se detuvo un momento tras el cual le dio la espalda para volver a sentarse en el trono - pero os aseguro que eso no durará mucho.

Los miraba con superioridad, sabiendo que sus palabras los iban a confundir. Se podía ver la maldad reflejada en ambas partes de su rostro, mostrandose su cara mas oscura de manera aterradora con una escalofriante sonrisa. ¿De verdad les estaba amenazando? ¿A ellos? ¿A la Clave?

-¿Qué quiere decir? -preguntaron al unísono Diego y Erika como si lo tuvieran ensayado.

-Pronto lo sabréis, -siguió con diversión - al fin hay alguien capaz de haceros frente a los nefilim. A vosotros y a todos vuestros aliados, tiene un poder tal que podría haceros desaparecer en tan solo un chasquido.

-¿A qué se refiere? - Pregunto Julian, confuso. Comenzaba a alterarse, no cabía duda, el Rey los estaba amenazando y ni siquiera les permitía saber con qué

-Pronto lo descubriréis, cuando este totalmente recuperada. - Sentenció.

-¿Una mujer? - preguntó Emma -¿De qué esta usted hablando?

-Marchaos ya de mi reino,- dijo volteando la mirada hacia un punto inexacto de la sala y haciendo señas de forma desganada con la mano ordenando a sus siervos que los echaran si era necesario - no deseo hablar ni un segundo mas con vosotros.

Justo cuando se giraron, Mark apareció por la entrada sonrojado por su encuentro con Kieran. Miró tanto al Rey como al grupo preguntando en silencio con la mirada, queriendo saber como había ido el encuentro, pero simplemente viendo el ambiente se pudo imaginar que no habían salido bien parados. Fue cuando se detuvo en la mirada de Emma que ella hizo un ligero movimiento de negación con la cabeza confirmándole lo que ya se temía.

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