Parte 45

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Emma se quedó mirando las palmas de sus manos mientras Julian tomaba la ruta de vuelta al instituto. Había creado magia de la nada, magia con la que había podido hacer frente a Annabel. ¿Era todo parte de la maldición parabatai? ¿Sería capaz Jules de hacer lo mismo que ella? ¿Y si no podían controlarlo?

Hay algo oscuro en ellos” había dicho Annabel. Algo oscuro en Julian. No, imposible. Pero su mente no quería parar de darle vueltas a todo lo ocurrido.

Miró de manera furtiva a Jules mientras él conducía en silencio. Por unos instantes esa noche lo había perdido. Tuvo que tragarse las lágrimas recordando la sensación de vacío en su pecho que amenazaba con volver a romperse en mil pedazos.

Se llevó una de sus manos a la boca rozándose los labios con la yema de los dedos recordando el sabor de los besos de Julian. Todavía notaba las caricias que le había proferido sobre las curvas de su cuerpo, sobre la piel denuda de sus muslos. Bajó avergonzada la mirada con una tímida sonrisa en su rostro al pensar en como éste se había deshecho de su ropa interior.

- Espero que comprendas que no estaba bien lo que estábamos haciendo.- rompió ella el silencio con la intención de volver a normalizar la situación con Jules la cual se estaba tornando tensa.

-Tienes razón Emma,- dijo tras un soplido sin apartar la vista de la carretera- nos hemos arriesgado demasiado. Nos podría haber visto alguien, como en la playa.

Era verdad; en la playa habían sido descubiertos por Malcom Fade mientras ellos dormían. Pero no era precisamente lo que trataba de dar a entender con su anterior frase.

-No me refería a que eso no estaba bien. – apuntó - Si no a nosotros en general.

Éste se quedó rígido por un momento y se volvió a mirarla con la tristeza en sus ojos. ¿Estaba preparada para volver a apartar de su lado a Jules? No. De hecho estaba harta de tener que alejarlo siempre cuando lo que quería era sentirlo más cerca, pero había sido ella la que había propiciado el último beso y debía solucionar su imprudencia.

- Siento si he hecho algo que pudiese confundirte Jules, -vio como puso una mueca de molestia al oír como seguía refiriéndose a el como Jules en lugar de Julian. Jules, el pequeño Jules, el que tan solo era su mejor amigo en la infancia - pensaba que te había perdido y… no he podido controlarme.

Sabía que estas palabras provocaban un desagradable efecto en Julian, más incluso que la amarga sensación que se producía en su garganta al pronunciarlas. Él tuvo que mojarse los labios antes de respirar profundamente. Se disponía a hablar, seguramente para intentar rebatir sus palabras, y es algo que ella no debía permitir, tenía que ser tajante aunque esto le doliera en el alma.

-Pero… -comenzó a replicar.

-Jules,-le cortó antes de que él siguiera- las cosas no han cambiado: yo sigo con Mark y tú estás con…

-Erika no es mi novia.- la cortó antes de que ella terminara su frase.

No era su novia. ¡Bien! El corazón de Emma dio un brinco en su pecho ante esta aclaración. Pero su mente volvió a arremeter contra ella. Quizás lo que había entre ellos no era algo serio si no más bien alguien con quien divertirse esporádicamente.

-Pues bueno, la chica con la que te acuestas.- aclaró dejando entrever más de lo que hubiese deseado el desagrado en su voz.

Todavía le causaba cierta repulsión y náuseas recordar la imagen de Julian y Erika juntos besándose y aún más allá imaginárselos retozando desnudos en la cama.

¿Pero que diablos te pasa Emma? ¿Por qué te haces esto tu sola?

-No me he acostado con ella.- habló la voz sincera y seria de Jules, agachando la cabeza tras su confesión.

Un alivio surgió en su pecho. Suspiró profundamente deshaciendo el molesto nudo que se había estado formando en su interior desde que empezó a ver el notable flirteo entre su parabatai y la centurión.

-¿No? -preguntó con cierto entusiasmo y asombro. Había supuesto… había supuesto demasiadas cosas que tan solo habían ocurrido en su imaginación.

Supo que Jules había notado el trasfondo del tono con el que había formulado la pregunta ya que dibujó una pequeña mueca similar a una sonrisa reprimida en sus labios a la vez que se limitaba a negar con la cabeza.

Iba a comentar algo al respecto, pero éste ya había estacionado en él aparcamiento del instituto junto al otro coche; por lo que era de suponer que Mark, Cristina y los centuriones ya estaban de regreso.

...

Cuando ambos entraron en el instituto, les abatió el silencio y el frío ambiente que circulaba por los oscuros pasillos, haciendo que a ambos se les erizara la piel. Julian seguía con el pecho al descubierto sin ninguna prenda que lo cubriese, y esto provocaba un efecto en Emma que no podía evitar mirarlo a cada ciertos segundos.

Él se dirigió al mueble del entrador y depositó allí el cinturón y todas las armas que portaba, mientras que ella colgaba de uno de los percheros la correa con Cortana y tiraba a un lado los zapatos.

No se veía luz ni a nadie por los pasillos. Era tarde, no sabía cuanto rato había transcurrido desde su marcha del instituto pero sin duda era más del que ella había sido consciente; por lo que lo más seguro era que fueran los únicos habitantes del instituto que seguían despiertos.

Emma comenzó silenciosamente el camino hacia el piso donde se encontraban las habitaciones con los pies descalzos sobre el suelo helado. Jules iba tras ella en silencio manteniendo una cierta distancia.

Se quedó momentáneamente parada al llegar al final de las escaleras meditando si sería mejor idea el ir a dormir junto a Mark sintiéndose acompañada en sus oscuras pesadillas o si por el contrario lo que debía hacer era irse a su habitación y tratar de olvidar todo lo acontecido durante la noche.

Se dirigió hacia el pasillo donde se ubicaban las habitaciones de los hermanos Blackthorn, pero no con la intención de ir hasta el cuarto de Mark ya que su cabeza sabía que lo correcto era la segunda opción, pero quiso recorrer al menos unos metros más junto a Jules antes de que a la mañana siguiente las cosas volvieran a ser como los anteriores días.

Pero el camino fue más escaso de los que deseaba y no tardó en llegar hasta la habitación de Mark. Se quedó mirando el brillante pomo en la oscuridad, antes de volverse y encontrarse con los ojos de Jules que la miraban fijamente con los labios entreabiertos.

-Emma, no quiero obviar lo de esta noche. – habló con la voz ronca en un tono bajo. Se acercó hasta quedar sobre ella posando una de sus manos sobre su cuello mientras con el pulgar recorría el perfil de su mandíbula haciendo que ambos confundieran el reflejo de sus ojos en la penumbra - Sabes que te quiero…  -susurró cerca de sus labios - que digo ¡sabes que te amo! Y no sé que es lo que crees que sientes por Mark exactamente pero sé que no se puede comparar a lo que sientes por mi. Niégalo si puedes.

Lord of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora