Parte 12

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-¿Y tienes novio? –Siguió Livvy con una leve risita – Porque Jules está soltero.

Julian empezó a toser abruptamente atragantándose con la comida, haciendo que el resto de la mesa esbozara una sonrisa en el rostro; exceptuando a Cristina que estaba ausente a todas las conversaciones que sucedían a su alrededor, y a Emma que seguía analizando con sumo detalle los gestos de Julian.

-¡Livvy!- le espetó Julian mientras ésta le miraba divertida a modo de disculpa. Volvió a mirar a Erika que también le estaba mirando.- Perdona a mi hermana...

-No,-dijo repentinamente cortándolo - no tengo novio de momento.- volvió a morderse los labios a modo de tic nervioso.

Ambos se quedaron mirándose.

Tras unos segundos en los que todos estaban en silencio mirándolos fue Tiberius quien decidió continuar con una conversación más afín a él, puesto que todo lo que estaba ocurriendo le aburría.

-¿Has leído alguna novela de Sherlock Holmes?-preguntó dirigiéndose a Erika.

-¿De quién? –respondió confusa volviendo el rostro hacia Ty.

El resto de la conversación se perdió en los oídos de Emma que no dejaba de mirar el rostro de Julian, observando cómo éste tenía los ojos puestos en los labios de Erika mientras ambos hablaban, reconcomiéndole los celos de que fueran sus labios los que estuviera deseando Jules.

Sin aguantar ni un minuto más en la habitación viéndolos, se levantó casi tirando al suelo su asiento y dejando su plato a medio comer.

-No tengo hambre, –anunció cuando se puso de pie siendo consciente de que todos se habían quedado en silencio, mirándola extrañados. –me voy.

-Emma, apenas has comido.- le dijo Mark mirando el plato de ella.

-No me encuentro bien. –mintió sin apartar la mirada de la puerta mientras ya iba en dirección hacia ésta.

-Te acompaño. –oyó en apenas un susurro como Mark también se levantaba de la mesa e iba tras ella abandonando la sala.

Ella siguió su camino todavía sin saber muy bien cual quería que fuese su destino, cuando Mark cerró la puerta del comedor dejando el pasillo en silencio.

-Espérame- le gritó desde la distancia, haciendo que ella se parara y volteara para esperarle, notando exageradamente su paciencia.

Mark se acercó despacio hasta ella mirándole fijamente.

-Emma ¿qué pasa? – preguntó levantando las cejas.

Por un momento Emma vaciló en contestarle, pero al final no pudo reprimirse y le respondió con un ligero enfado.

-¿Qué que me pasa? ¿Qué os pasa a todos con Erika? –sin querer volcó parte de los sentimientos que tenía hacia Julian en Mark. - Por favor Mark, casi estabas babeando.

-No estaba babeando – replicó sorprendido.

Una parte de ella quería discutir con él y sacar parte de la rabia que sentía por dentro, pero no era justo que Mark pagara por sus celos incontrolados, cuando él apenas había hecho nada.

Emma se recostó sobre la pared sintiéndose repentinamente cansada llevándose las manos a la nuca.

-No entiendo como os puede caer tan bien a todos y que la adoréis tanto cuando solo lleva aquí unas cuantas horas–dijo pesadamente-. Parece la mujer maravilla o algo así.

Mark se rió como un niño mientras le cogía sus manos y las entrelazaba con las suyas, haciéndola acercarse a él.

-Estás celosa.-afirmó riéndose.

-No estoy celosa. –dijo avergonzada Emma intentando mantenerse sería, pero no pudo contener una sonrisa viendo como Mark lucia tan jovial.- Y tú no deberías juzgarme, Señor "odio a Diego el perfecto."

Ambos se rieron. Era tan agradable estar con Mark, el único que le hacía reírse hasta que le dolía el estómago últimamente o él único con el que podía ser verdaderamente la Emma que era.

Sin esperárselo, él la cogió de los muslos y se la colgó en un hombro cargándola a modo de saco de patatas mientras ella chillaba divertida.

-¡Mark! ¡Me voy a caer!- gritó entre risas. -¿Dónde me llevas? – preguntó dándose cuenta que el avanzaba y empezaba a subir las escaleras.

-Te vienes conmigo al tejado.

...

Uno a uno, todos terminaron su plato y se fueron levantando de la mesa. Tras la repentina marcha de Emma que había dejado preocupado a Jules, Mark salió también unos instantes después, haciendo que éste volviera a sentir la habitual punzada en el pecho cada vez que los veía juntos. Cristina, que no había entablado conversación con nadie en la cena y apenas había levantado la mirada de su plato, no tardó en acabar y marcharse; seguida de Diego, aunque dio la impresión que tomaban caminos separados.

Los niños fueron los siguientes en terminar, saliendo del comedor la última Livvy, ofreciéndose a dormir a Tavvy disimulando el hecho de que quería dejar a Jules y a Erika solos, además de poder escaquearse de ayudar a su hermano en la cocina.

-No tienes por qué ayudarme- le dijo Julian a Erika, mientras ambos terminaban de recoger la mesa.

-No te preocupes, quiero hacerlo -habló sonriente.

Ya en la cocina, Julian estaba dejando los platos apilados junto al fregadero, cuando Erika se sentó en la encimera de mármol de la isla mirándolo pensativo.

-¿Crees que he dicho algo que pudiese molestar a Emma?- dijo con una ligera mueca de tristeza mientras jugaba con sus manos.

Julian apenas se había permitido pensar en Emma desde que ésta salió del comedor, intentando ocupar su mente con Erika. Quizás Emma se había sentido intimidada por el hecho de que Erika quizás fuera mejor cazadora que ella.

Imposible. Nadie es mejor que Emma, pensó Jules.

Pero era de extrañar que sin ningún motivo Emma se fuera tan repentinamente.

-No has dicho nada malo, -dijo en modo pensativo colocándose frente a ella- creo que lo que quería es estar a solas con Mark.

No pudo fingir que este hecho le resultaba desagradable.

-Debes estar contento de que tu parabatai y tu hermano estén juntos.

Lord of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora