Parte 10

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...

-Por fin solos -dijo Diego volviéndose hacia Cristina tras haber dejado la bolsa de viaje con sus pertenencias en un rincón de la habitación de ella.

Todos daban por hecho el que Diego y Cristina iban a dormir juntos; todos excepto Cristina quien no sabía cómo explicarle a Diego que tenía dudas sobre su relación y necesitaba tiempo.

Con una brillante sonrisa se dirigió hacia ella cogiéndola fuertemente de la cintura llenándole el cuello de ligeros besos. Cristina se quedó sorprendida con sus musculosos brazos debido a que se le veía más atlético de lo que ella recordaba.

-Diego espera, tenemos que hablar.- susurró con cautela rígida en su abrazo.

Él, soltándola, se separó abruptamente de ella confuso, con una mueca de disgusto mientras entrecerraba los ojos. Definitivamente le había cogido por sorpresa esta petición.

-Eso nunca es bueno- dijo éste cruzándose de brazos.

¿Estoy haciendo lo correcto?, pensó Cristina. Una pequeña parte de su corazón seguía siendo de Diego, del Diego que ella conocía de tantos años, del mismo Diego que le rompió el corazón en su momento... Un Diego que le parecía muy distinto ahora.

Y seguramente lo más sensato era intentarlo de nuevo con Diego, o al menos eso le decía su cabeza ya que ambos se conocían muy bien. Sin embargo estaba Mark. Ese chico al que apenas conocía, con él que había sentido una gran conexión desde el primer instante y que estaba segura que por su parte había sentido lo mismo.

Mark... Ahora él estaba con Emma, y aunque ella intentaba alegrarse de que su amiga intentara rehacer su vida después del bache con Julian, no podía evitar sentir un malestar cada vez que los veía juntos. En cierto modo la hacía culpable de interponerse entre Mark y ella.

-Necesito que no me interrumpas. –Contestó finalmente Cristina que se sentó en su cama quitándose los zapatos. Se cruzó de rodillas esperando a que Diego se sentara, pero éste seguía de pie mirándola. – La última vez que nos vimos, cuando me pediste que volviera a ser tu novia, apenas lo pensé antes de decirte que sí. Y en estas semanas en las que no has estado, me he dado cuenta de que no quiero una relación así.

-¿No quieres estar conmigo? - se sentó junto a ella y la tomó de las manos acariciando sus palmas suavemente.

Una pequeña parte si quiere... pero otra gran parte no, pensó ella. Tampoco quería ser muy cruel con Diego ya que después de todo él se había comportado bien con ella.

-No quiero estar contigo si hay distancia de por medio.- concluyó.

Obviamente era la excusa de una pequeña parte de sus dudas, la verdadera razón eran sus extraños sentimientos incontrolados hacia Mark; pero si se le sumaba la distancia, la poca seguridad que tenía de sus sentimientos hacia Diego se dispersaba haciendo que dudara de su elección.

-Podrías venirte a Idris.- le propuso Diego.

El corazón de Cristina se aceleró. ¿De verdad le había propuesto que vivieran juntos? Quizás podría ser la solución: si se alejaba de Mark quizás se asentaría su relación con Diego. Pero no estaba preparada para dar un paso tan importante, no cuando solo hacía poco más de dos semanas que habían retomado la relación y después de haberle perdonado lo que ella pensaba que era una traición.

Él la miraba con unos ojos tan anhelosos como los de un niño mirando un chocolate. Realmente podía notar la sensación de sentirse amada y eso la complacía.

-Todavía tengo muy reciente lo de México como para irme a vivir contigo. -sentenció Cristina con todo el tacto que pudo.

Pudo notar en el rostro de él como si esas palabras hubiesen sido un duro golpe.

-Creía que me habías perdonado – bajó el tono de voz tristemente mirando sus manos entrelazadas con las de ella.

-Y te he perdonado, Diego, de verdad que lo he hecho; – le corrigió. Con una de sus manos le acarició la cara perfilándole el rostro recordando cómo era cuando eran más jóvenes sonriendo con dulzura de manera inconsciente. Pero de nuevo la dejó caer y volvió a su rostro serio. -pero no olvido. No puedo.

Diego se levantó de la cama, rascándose el cuello a modo de tic nervioso. Fue hacia la bolsa de viaje, la cogió y caminó en dirección a la puerta abriéndola. Antes de salir de la habitación se giró para mirarla.

-Piénsatelo Cris, no puedo decirte otra cosa. - y con esto cerró la puerta dejándola sola en su cuarto.

Cristina resopló sintiéndose repentinamente mal, y se recostó en su cama para quedarse mirando el techo pensativa.

Si estando con Diego se sentía mal, estando sin él todavía se sentía peor. Quizás había hecho mal en hablar con él, al fin y al cabo.

...

Julian le había enseñado toda la planta baja a Erika, presentándola al resto de sus hermanos y a Kit que no habían estado presentes en su llegada.

Julian podía notar la mirada de Erika examinándolo de arriba abajo cada ciertos minutos haciéndole sentir a la vez halagado e incómodo. No solía conocer a muchas chicas que se fijaran en él, de hecho era de las primeras veces en las que notaba claramente el interés de alguien, en lo que al físico se refiere.

Seguramente en cuanto lo conociera mejor se daría cuenta de las cargas que tenía encima, de lo serio y aburrido que era, y se decantaría por Mark, como lo había hecho Emma.

Emma, pensó su mente, mientras la recordaba durmiendo desnuda en la playa pero esta vez rodeada por los brazos de Mark.

Basta, se gritó a sí mismo. Tenía que sacarla de su mente de una vez, y Erika era una chica indudablemente guapa y atractiva que por el momento parecía verlo. Seguramente estaría mal usarla como distracción, pero era algo que en su interior necesitaba aunque seguramente se iba a quedar en su imaginación.

Ya en la planta superior se dirigió hacia el pasillo donde estaba la habitación de Emma y en el cual se encontraban una infinidad de habitaciones libres.

-Puedes instalarte en la habitación libre que más te guste. Con vistas a la montaña o vistas al mar, como prefieras. – le dijo Jules amablemente con una sonrisa mientras se paraba al principio del pasillo.

-Esta de aquí estará bien. -respondió tímidamente Erika manteniendo la mirada fija en Jules mientras abría la puerta de la habitación más cercana sin apenas mirarla.

- Siento mucho que estén tan sucias y descuidadas, no solemos tener visitas. – se disculpó Julian. Erika se mordió el labio inferior. Jules se quedó mirándole sus rosados y carnosos labios - Esta tarde me pasaré y la limpiaré.- dijo tragando saliva con nerviosismo.

-No te preocupes, - sonrió. - luego puedo bajar a coger algunos productos de limpieza y hacerlo yo misma.

-Como quieras. Entonces te dejo instalarte tranquila.- dijo Julian con la clara intención de dirigirse fuera del pasillo.

-Julian, espera. -gritó Erika en dirección a él. Rápidamente se volteó para volverla a mirar.- Gracias por este rato, ha sido agradable pasarlo contigo- añadió un poco sonrojada volviendo de nuevo a morderse el labio inferior.

Julian no podía apartar la vista de este hecho, se tomó un segundo para respirar y volviendo la vista a sus bonitos ojos le contestó:

-Lo mismo digo.-Y se fue por el pasillo sin poder contener la amplia sonrisa que se le había dibujado en el rostro.

...

Lord of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora