Parte 9

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Era ya casi mediodía cuando Emma se despertó en la cama de Mark con los rayos de sol mojándole el rostro impidiendo que conciliara el sueño. El lado de Mark estaba gélido por lo que supuso que ya llevaba bastante rato despierto, siempre lo estaba. Iba a salir a correr cuando finalmente decidió no hacerlo debido a lo tarde que era. En cambio se levantó, fue a su habitación y rápidamente se puso unos vaqueros cortos y un top negro ajustado combinado con unas bambas negras.

Bajó a toda prisa a la cocina encontrándose que Cristina, Kit y los Blackthorn estaban sentados ya en la mesa comiendo unos espaguetis a la boloñesa que Julian debía haber preparado. El único que faltaba era el tío Arthur que seguía con la excusa de la migraña desde hacía casi una semana.

Antes de que pudiera reaccionar, Julian se levantó precipitadamente de la mesa preparando un plato para Emma.

-Supongo que un poco tarde para comer unos cereales ¿no? –Le dijo Julian sonriéndole. Desde que habían hablado aquella noche su humor había sido bastante cambiante con ella. En estos seis días que habían pasado había momentos en los que le hablaba normal, otras veces volvía a ser el Julian cabreado de la última semana... Pero hoy parecía tener un buen día.

-No es tan tarde... - contestó Emma tomando asiento en la silla de al lado de Mark mientras que Jules le servía el plato.

Cristina estaba con los ojos puestos en su plato, ausente de las conversaciones que se habían formado a su alrededor entre los Blackthorn. Una fina línea decoraba su frente, denotando que algo que le rondaba la cabeza le preocupaba. Y era normal: hoy era el día en que volvía Diego. Éste había llamado a Cristina unos días atrás para contarle que había pedido ser él al que asignaran de nuevo al instituto de Los Angeles y se lo habían aceptado.

Por lo que Emma había hablado con Cristina, sabía que ella no quería llevar una relación a distancia de modo que tenían una conversación pendiente.

...

Uno a uno todos los comensales terminaron su plato y salieron de la cocina dejando rezagada a Emma, que todavía estaba comiendo y Julian que estaba limpiando los platos. Emma no pudo evitar quedarse embobada viendo como él, sin ser consciente de que estaba siendo observado, seguía fregando. Aún y con el delantal de cocina seguía viéndose bello.

-Gracias Jules.- dijo Emma pausadamente. Julian dejo el plato que estaba aclarando dentro del fregadero y levantó la vista para mirarla extrañado mientras ella se ruborizaba.- Ya sabes, por intentar actuar normal.

-No tienes por qué darlas Em... -

Y antes de que Jules pudiera continuar la frase, se oyó la estridente voz de Livvy gritando por el pasillo, aunque estaba segura de que se le podría escuchar desde el recoveco más oculto del instituto.

-¡Portaaaaaal!

Emma se levantó de la mesa dejando su plato en la pica y Julian se quitó el delantal para que acudieran a la zona de las escaleras donde estaba pintado el ángel Raziel en el suelo. El portal ya estaba formado y Cristina frente a él a la espera. También estaban Livvy y Dru expectantes a que Diego apareciera. Después unos segundos la silueta de Diego el perfecto se dibujó y atravesó el portal. Seguía haciendo honor a su mote, pues tenía el aspecto impecable con el cabello perfectamente peinado sin tener ni un sólo pelo fuera de lugar.

Diego avanzó rápidamente hasta Cristina y abrazándola fuertemente se fundieron en un apasionado beso.

Tras él, en el portal, se formó una segunda silueta de lo que parecía ser una delgada mujer. Emma, como el resto de los asistentes al momento, no pudo evitar poner una mueca de confusión. No se suponía que iban a enviar a dos centuriones, en principio solo iba a ser Diego.

Del portal salió una chica joven de blanca tez que aparentaba ser de la misma edad que Emma. Su pelo era de un castaño tan claro que le hacía tener reflejos rubios, acompañando a sus ojos que eran de color miel casi rozando el ámbar haciendo que no pasaran inadvertidos. Los suaves y finos rasgos de su rostro hacían que Emma se sintiera la mujer más repulsiva del mundo. Por no hablar que a pesar de que era delgada tenía unas curvas que no dejaban indiferentes ni a las mujeres.

Emma no pudo evitar mirar su cuerpo sintiéndose repentinamente avergonzada.

Mark apareció por las escaleras bajando con Diana y Emma pudo ver la expresión de asombro cuando vio a la chica que acompañaba a Diego. Viendo este hecho, se volvió a mirar a Julian que miraba con los ojos como platos y parecía que de un momento a otro se le iba a caer la baba.

Los celos ardieron por dentro de Emma.

-Hola a todos. –saludó la chica con una voz melódica- Soy Erika Krawfin, miembro del Escolamantico.

-Creía que ibas a venir sólo Diego. –comentó Emma ignorándola, mirándolo solo a él.

-Vengo con niñera. –Repuso éste separándose de Cristina.- Es un castigo. Al parecer la Clave y el Escolamantico creen que voy a ocultarles información acerca de la nueva investigación.

-Hola, - intervino Diana que ya se había situado frente a ella con Mark detrás.- Erika Kraw...

-Krawfin – terminó la chica con una alegre sonrisa.

Demasiado simpática, la odio; pensó Emma aunque quizás es que tenía una ligera envidia de Erika...

-Soy Diana Wrayburn –aclaró tendiendo el brazo para saludarla.- la instructora del instituto. Disculpa que no te reciba Arthur Blackthorn, tiene un ataque de migraña y necesita descansar.

Era mentira, el tío Arthur estaba recuperado pero todos seguían manteniendo la mentira por no reconocer que había vuelto a sus mundos.

-No importa Diana, encantada de conocerte.- le contestó Erika aceptando el saludo.

-Ellos son Mark, -presentó Diana colocándose a su lado- Livvy y Drusilla, Cristina como te habrás imaginado, Emma y Julian.-concluyó.- Jules, ¿puedes ser tu quien enseñe el instituto a Erika y la acomode en una de las habitaciones?

-Será un placer. – éste sonrió dejando ver sus alineados dientes blancos con un brillo en los ojos que realmente disgustó a Emma.

No aguantaba ni un segundo más viendo esa estampa sin ponerse enferma, tenía que desfogar su ira ya.

-Me voy a entrenar Mark. ¿Te vienes? – no podía guardar su tono borde malhumorado y menos después de ver la estúpida reacción de Jules.

-Claro. –le oyó decir mientras le seguía, casi pisándole los talones.

...

Lord of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora