Narrada por Emma dias antes de dejar de escribir.

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Esa mañana Darla fue a despertarme, para informarme que mamá que ya estaba en camino. Fue tan de mañana que César aún no despertaba cuando me marche a casa, tome una ducha caliente tan relajante que aún la recuerdo erizando mi piel de la perfecta sensación. Aquel día Mamá me ayudó con el cártel de César que fue ubicado frente a mi cama, para que lo viese todas las mañanas. Ese mismo día le pedí a mamá que deseaba ir a casa de César, segura de que ya le habrían dado de alta, pero mamá se negó diciéndome que tenía mucha tarea por hacer, ella no sabía que su hija por César hacia de todo hasta llegar al punto de tener a alguien quien le realice sus trabajos de clases. Consternada por la respuesta negativa de mamá, me quede todo el día en el sofá, esperando una llamada al fijo de casa, pero nunca timbro...
A la mañana siguiente sin permiso de mamá, salí de casa en dirección a la de César, con sentimientos encontrados llegue y al tocar su puerta...

Estaba abierta, seguí el camino hacia su habitación, mientras caminaba notaba que la casa estaba totalmente sola. Pero Al llegar a la puerta de César, se escuchaban murmullos, no se porque, pero ese día me quede escuchando detrás de la puerta, como si una corazonada inmensa me dijese que me quedara ahí.

Recuerdo a ver perdido por segundos la respiración al escuchar decir; que ese hijo que llevaba en su vientre, tendría que ser reconocido por César. Sin pensarlo empuje la puerta donde vi a Martha la mamá de mi mejor amiga Sol y a César sentado en su silla de escritorio.

Ya no se si era humana, pero no sentía mi cuerpo, mi sangre, mi alma. Me quede ahí de pie viendo como ellos dos se burlaron de mí todos estos meses, y ahora entendía todo.

César empezó a gritarme que me marchara que por favor me vaya, pero mi cuerpo se quedo estático sin decir tan solo una palabra, Martha salió corriendo de aquella habitación diciéndome que lo sentía mucho, pero sus palabras no me llegaron, era como si había transformado de una tierna e inocente Emma a una mujer sin sentimientos buenos hacia el mundo.

César se quedó mirándome, mientras veía caer sus rodillas al suelo juntando sus manos y pidiéndome perdón con lágrimas en sus ojos, pero mi cuerpo seguía ahí parado sin tan solo moverse ni un poco, pero mis lágrimas ya llegaban a mi blusa negra.
Por segundos abrazo mis piernas diciéndome que su vida sería un desastre sin mi a su lado, que lo perdone que el alcohol hace cometer errores, que aún no está seguro de que ese hijo sea suyo, tantas fueron las cosas que dijo ese día, que ya no las recuerdo.

¿Quieren saber que hice?

Como toda mujer dolida quería pegarle, gritarle que lo odio, que fue lo peor qué pasó en mi vida, tirar todo al suelo y millón cosas más que ese día pasaron por mi cabeza.
Pero fue todo lo contrario, seque mis lágrimas y no dije tan Solá una palabras, César no era tonto y sabía de mi dolor por todas las veces que pase llorando frente de él y diciéndole todo lo mal que me hacía. Pero me calle está vez y se que la indiferencia mata.
Camine a pasos apresurados queriendo salir de aquella casa. Al llegar a la mía, sabía que no podía aún decirle nada a mamá por su salud, y fue ahí donde lo calle por un gran tiempo.

El me atrapó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora