¿La verdad se acerca?

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Pasan exactamente dos semanas después de lo ocurrido con César ni un saludo como si fuésemos desconocidos, en el transcurso de estas semanas e salido a receso sola, justo ahora me encuentro caminando a las afueras del instituto, e salido una hora antes de que culminen las clases, para entonces no hay alumnos fuera solo un grupo de jóvenes con tatuajes y chichas de cabellos tinturados, es raro que sin ayuda de nadie e llegado a fugarme de clases. Ahora mismo no se que está pasando conmigo extraño a Hugo aquel guapo que se la pasaba llenándome de detalles al terminar de suspirar por aquel joven de ojos verdes, me lanzan una pequeña piedra mi mirada se a dirigido aquel grupo de jóvenes extraños, haciéndome señas con sus manos me invitan a su grupo, con nervios y manos sudadas sedo sin saber que estoy haciendo, al pasar los minutos ya me encuentro riendo, me preguntan si se fumar es ahí cuando me siento mal, para ser exacta no sé ni coger un cigarrillo, sonrió y les respondo sobre mi inexperiencia por el tabaco al terminar de contarles una joven del grupo de cabello rojo estira su mano con un cigarro le hago saber que no deseo pero insiste, absorbo.
De inmediato en pienso a toser muy fuerte siento que me ahogo e absorbido mucha nicotina o que a pasado aquí. El grupo de tatuados ríen como si no pasara nada, esto me está empezando asustar, pero luego vuelvo a la normalidad y recuerdo todos los líos en lo que estoy, esta vez pido una pitada ella mueve su cabellera roja y sonríe estirando su mano nuevamente, ahora sí que siento un gran humo que ingresa en mi boca pero de inmediato sale por la nariz sin saberlo fumar, me a gustado la sensación es como si me sintiera mala ¡pero esta no soy yo! ¿que ocurre?
Al terminar la gran pitada que e pedido de cigarro otra mano ya está frente a mis ojos con un vaso lleno de alcohol lo sé por su gran olor que llega hasta dentro de mi. Nuevamente les digo que no bebo y que debo ir a casa o entrar a clases pero no me hacen caso. Miro hacia el cielo y quiero perder la memoria por unos segundos y entonces un gran sentimiento por Papá ingresa y la cosa se pone peor, arrancho el vaso, ya se encuentra dentro de mi cuerpo y siento caliente. Sin darme cuenta del tiempo me escondo al ver a César a las afueras del instituto como si buscara algo o a alguien, llega un coche rojo se estaciona frente a César el sonríe con coquetería como de costumbre no puedo observar bien de quién es el coche pero no lo avía visto en su casa, César sube de inmediato levanto mi cabeza para ver de más cerca, para sorpresa mía es una mujer, lleva gafas no sabría diferenciar quien es ¡pero le a dado un beso! la sangre que estaba siendo calentada por aquel vaso de licor en estos momentos después de presenciar lo de César solo siento mi piel fría al igual que la frialdad que recorre mis venas, y entonces grito antes de que se marchen aprovechando que lleva los cristales bajos.

-¡Moriste para mi Cesar!- lo más fuerte que he podido gritar.

César gira su cabeza su rostro es como si hubiese visto a un monstruo sus ojos le bailan al ver donde y con quienes me encontraba. No se esperaba que lo viese en estas ¿pero quien es esta mujer?

El me atrapó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora