1. Sin señal

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Desperté aturdida.
Eran las siete de la tarde y y aún seguía cansada, derrotada y medio muerta.
Párpados pesados, agujetas por todo el cuerpo y aseguraría que mi cerebro podría explotar en cualquier momento.
El dolor de cabeza no disminuía desde que me eché a dormir; una compañera del trabajo me había recomendado una pastillas para lo mismo.-Hacía semanas que no descansaba como era debido.- así que tripliqué la cantidad, aún sabiendo que los efectos secundarios podían aparecer.
Dos días habían pasado.

Decidí levantarme y estirar un poco para despertar las extremidades que  seguían dormidas. No quería quedarme más tiempo en la cama, eso me haría dormirme y llegar tarde otra vez. No quería perder ese asqueroso trabajo.

Entré al baño y me duché con agua fría. Me habían cortado el agua caliente unos días atrás. Una putada, pero había dejado de pagar al casero y esas eran las consecuencias que tenía.

Preparé un café bien cargado, eso ayudaría despertarme. Mientras éste se preparaba buscaba el mando de la televisión.
Oh mierda, no recordé que la había vendido por unos pocos de billetes hace unos días para poder mandar dinero a mi familia que vivía en la otra punta del país.

 Ellos vivían en Seattle y desgraciadamente no tenía mucho dinero por lo que decidí mudarme a  Atlanta con lo puesto y con apenas cincuenta dólares en el bolsillo. Encontré un trabajo que pagaban bien, aunque no era el más apropiado para mi, ni para ninguna mujer. Pero no podía hacer otra cosa, necesitaban dinero y no quería que mis padres ni mi hermano se murieran de hambre por lo que trabajaba en ello. A la semana de trabajar en el club, obtuve el suficiente dinero para alquilarme un apartamento y mandar la otra parte a Seattle. Aunque el apartamento no era el mejor, al menos tendría un sitio donde dormir.

La casa era un piso en los suburbios de Atlanta que literalmente se caía a pedazos. Los vecinos no eran más que unos cuantos yonquis y mujeres que ejercían la misma profesión que yo, osea putas, o como me gustaba llamarlo:  señoritas de compañía.

Pensé en llamar a mi familia aunque sea para oír la voz de mi madre o la de mi hermano para preguntarle qué tal le iba en el colegio. Por lo que descolgué el teléfono, me lo puse en la oreja y marqué, pero no había señal.

"APOCALYPTIC BITCH" (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora