70. Pasos

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Serían las seis de la tarde cuando se levantó de la siesta. Con un ligero giro de muñeca se anudó los cordones de los zapatos que anteriormente eran negros, pero por la arena se habían convertido oviláceos. En el interior de la casa no era perceptible ningún ruido, por lo que intuyó que los miembros más cercanos de su familia habían decidido pasar la tarde, otra vez, bajo el insoportable sol que adornaba el cielo de Georgia.

Desde el día de ayer, las horas qué había pasado con Daryl podrían contarse con los dedos de una mano, e incluso, ella apostaba a que sobraban la mitad. Al igual que los demás, quienes habían tenido un comportamiento extraño con ella últimamente. Era desconocida por Alexandra la razón la cual le habían comenzado a tratar de una manera diferente a como solían hacerlo y estaba dispuesta a realizar todo lo que fuera posible por saberlo.

Bajó las escaleras de la casa de dos plantas sí mucho ánimo, lista para repetir la misma tarde aburrida, de nuevo sin su familia. Arrastrando los pies para hacer algo de ruido con el fin de no sentirse tan sola, como si fuera un caminante, llegó a la cocina. Se paró frente a uno de los armarios que contenía dulces, el que más frecuentaba, e hizo el amago de abrirlo, pero una hoja amarillenta pegada a la madera llamó su atención. La tomó entre sus manos y con cara de extrañeza abrió el pequeño papel; en la parte superior de este, con letras en mayúsculas, decía:

¨PASO 1: CARRY ON MY WAYWARD SON¨

Se sorprendió, pues esa era una de sus canciones favoritas. La que siempre se reproducía en el pequeño radiocasete de la torre de vigilancia en la cárcel. La que tarareaba Daryl una y otra vez cuando hacían guardia juntos en ese mismo lugar.

Empezó a pensar; estaba subrayada la palabra ¨son¨, que significaba ¨hijo¨ en su idioma. Así que supuso que tendría que ir a la habitación de Aiden o a la que estaban construyendo para su futura hija.


(...)

-¿Crees qué vendrá?- Dijo el hombre nervioso, pues quería que todos estuvieran preparados en sus puestos para cuando llegase la hora.

-Seguro que sí, tranquilo.- La mujer intentó tranquilizarlo tocándole el hombro.- Sí sigue las pistas y piensa un poco, llegará sin problema.

Ella era la que había escrito todas y cada una de las notas para que la otra chica lo comprendiera la perfección, puesto que si le hubiera dejado a cargo a él, ni siquiera un médico sería capaz de descifrarlas.


(...)

De las maderas que se encontraban en una esquina de la habitación contigua a la de Daryl y Alexandra, las que se unirían y formarían una cuna, estaba la segunda pista. Le había costado casi media hora encontrarla, pues había hecho más hincapié en el cuarto de Aiden que en el de la pequeña que nacería en menos de dos meses y medio.

¨PASO 2: LAS ÚLTIMAS PALABRAS QUE CREARON UNA HISTORIA EN TU MENTE¨

-¿Qué crearon una historia en mi mente?-Susurró y repitió hasta que una idea se le vino a la cabeza.-¡El libro qué me dejó Michonne!-Por lo tanto, sin pensárselo dos veces salió a recorrer las calles para llegar a su destino.

Alexandra se quedó extrañada; Alexandría estaba vacía, a excepción de unas pocas personas que se habían cruzado con ella y no dudaron en comunicar algo por el walkie-talkie, en una especie de idioma secreto que Brown no entendía y no se había preocupado mucho en preguntar. Al igual que cuando pasó por la torre de vigilancia; allí se encontraba Simon, el cual había saludado con la mano a la chica e hizo lo mismo.

Después de diez minutos y de poner patas arriba la estantería del hogar de los Grimes, dió con el tercer post-it.

¨PASO 3: SIN SALIR DE ALEXANDRIA, LUGAR DONDE LOS MUERTOS REINAN¨

-¡Las tumbas! ¡Soy jodidamente buena en esto!


(...)

-¡Vamos, vamos, vamos! Simon acaba de verla pasar por su puesto. Calculo que en unos cuarenta minutos estará aquí.- El sujeto asintió.-Vete relajando que parece que te va a dar una infarto, anda.

-Gracias, Arat.

-No hay de qué.-Ella sonrió y se escapó de su campo de visión para poder continuar preparando las pocas cosas que quedaban.


(...)

A Alexandra parecía entretenerle ese ¨juego¨. Se asemejaba a una niña pequeña corriendo para encontrar lo antes posible la siguiente nota.

Había tenido que ir al lago, al parque, buscar debajo de todas las papeleras de la comunidad y de las estanterías del almacén, entre otras muchas cosas... y por fin dió con la última.

¨ÚLTIMO PASO: LA X MARCA EL LUGAR¨

Sus pies llevaron su cuerpo solo hacia un mapa de la Gran Zona Segura que había diseñado Yeimy para que los habitantes nuevos no se perdieran. En rotulador negro estaba dibujada una X sobre la iglesia de la comunidad.

Emprendió rumbo había allí a paso rápido. Ansiosa por lo que le esperaba, comenzó a entonar una canción aleatoria, pero la mar de pegadiza.

Cuando llegó, empujó la puerta para entrar.

-¿Daryl Dixon en una iglesia?-Dijo con una casi invisible sonrisa burlona en su rostro.

-Estaba esperándote y mientras tanto hablaba con JC.-Hizo referencia a Jesucristo.

-¿Eras tú el de las notas?-Preguntó confusa.

Lo que más sorprendió a Alexandra era que estaba vestido con una ropa diferente, se había echado colonia y su pelo no se pegaba en su cara; osea, que estaba limpio.

-Si, bueno verás...-Se rascó la nuca.-Sé que estos últimos días he estado muy distante contigo, pero quería pensar con claridad esto. Quería que fuera perfecto y diferente...-Ella le observaba con una ceja enarcada, tratando de entender al arquero.-He de confesar que al principio, cuando llegaste a la prisión no me caías muy bien, no eras el prototipo de chica que me gustaba, pero en unos pocos días me enamoraste por completo. No me comprendía a mi mismo, nunca había sentido eso por alguien. Sin embargo, muy pronto lo supe: eras la persona con la que tenía que pasar el resto de mi vida. Vivo por y para protegerte y ahora más por la niña que estamos esperando. Me da igual el pasado, Alexandra. Sabes que yo no soy mucho de esto, pero la situación lo merece...-Daryl se arrodilló mientras sacaba algo de uno de los bolsillos de su pantalón, lo que causó que Alexandra se llevara las manos a la boca sorprendida.- Alexandra Lucille Brown ¿Quieres casarte conmigo?-Las lágrimas empezaron a salir de los ojos de la chica.

-S-si ¡Si, si, si!

-¿Enserio?

-¡Claro que si, bobo!-Todos salieron de sus escondites aplaudiendo a los recién prometidos.

Él se levantó y de inmediato se unieron en un abrazo, terminándolo con un beso, pero la aparición de Arat hizo que Alexandra se separara.

-Oye...

-Sé lo que me vas a decir. No te he engañado con Arat, ella es cómplice de todo esto y por eso hemos estado tanto tiempo juntos, para preparar esto. Ella es quien me convenció para pedirte matrimonio, Alex.

"APOCALYPTIC BITCH" (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora