53. Celda 7A

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Quité la sábana de encima mío. Hacía ya un buen rato que había amanecido, pero la pereza me pudo por unas horas más.

Unos golpecitos en la puerta se hicieron presentes y con un ¨adelante¨ di permiso para que quien estubiera detrás de ella entrase.

-Buenos días, Brown.

-Hola, Joey.-Saludé a la vez que me abrochaba las botas militares.

-Negan me mandó traerle el desayuno.-Y de nuevo, por séptima u octava vez, dejó la bandeja con un plato de comida a rebosar encima de la pequeña mesa.

-¿Se fue?-Me miró sin comprender.-Negan, que si se ha ido.

-Si, hace media hora se puso en marcha para ir a Ale-Hilltop, si Hilltop.-Asentí no muy convencida por su nerviosa respuesta.

Ajusté el enchufe a su toma y tecleando unos botones, empezó a sonar una melodía pegadiza a la par que estresante. Pero me quedé oyéndola y en poco tiempo, en unos minutos, ya me la sabía de memoria; cabe destacar, que no es que tuviera mucha letra. Y la que tenía, se repetía cien veces una y otra vez como si no hubiera un mañana.

Un papel, seguido de una llave, se deslizaron por de bajo de la puerta hasta, por fin, entrar en la habitación. Desdoblé la carta. Una clara caligrafía de mujer adornaba la mitad de ella.

¨Sigue tu pasillo hasta dar con las escaleras. Bájalas hasta llegar a la planta de los cubículos de los salvadores. Pero no las cruces, podrían verte y Negan les tiene dicho que está terminalmente prohibido que tú estés por allí. Cuando llegues a la planta, justo a la derecha verás una puerta de metal y allí están las celdas. Él está en la 7A. Yo estaré distrayendo al vigilante que la cuida, al igual que Sherry lo hará con Dwight. No te prometo poder entretenerle mucho tiempo. En cuanto escuches una canción repetitiva, sal de allí lo más rápido que puedas. Es cuando los salvadores llevan ¨la comida¨ a los presos. Suerte. Ya me contarás... ATTE: IM

Guardé el cuchillo que venía en mi desayuno entre la ropa interior y mi pantalón. Y todos los alimentos que me había traído Joey, los metí en una servilleta y la doblé esmeradamente para después llenar mi bolsillo con ella.

Seguí las indicaciones que me dio Irati; bajé las escaleras lo más rápido y silencioso posible. Con suerte, los salvadores, en ese momento, no estaban rondando por los pasillos. Y justo como me dijo, a mi derecha, se encontraba una vieja puerta de metal, algo oxidada y con chorretones de suciedad.

Me deslicé con facilidad entre el mar de puertas nombradas por un número y una letra, del mismo color y en el mismo estado que la puerta de la entrada.

Paré en seco en cuanto vi, por el rabillo del ojo, un 7 y a su lado una A mayúscula. Respiré profundo, y casi al instante, pude notar un olor nauseabundo entrar por mis fosas nasales. Una mezcla de aromas, en específico: porquería, orina y vómito, hacía que quisiera echar hasta mi primera papilla.

Con un ligero movimiento en el pomo, abrí la puerta, pero tras verle en ese estado hubiera preferido no haber entrado; estaba sentado en una esquina, con la espalda apoyada en la pared, desnudo y mugriento, me atrevería a decir que también herido.

Con su pelo grasiento pegado a la cara , tapándole la mayor parte de la visión, me miró y cuando pudo reconocerme, de inmediato sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero seguía parado, sin apenas pestañear.

Avancé, aún impactada por lo que estaba viendo. Pisé uno de los vómitos que estaba esparcido por el suelo, pero no me importó. Seguí hasta él, no sin antes haber cerrado la puerta cuidadosamente.

-Porqué te tienen así...-Susurré mientras le abrazada fuertemente.

-¿Le conocías?¿Sabías que era él todo el tiempo y no hiciste nada?-Se quejó débilmente con su grave voz.

-¿Qué? No. Digo... Si, le conocía, pero de antes del apocalipsis. Y no, no sabía que era él el que estaba detrás de todo esto.

-¿Ahora eres Negan?

-No, Daryl.-Mientras hablaba, saqué de mi bolsillo la comida que me había guardado previamente.-Yo soy Alexandra y siempre seré de Alexandría.

-Entonces ¿Por qué no te has intentado escapar?

-Daryl, joder ¿Quieres que te ayude a salir o prefieres seguir discutiendo?

-¿Y tú que harás?-Preguntó mirando al frío suelo de yeso.

-Pedazo de idiota. Le conozco. Él ahora confía en mi, puedo ayudar a Rick a idear un plan para derrotarles.-Musité.

Me costaría. No quería ver a Negan muerto, no podría. Aunque bien es cierto, que mató a dos personas muy importantes para la comunidad, y eso no le saldría gratis.

Tomé profundamente aire hasta llenar mis pulmones y dije:

-Tenía algo con él antes de todo esto. Puede decirse que me enamoré, pero ahora no siento nada, te lo prometo. Ahora te quiero a ti. Y él parece que aún me quiere. Es nuestra oportunidad, Daryl.-Me miró a los ojos.

Unos golpecitos al compás comenzaron a sonar.

Era la canción que me dijo Irati y la que había escuchado en mi reproductor minutos atrás.

El arquero se tapó los oídos. Su cara reflejaba molestia e incluso dolor.

Era hora de irme.

-Shhh, escúchame.-Susurré con prisa, mientras tomaba su cara entre mis manos- Haré todo lo posible para que no haya un muerto más, para que tú vivas y los de Alexandría estén bien. Tendré que hacer cosas de las que posiblemente después me arrepienta, pero es por el bien tuyo y el de la comunidad. Te sacaré de aquí dentro de poco, te lo juro. Te amo, Daryl.-Dejé un casto beso en sus labios y abandoné aquella celda apestosa lo más rápido que pude.

"APOCALYPTIC BITCH" (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora