"APOCALYPTIC BITCH" (Daryl Dixon)

42. Abuelos.

Este capítulo me ha quedado algo corto, lo siento. Espero que os guste.
Capítulo dedicado a DixonIsLove y a NievesDixon.
Iré dedicando caps a lo largo de la historia.

-Darleen, tenemos que pedir otra vez dinero a los señores Avner si queremos llegar a fin de mes.-Alexandra observaba desde el pasillo a su padre y a su madre quien se encontraban de nuevo preocupados por la situación económica de la familia.

-Ya nos dijeron que hasta que no les devolviéramos todo el dinero no contáramos con ellos.-Bruce se echó las manos a la cabeza.

-Pues no se como lo vamos a hacer. Dentro de menos de un mes se acerca el cumpleaños de Alexandra y quiero hacerle un regalo decente.-La mujer tranquilizó al hombre con un pequeño apretón en el hombro.

-Cariño, aún hay tiempo. Llamaré a mi madre para que se lleve a los niños por unos días, tenemos la nevera vacía, al menos quiero que ellos coman.

-Está bien.

Alexandra subió corriendo las escaleras hacia su habitación para que sus padres no la pillasen espiándoles. Se tumbó en la cama y se hizo la dormida cuando oyó unos pasos acercarse.

-Tss, Alex.-La llamó su madre desde el cerco de la puerta. Ella levantó su mirada.-Prepárate la mochila, nena.

-¿Por?-Preguntó ella inocente.

-Jared y tú os iréis a casa de la abuela. Nosotros tenemos varias reuniones en el trabajo y no podremos pasar mucho tiempo en casa.

Darleen mentía y Alexandra lo sabía.

-¿Otra vez? Mamá sabes que me puedo poner a trabajar, déjame ayudaros.

-No, Alexandra. Tienes diecisiete años, deberías centrarte en tus estudios. No necesitamos ayuda, cariño. No te preocupes.

-¿Te crees que soy tonta, mamá? ¿Me vas a decir que no necesitáis ayuda? Nos vas a llevar a casa de la abuela porque no hay dinero ni para comprar comida.- Darleen miró a los ojos a su hija y viceversa.

-Solo estudia un año más ¿Si?

-No voy a poder ir a la universidad ¿Para qué quiero entonces terminar bachillerato?

-Haz la maleta. Dentro de una hora estará el abuelo para llevaros a su casa.

-Como no, siempre evadiendo el tema.-Susurró la adolescente para que su madre no la oyese.

Jared había salido hace varias horas con sus amigos a dar una vuelta al barrio con el skate. Sonó el timbre de la puerta de la entrada indicando su llegada.

-¡Ya estoy aquí!- En parte le envidiaba. Ella a su edad, con diez años, no la dejaban ni salir al jardín si no era vigilada por alguien.

(...)

-Papá, mamá, con cualquier cosa avísanos.-Se despidió la madre de Jared y Alexandra con un abrazo.

Iban a ser cuatro horas de viaje bastante largas. La jóven llevaba consigo un libro que le había dejado una de sus amigas, mientras que Jared se entretenía con su cubo de rubik, intentándolo hacer por trigésima cuarta vez.

A mitad de viaje pararon en una estación de servicio, ya que las vejigas de los cuatro se lo pedían a gritos.

-¿Quieres algo de comer?-Preguntó su abuela mientras apoyaba su trasero en la butaca de acero de la barra. Alexandra señaló un pedazo de tarta de chocolate que mostraba una vitrina.

-Un pedazo de tarta, una bolsa de patatas y dos cafés, por favor.

-Abuela, ¿Cuánto tiempo seguiremos así?-Aprovechó la ausencia de su hermano y su abuelo.

-No lo sé, princesa, no lo sé.-Acarició su cabello.-Pero mientras tanto vosotros estaréis con nosotros.

-¿Y papá y mamá?

-Ellos estarán bien.

-Deberíais de ser eternos...

-¿Cómo?

-Vosotros, los abuelos deberíais de serlo. No os vayáis nunca, o al menos no antes que yo...-Alexandra tomó con cuidado la mano arrugada de Jo y la besó suavemente.

-Que cosas dices, querida.-Habló perpleja ante sus palabras.

-Lo digo enserio.

-Todos nos iremos de este mundo alguna vez. Pero es el cuerpo el que muere y no el alma, asique si fallezco seguiré contigo, pero no como tú esperas. No te librarás tan rápido de mi, niña.- Josephine tocó su costado haciendo a la adolescente unas cuantas cosquillas, lo que provocó su risa.

-No me quiero librar de ti nunca.-Dijo antes de abrazarla.

Eso fue lo que recordó Alexandra al darse cuenta de que el anillo que le había dado su abuela en su último aliento un veintisiete de Diciembre seguía en su dedo.

Alguien llamó a la puerta de su casa. Ella bajó a abrir y se encontró a su amiga agitada.

-Alexandra, Stephen encontró a un grupo, creemos que es el tuyo.