18. Ya no es un secreto.

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Narrador omnisciente.

Los rayos de sol dejaban cegada a Alexandra. Mientras que ella construía un ataúd para el cadáver de Axel, las gotas de sudor empapaban su cara. Entre el grupo habían decidido traspasar temporalmente las tumbas, ahora construirían ataúdes de madera con los palés sobrantes para guardar allí los cuerpos de sus seres queridos, y una vez vacíen el patio de caminantes llevarían allí las cajas y las entregarían al lado de las tumbas de Lori y T-Dog entre otros.

- Una mujer trabajadora... así tiene que ser. -Merle va a su lado y se sienta junto a ella.

-Vete a la mierda, Merle. Guardemos las distancias no tenemos tanta confianza.-El rio mientras que con su cuchillo en mano limpiaba rastros de comida, seguramente de ardilla, entre sus dientes.

"Asqueroso" Pensó.

-Oh vamos, sé que quieres, en el fondo lo  deseas. Te gustaría repetir lo del otro día.-Alexandra dejó de juntar tablas de madera con clavos oxidados y le miro a los ojos.

- Mira, para que te hagas una idea... Si fuésemos tú y yo las únicas personas del planeta y tuviésemos que repoblar el mundo, sin dudarlo me atravesaría cerebro con una bala.- La sonrisa de psicópata que tenía en este momento daba miedo, incluso a ella. Los pensamientos de como matarle no cesaban incluso a ella le asombraba tener la mente tan sanguinaria, pero decidió calmarse, pues prefería hacer todo lo pensado con el gobernador.

- Vas a caer, al final lo harás.- Se va alejando y por sus gritos llamó la atención de un par de caminantes, él con el cuchillo del muñón atravesó su podrida cabeza.

-Más te gustaría volver a tocar este cuerpo.- Dijo Alexandra también gritando para que pudiese oirla.

-¿Volver?- Dijo Rick detrás tuya. Ella empalideció y empezó a pensar una respuesta, para no ser descubierta.

-Es una coña que tenemos Merle y yo. Se piensa que porque me toque la mano vamos a tener algo.- Se quitó las gotas de sudor que caían por su cara.

Después de esto necesitaría una buena ducha. Con suerte saldrá agua y no barro como algunas otras veces.

Rick robó un corto beso a la chica, la pilló desprevenida y eso hizo sorprenderse y mirar al mayor de los Grimes con las mejillas sonrojadas.
-¿Y eso?- Cuestionó ella, que seguía sorprendida ante el acto del sheriff.

- Amigos con derechos ¿Recuerdas?- Eso la hizo reír en su interior, puesto a las insistentes muestras de cariño que le daba, pero siempre cuando estaban solos. Nadie podría enterarse de eso.

Ella pensó varias veces en cortar todo esto, pero la pérdida de Lori hizo replantearselo, aunque ella no la conoció sabía lo que era pasar por un mal trago y no era nada agradable. Alexandra sabía que Rick lo que necesitaba era un poco de cariño. Según lo que oyó ella entre las paredes de la prisión no tenían buena relación, Lori le engañó con su mejor amigo y que solo seguían hablandose por la niña que nació el mismo día que ella murió. En definitiva, la joven no sabía lo que sentía, le tenía mucho aprecio, pero con el paso del tiempo sus dudas serían resueltas por la misma experiencia.

Daryl Dixon quién se encontraba por los alrededores del pabellón revisando la zona y controlando que los caminantes no se amontonaran en las rejas, se paró en seco al ver como Rick tenía tomadas las caderas de Alexandra con sus ambas manos y ella al igual pero con su cuello, poco a poco se acercaron hasta que ambos unieron sus labios.
El menor de los Dixon no tenía intención alguna de alterarse hoy, pero ver eso hizo que saliera humo por sus orejas y se escondiera entre las infinitas tablas de madera que había donde se juntaban ambas paredes. Apretaba los puños, tanto que perdieron su color por pocos segundos volviéndose los nudillos completamente blancos. A él mismo le desconcertaba tanto la situación como su comportamiento pues lo que quería creer es que solo eran sus dos mejores amigos besándose, aunque en parte estaba en lo cierto pero se sentía molesto y quizá sea un poco masoquista al querer ver cómo terminaría la situación, pues le dolía no lo podía negar. Cuando terminaron de besarse juntaron sus frentes y se quedaron así durante unos segundos, que para Daryl se hicieron eternos. Rick desapareció de la vista de ambos, tanto de Alexandra como el arquero.
Ella prosiguió con su trabajo. De vez en cuando miraba sus uñas y quitaba la suciedad entre ellas con un clavo. Daryl seguía allí, asimilando la situación que acababa de vivir en pura tensión, estaba molesto ¡ Y tanto que lo estaba! Con genio lanzó una patada los palés en los que encontraba escondido haciendo un gran estruendo.
En ese momento la mujer supo que ya no sería un secreto entre el sheriff y ella, si no que sería compartido con alguien más.

"APOCALYPTIC BITCH" (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora