56. Aquí huele a sexo

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-Rick, creo que tienes algo que me pertenece.-Dijo el hombre del bate entrando a la comunidad de Alexandría. Este balanceaba a Lucille con una sonrisa burlona en su rostro.

-No ha pasado una semana desde la última vez que viniste a por tu parte.-Se defendió el antiguo policía, quien intentaba evadir el tema.

-No vengo por eso...-Negan se puso frente a Rick.-Verás... quiero a Alexandra, sé que está aquí. Y ya de paso, también vengo por Daryl.

-No se de que me hablas. A ellos te les llevaste, aquí no han llegado.

-No me mientas. Ambos se han dado a la fuga, ¿En qué otro sitio podrían estar que no fuera aquí?-El más alto de los dos se acercó al otro, con el ceño un poco más fruncido. Pues el coraje al dejarla ir y no haberla encontrado le invadía por dentro.

Él le prometió dejarla libre, pero no podía. Estaba más que convencido que la encontraría, aunque no fue así. Ahora que había perdido su rastro se sentía incompleto.

-Aquí no han llegado te he dicho.-Rick se enfrentó un poco a él.-Puedes buscarles por toda la comunidad, mirar bajo las alcantarillas incluso. Pero te aseguro que no están en Alexandría.

-¡Habéis oído! ¡Buscarla bajo las piedras si es necesario, pero la quiero de vuelta conmigo antes de salir de aquí!-Gritó imponiendo una orden a los Salvadores.- Daryl es secundario ¡Daos prisa, joder!

Los súbditos del Líder le hicieron caso. Les veía cansados, pero a duras penas empezaron su búsqueda por la zona segura.

Rick reía por dentro. Estaba claro que no iban a encontrar a ninguno de los dos. Esta vez Negan no se saldría con la suya. Él se encontraba en continuo contacto con Alexandra, puesto que tenían que idear un plan, que casi estaba acabado ya.

Mientras tanto, Negan estaba rabioso. Era el último lugar que se le ocurría registrar para dar con ella, pero nada. Ella sabía sus debilidades, y al haber escapado...él sin duda se encontraba en la cuerda floja.

(...)

-¡Jefe!-Le llamó Simon.-No está por ningún lado.-Hemos registrado las casas, la iglesia, el parque y cada rincón de este pueblo, incluso las alcantarillas.-Señaló a uno de los salvadores que se encontraba lleno de aguas fecales y maldiciendo.

Las esperanzas de Negan se esfumaron y sintió como si su corazón se hiciera mil pedazos. En ese instante quería darse una paliza a si mismo por haberla propuesto ese estúpido juego y por pensar que él ganaría.

-Si Alexandra vuelve, dímelo ¿Oíste? Si me entero de que estuvo aquí, juro matar a cada uno de vosotros de la forma más dolorosa posible. Y -Amenazó.

Dicho esto, hizo una seña a su gente para que se subiera a los camiones y seguir su búsqueda, o quizá volver al Santuario para sentirse culpable.

Dwight al pasar por el lado de Grimes chocó su hombro, dejando caer un papelito doblado. Rick lo pisó hasta que los Salvadores abandonaron el lugar.

Cuando las puertas se cerraron y no quedó ni rastro de ellos, se agachó y lo desdobló para leerlo.

¨Hablé con ella. Mañana, cuando se ponga el sol, iré a Hilltop para terminar el plan. Puedes confiar en mi, Rick. Lo quiero muerto, al igual que tú¨

Mientras tanto, en Hilltop...

Narra Alexandra

Nuestras respiraciones eran agitadas. Daryl se levantó y colocó su pantalón, para luego llevarse un cigarrillo a la boca y prenderlo.

-¿No crees que deberíamos hablar?-Pregunté incorporando un poco mi espalda.

-Lo suyo es haberlo hecho antes. Antes de echar el polvo, digo.-Reí.-Alexandra, no quiero saber nada. Tal vez si me lo cuentas estropeará todo esto, y no quiero estar mal. Por lo menos ahora no me importa.-Suspiró-¿No dices siempre que el pasado no merece la pena? ¿Que solo importa el presente y el futuro?-Asentí.- Pues ya está.

Me levanté del sofá-cama que había en la caseta de Jesús, donde Sasha, Enid, Daryl y él dormían. Un pequeño pero cómodo lugar.

Caminé unos pocos metros hasta llegar donde estaba mi arquero.

-¿Dónde está el Daryl que yo conocía? Sin duda, me le han cambiado-Susurré en su oído. Retiré su cabello para dejar su cuello sin ningún obstáculo y poder atarlo libremente.

Un gran moratón lo adornaba ahora.

-¡Hey! ¿No me dejas hacértelos y tú si puedes hacérmelos a mi?-Negó, tiró el cigarro y se acercó peligrosamente a mi. Me eché para atrás con una sonrisa, pero tropecé con el sofá y caí sobre él.

Ahora si que no tendría escapatoria.

Nos unimos en un beso húmedo. Daryl bajó hasta mi cuello, e hizo lo mismo que yo minutos atrás. Sonrió satisfecho y se acercó a la puerta a la par que se ponía su camisa.

-Y no, no me han cambiado. Sigo siendo el mismo hombre apuesto y sexy del que te enamoraste.-Dijo antes de abrir la puerta e irse.

-¡Daryl, que estoy desnuda!-Me tapé rápidamente con la sábana antes de que alguien pudiera verme.-¡Te amo, idiota!- Grité. Y me oyó, puesto que él, en la lejanía, se giró, sonrió y me sacó el dedo del medio, lo que hizo que soltara una gran carcajada.

Una vez ya vestida, me peiné como pude, intentado arreglar mis enredados pelos. Al final, opté por agarrarlos en una coleta.

-Aquí huele raro.-Dijo Enid entrando, seguida de Sasha y Maggie.

-A sexo, eso es a lo que huele.-Comentó esta última. No pude evitar sonrojarme.

-Ah, será por eso que Daryl nos ha dado las buenas tardes...

"APOCALYPTIC BITCH" (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora