ANNA POV
- April, ya te he dicho dónde vivo y pudes venir a visitarme cuando quieras, mi casa es tu casa, aunque nunca la hayas visto - le repetí por enésima vez. Llevaba cerca de quince minutos despidiéndome de ella.
- Pero Anna ahora voy a estar tan sola aquí; tu cama vacía, las paredes desnudas... - siempre tan dramática, pensé. No es que yo no lo fuera pero ella era una total drama queen - ay, ¿y qué pasa si mi nueva compañera no me deja ver Crónicas Vampíricas? ¿Y si es una de esas locas maníacas de las pelis y me asesina? O peor, ¿y si viste mal? - no pude evitar reír ante eso último. April era mi mejor amiga, podría decir que lo fuimos desde el primer momento en que me vió entrando por la puerta del internado. Sí, aquellas malditas habían conseguido enviarme lejos por culpa de aquella fiesta pero yo tampoco lo evité, ni siquiera me defendí, asumí la culpa como una cobarde con tal de huir de allí. Sentía tanta impotencia años después. Pero yo había cambiado y volvía para dar guerra.
- April, ¡cálmate! Primero, si tu nueva compañera no te deja ver la serie sólo enséñale a Damon como hiciste conmigo. Segundo, no creo que exista ninguna persona más loca y maníaca que tú. Y por último, si viste mal puedes hacer con ella lo mismo que hiciste conmigo: un milagro - y eso era totalmente cierto. Llegué al internado con gafas, aparatos, una maraña de pelo, cuatro trapos y ni una gota de maquillaje. Ahora volvía con unos grandes ojos esmeraldas enmarcados por unas pobladas, oscuras y largas pestañas sin gafas gracias a las maravillosas lentes de contacto, mis dientes estaban perfectos, había conseguido una larga y suave melena rubia ondulada y me había vuelto una amante de la ropa y el maquillaje. Me arreglaba de manera sutil, sin exagerar, cosa que me gustaba porque me hacía sentir bien sin ser otra persona.
- Esa ha sido una de mis mayores obras maestras - dijo con orgullo limpiándose una lágrima imaginaria - te voy a echar tantísimo de menos rubia... Escríbeme mucho y que sepas que te tomaré la palabra de vez en cuando y te haré alguna visita - tenía los ojos llenos de lágrimas. Oh no.
- Ay, por favor no llores... agh, odio las despedidas - y nos dimos un abrazo mientras nos caían las lágrimas. Iba a echar tanto de menos a aquella chica. Era una gran amiga, literalmente. Medía casi un metro ochenta, su piel era incluso más pálida que la mía y sus ojos eran de un verde oliva que conjuntaba perfectamente con su larga cabellera pelirroja. Siempre me hacía sentir protegida con su altura aunque era demasiado buena persona como para pelearse con alguien. La que había desarrollado un carácter bastante fuerte había sido yo. Lejos de aquella chica tímida, introvertida, y reservada que solía ser, me había convertido en una chica fuerte, con un gran instinto de protección, muy desconfiada aunque curiosamente me había vuelto bastante sociable. Unos toques en la puerta nos hicieron separarnos y limpiarnos las lágrimas.
- Anna, ten cuidado, el rímel. Recuerda lo que te he dicho miles de veces, vas a volver ahí a comértelos a todos, se les ha acabado el juego. Dios mío, ojalá pudiera estar ahí para verles las caras cuando te reconozcan. Estás genial. Ah, y quiero que me pases por whatsapp lo que te pondrás el primer día, piensa que tienes que causar impresión - no me libraría de sus vistos buenos ni aún estando a kilómetros...
- Tranquila, te honraré y llevaré una etiqueta enorme en la espalda que ponga "Made in April", serás mundialmente conocida - dije rodando los ojos. Me había contagiado la exageración, yo no era así antes, de verdad...
- Así me gusta. Pronto me tendrás por ahí. Aunque no te lo suela decir, te quiero, ¿vale? - oh, eso sí que era algo nuevo.
- Aunque no te lo suela decir, yo también - y nos pusimos a reír. La iba a necesitar allí donde iba. Cogí todas mis cosas y me dirigí a la puerta. Mis padres y mi hermano me esperaban ansiosos.
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Better than revenge
Teen Fiction"- Jake, es que es muy difícil esconder mis sentimientos... - dije con voz pastelosa acercándome aún más a él. Noté por el rabillo del ojo que todos nos miraban. Cuando estaba a pocos centímetros de su boca paré en seco y cambié la cara y el tono...