JAKE POV
No podía creer que él estuviera aquí... ¡y con ella! La sangre me hervía por dentro. Hacía diez años que no lo veía, desde que cumplió los dieciocho, pero aún tenía la misma cara de imbécil.
- ¿Se puede saber qué pasa aquí? - preguntó Anna confundida.
- Me voy antes de asesinarlo - empecé a salir por la puerta. Escuché su risa irónica. Jake, cálmate, no dejes que te afecte. Tienes una imagen que mantener, no lo tires todo por la borda y mucho menos en medio de la recepción de las oficinas de un periódico.
- Jake, espera - la rubita intentó detenerme pero no me paré. ¿Cómo había podido volver? Me fui a mi casa conduciendo como un loco. Llegué en dos horas y media, todo un récord. Subí a mi piso y una vez dentro, le metí un puñetazo a la pared y la atravesé. Mierda, tendré que pedir que la arreglen. Miles de pensamientos empezaron a recorrer mi mente. Necesitaba pensar y calmarme, eso sobretodo. Llamé al míster para decirle que tenía problemas familiares y que hasta el partido de cuatro días después, no podría ir a entrenar ni a jugar. Cogí una maleta y metí lo básico: me iba a la casa nueva que les había comprado a mis padres, necesitaba verlos y hablar con ellos. Hice un par de llamadas más para avisar que volvía al pueblo y reservé un billete de avión.
Abrí la puerta de mi casa a punto de irme y me encontré a la rubita respirando con dificultad.
- ¿Rubia? ¿Qué haces aquí? - pregunté confundido.
- Es que - respiro - cuando te has ido - respiro - he ido corriendo - respiro - a buscarte - respiro - pero ya te habías ido - resipro - y he cogido un taxi - respiro - y aquí estoy - más respiros.
- Eh, tranquila, que te vas a ahogar - dejé todas mis cosas en el suelo, la cogí en brazos y la senté en el sofá.
- Tu manía de llevarme como a una niña pequeña no cambia, eh - sonrió e inevitablemente lo hice yo también. Entonces se dió cuenta de las maletas en la puerta - ¿te vas?
- Sí, es lo mejor, además, hace mucho que no veo a mi familia ni a mis amigos..
- Nuestros amigos - me corrigió.
- Bueno, necesito irme...
- ¿Qué ha pasado antes? - su vena periodística y preguntona salió a la luz.
- Es una larga historia...
- Pues hasta que no me la cuentes no te vas a ir - era muy terca.
- Vale - me resigné - todo empezó diez años atrás. Yo tenía doce, iba a mi colegio de toda la vida, con mis amigos de toda la vida. Era verano e iba a seguir el instituto en mi ciudad, entonces mi hermano cumplió los dieciocho, justo una semana después de que fuera mi cumpleaños.
- ¿Tienes un hermano? - me interrumpió.
- ¿Me dejas acabar? - asintió - Bien, lo que iba diciendo. Mi hermano siempre fue un capullo, hacía llorar a mi madre, se peleaba con mi padre y a mi siempre me pegaba, pero no como la típica pelea de hermanos, me llenaba el cuerpo de morados e incluso una vez me rompió un par de costillas - la rubita puso cara de asombro y después de sufrimiento - El día de su cumpleaños se formó la bronca más grande del siglo, lo recuerdo perfectamente. No voy a darte ningún detalle, simplemente te diré que mi hermano se fue de casa y no volvió. Eso destrozó a mi madre que justamente ese día iba a darnos la noticia de que estaba embarazada.
- ¿Emily?
- Sí... Todos nuestros planes cambiaron y nos mudamos y empecé la secundaria en un sitio nuevo. Y más o menos a partir de ahí ya sabes.
- ¿Por qué nunca me lo contaste? - me preguntó un poco... ¿dolida?
- Porque nadie habla nunca de ello, simplemente hacemos como si nunca hubiera pasado, como si él nunca hubiera existido. Al principio, mis padres intentaron ponerse en contacto con él, pero mi hermano les ignoraba o los amenazaba. Este tema simplemente es intocable, hasta ahora claro...
- Entonces, Adam es...
- Sí, Adam Reeds, mi hermano - aunque yo no lo sentía como tal.
- Jake yo...
- Tranquila, no necesito que me des explicaciones y menos ahora que voy a perder el vuelo como tarde mucho en irme - dije sonriendo - vente conmigo, seguro que quieres verlos a todos.
- Claro, pero no puedo Jake, acabo de empezar a trabajar y estamos a mitad de semana...
- Tienes razón... Prométeme que cuando vuelva quedaremos para hablar y que me cuentes qué hacías con Adam...
- Tranquilo, en cuanto vuelvas te estaré esperando. Salúdalos a todos de mi parte - me sonrió y se levantó del sofá. Bajamos abajo del todo y paré dos taxis, uno para ella y otro para mi. Le abrí la puerta del suyo.
- No me eches mucho de menos - le mandé un beso (*multimedia*) para enfadarla y ella rodó los ojos sonriendo.
- No te preocupes, no lo haré - y puso cara de orgullo.
- Sí, ya, claro...
- ¡Oye! - me asesinó con la mirada.
- Va, deja de alargar esto, tengo que irme - bufó - muchas gracias por haber venido rubita, no me fallas nunca - se sonrojó. Sonreí al recordar los viejos tiempos.
- Siempre voy a estar ahí Jake - una sonrisa amplia se extendió por su cara. Era demasiado para mi, no la merecía.
Se metió en el taxi y le piqué en la ventana. Los taxistas iban a matarnos. Ella, tímidamente, bajó la ventanilla. Antes de que viera mis intenciones le di un beso y me fui. Con el rabillo del ojó noté como se había quedado estática mientras el coche arrancaba.
Subí a mi taxi y le di las indicaciones al conductor.
- Enamorado, ¿eh? - dijo el taxista.
- Desde hace mucho - sonreí.
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Better than revenge
Teen Fiction"- Jake, es que es muy difícil esconder mis sentimientos... - dije con voz pastelosa acercándome aún más a él. Noté por el rabillo del ojo que todos nos miraban. Cuando estaba a pocos centímetros de su boca paré en seco y cambié la cara y el tono...