JAKE POV
Las semanas iban transcurriendo y estar con la rubita era lo mejor que me había podido pasar. Llevábamos juntos alrededor de un mes, mi récord. Nunca me había sentido tan raro. Pasábamos bastante tiempo juntos pero también quedábamos con nuestros amigos, no me agobiaba y eso lo adoraba de ella. El tiempo que compartíamos se pasaba volando, al ser antes amigos nos teníamos confianza y estábamos todo el rato bromeando. Lo más extraño de todo es que no quería estar con ninguna otra, no me lo planteaba, ni siquiera era consciente de que existiera alguna otra. Mmm enamoradooooooooooo, cállate, no digas gilipolleces.
Era un domingo de principios de febrero, la rubia y yo estábamos tumbados en mi cama haciendo zapping mientras hablábamos de planes para San Valentín.
- Vamos rubia, déjame preparar algo bonito - le supliqué por enésima vez.
- Odio las sorpresas Jake, no hagas nada por favor - era una discusión de súplicas.
- ¡Pero esta seguro que sí! Además, como no me dejes hacértela, la guardaré para otro momento. ¡Algún día! - grité dramáticamente. La rubita era una mala influencia.
- Ay no te pongas pesado - bufó. Empecé a darle pequeños besos sin parar, iba a estar molestándola tanto rato como hiciera falta. Pero no vi venir su siguiente movimiento. Me agarró la cabeza con fuerza para que no pudiera separarme y así alargar el beso. No pude resistirme (ni siquiera se me pasó por la cabeza) y profundicé el beso. Nuestras lenguas empezaron una lucha por controlar la situación. Escalofríos recorrían mi columna vertebral. En un rápido y hábil movimiento me coloqué encima sin romper el beso, aunque me apoyaba en mis brazos para que ella no tuviera que soportar todo mi peso. Torpemente, la rubita me sacó la camiseta. Empecé a darle besos por el cuello y seguí bajando. Cuando iba a desabrocharle el sujetador me paró.
- Ja-Jake, para - susurró ella tartamudeando. Levanté la cabeza y la miré confundido.
- ¿Qué pasa? - le pregunté.
- Yo...
- Rubia, ¿estás bien? - le pregunté al ver que se había sonrojado y se le habían puesto llorosos los ojos.
- Jake, yo nunca... - dejó la frase incompleta pero yo sabía muy bien como acababa. Primero la miré incrédulo pero después, le di un beso en la frente.
- Tranquila, no pasa nada. Entiendo que no quieras - dije comprensivo, algo raro en mi.
- No es que no quiera, es que me da miedo... no estoy cómoda - dijo ella con sinceridad. Eso me gustaba.
- No te preocupes, de verdad. Tenemos toda la vida por delante para hacerlo, no hay prisa - y le di un beso en la mejilla. Al ver que seguía incómoda por la situación me puse a hacer el imbécil con la almohada (*multimedia*) y al menos logré que se riera. Volví a ponerme la camiseta y nos tumbamos a ver una película que daban. Se quedó dormida al rato y decidí bajar a la cocina a por algo de comer para cuando despertara. Entonces, mis padres y mi hermana llegaron de visitar a unos amigos de los primeros.
- Oh, hola Jake, no sabía que estarías en casa - dijo mi madre sorprendida.
- Ah sí, estoy arriba con Anna viendo una película. Se ha quedado dormida y tenía hambre - contesté encogiéndome de hombros.
- ¿Piensas presentárnosla formalmente algún día? - preguntó mi madre.
- Mamá, ya la conoces - respondí evitándola.
- Sabes a qué me refiero - insistió.
- Ay mamá, no me agobies - y me fui a la habitación. Cerré la puerta y escuché a la rubita bostezar.
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Better than revenge
Teen Fiction"- Jake, es que es muy difícil esconder mis sentimientos... - dije con voz pastelosa acercándome aún más a él. Noté por el rabillo del ojo que todos nos miraban. Cuando estaba a pocos centímetros de su boca paré en seco y cambié la cara y el tono...