Capítulo 29: getting ready

5.7K 234 9
                                    

ANNA POV

Esa vez al menos habíamos empezado por la gran tienda y no me habían arrastrado por cuarenta durante mil horas (¿exagerada? ¿yo? ¿cuándo?), pero el problema era que, al acercarse las graduaciones de la gente, habían hecho pedidos enormes de vestidos de todos los tipos, colores, telas, marcas... Tenía esa horrible sensación de que jamás lograría salir de allí con vida.  

- Madre mía, esto es el paraíso - dijo Claire. Le brillaban tanto los ojos que parecían estrellas (*-*). Sharon estaba igual. La única cuerda de las tres que quedaba era yo. 

Estuvimos más de una hora buscando vestidos y zapatos en aquella enorme tienda. Empecé a agobiarme mucho pero ellas no me dejaron parar de buscar. Nos metimos a los probadores más de diez veces y nunca nos convencía nada. 

- No puedo creer que mi tienda favorita vaya a fallarnos en un momento como este... - susurró apenada Sharon.

- Lo mismo digo... - apoyó Claire. De pronto, una dependienta salió de quién sabe donde haciéndonos saltar a todas del susto. 

- ¿Fallaros? ¿Esta tienda? Oh pequeñas, debería ofenderme de que dudéis de este templo de la moda... 

- Perdone, pero ¿usted de dónde ha salido? - me atreví a preguntar.

- No, no, no, esa no es la pregunta correcta querida. Pero no importa que no la sepas formular, sé exactamente lo que necesitáis - nos arrastró LITERALMENTE hasta una parte apartada de la tienda. Ahí había una puerta que no había visto antes - pasad mis niñas - no me fiaba nada de aquella mujer. ¿Y si quería vender nuestros órganos? ¿O prostituirnos? Pero Claire y Sharon ni se lo pensaron. Entré detrás, no iba a dejarlas solas. Estaba totalmente equivocada. Ahí dentro había un almacén con una selección de vestidos increíbles. 

- ¿Por qué no los tienen ahí fuera con todos los demás? - pregunté. 

- Tienes que aprender a no preguntar tanto pequeña, pero si insistes... Son de nueva colección. En teoría no podemos sacarlos fuera hasta que acabe la estampida de niñas locas por la graduación... Pero me parece una tontería, así se venden mejor - estaba loca.

- Ay muchísimas gracias, son perfectos - Claire y Sharon ya estaban como locas buscando el vestido perfecto. Yo era más desconfiada y tardé en echar un vistazo pero al final me dejé llevar. 

Salimos de la tienda felices con nuestras adquisiciones y decidimos ir a Starbucks a tomar algo. Hacía calor por lo que me pedí un frappuccino de crema de chocolate blanco... mi perdición. Entre risas, mucho más relajadas, comentamos los planes que teníamos para después de la graduación. 

- Quiero entrar a medicina, espero no morir en el intento... necesito una nota altísima para que me acepten - dijo Sharon. 

- Yo quiero estudiar psicología y me pasa igual que a Sharon... - Claire estaba apenada.

- Estamos en las mismas todas me parece a mi, yo quiero hacer periodismo - nos miramos con lástima y empezamos a reír.

- Venga va, no nos pongamos así cuando no hemos hecho aún los exámenes - animó Sharon.

- Es verdad, ahora a disfrutar de la última semana de instituto. Luego en la graduación nos darán el diploma y después...¡al baile! - motivadas y emocionadas, nos levantamos y decidimos irnos a casa. 

La semana pasó sin ningún contratiempo, algo raro. Angie me miraba desde la distancia sonriendo. No me gustaba nada esa cara de malvada que ponía. Anna, no la pone, es la que tiene, me recordó mi mente. Cierto.

Me desperté el viernes nerviosa. Tenía un presentimiento raro pero no le di mucha importancia atribuyéndolo a la graduación. Iba a ser raro no ver todos los días a mis amigos. Y ya no iba a tener más a Jake sentado al lado. Si alguien me hubiera dicho al principio de curso que iba a estar triste por eso me reiría en su cara. 

En el colegio nos habían dado el día de fiesta para que pudiéramos tomarnos con calma el tema de la graduación y sobretodo para que las chicas tuviéramos tiempo de arreglarnos. Por la mañana, fui a pintarme las uñas a conjunto con el vestido. Nunca hacía esas cosas pero hasta dentro de cuatro años más no iba a poder volver a hacerlo. 

Hablé con la mujer que me estaba haciendo la manicura animadamente sobre el instituto, la universidad y el futuro en sí. 

Llegué a mi casa a la hora de comer con mis uñas perfectas. Me sentía rara, tenía la sensación de que no iba a poder coger nada. Comí tranquilamente, aún quedaba mucho tiempo ya que tenía que estar en el colegio a las seis y media. Después de comer, decidí dormir un rato para aguantar toda la noche despierta en el baile.

- Anna creo que deberías levantarte ya si quieres que te dé tiempo a arreglarte - me dijo mi madre rato después. Miré el reloj: las cuatro y media...¡LAS CUATRO Y MEDIA! Me desperté de golpe y me metí a duchar. Una vez limpia, me puse una toalla en el pelo a modo de "turbán" y comencé a maquillarme: base, corrector, sombra rosa, eyeliner, rímmel, bronceador, colorete, polvos mate, pintalabios rosa bebé...

Cuando acabé con la cara me puse con el pelo. Lo desenredé, le puse protector para el calor y lo sequé. Cogí las tenacillas y me hice tirabuzones por todo el pelo. Después trencé un par de mechones que después aseguré en la parte de atrás de mi pelo con horquillas. Dejé caer unos cuantos rizos de mi flequillo para que no estuviera tan repeinado y diera un aspecto más casual. Satisfecha con el resultado volví a mi habitación. Eran las seis, en cuarto de hora tenía que salir de casa si quería llegar a tiempo. Me puse el vestido y los tacones deprisa y corriendo pero teniendo cuidado de no estropear nada (*multimedia*), no tendría tiempo para comprar otra cosa o apra arreglarlo. Finalicé con éxito mi puesta a punto y bajé las escaleras. Mis padres al verme sonrieron con orgullo y mi hermano empezó a reírse de mi, como siempre. 

Fuimos al colegio donde nos encontramos con todos los demás y sus familiares. Los padres de Jake y los míos inmediatamente empezaron a hablar. Él y yo nos miramos con preocupación. Nos dirigimos a la sala de actos donde se llevaría a cabo la ceremonia de la graduación.

Después de algunos discursos, diplomas, certificados, lágrimas y mucha vergüenza, tiramos todos nuestros birretes hacia arriba y oficialmente nos convertimos en preuniversitarios. Fuimos a cenar todo el grupo con nuestros familiares a un restaurante cercano para que luego nosotros pudiéramos volver al baile sin que los pies nos mataran (a las chicas). Los padres de Jake y los míos se habían hecho inseparables. 

Cenamos con calma pues el baile empezaba a las once. Contamos anécdotas del curso, planes de futuro, y todos se rieron con el hecho de que al final hubiéramos acabado todos emparejados. 

A las once menos cuarto nos despedimos de nuestros padres, hermanos, etc, y nos pusimos en camino. Llegamos un poco pronto pero ya había bastante gente haciendo cola. La noche no había hecho más que empezar.

Better than revengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora