ANNA POV
Estábamos a principios de abril y algo raro estaba pasando. Llevaba cerca de una semana y algo sin quedar con Jake ni con mis amigos. Estaban como ausentes. Siempre que les proponía hacer alguna cosa me daban evasivas o ni siquiera contestaban. Esa última semana lo había pasado muy mal pensando que estaban enfadados conmigo. Repasé mil y una veces en mi cabeza si había hecho algo mal, pero no había hecho nada para que se enfadaran de esa manera. En clase seguía sentándome con Jake, pero casi no me dirigía la palabra. Venía a buscarme cada mañana a casa y luego me acompañaba de vuelta después de clases, pero estaba rarísimo. Con los demás igual, nos sentábamos todos juntos en la cafetería pero casi nunca me incluían en la conversación. Llamaba a Mina para hablar y siempre decía estar ocupada. April no me cogía las llamadas a skype. Y hacía mucho que no veía a Chad.
Era viernes por la mañana. Por fin teníamos un descanso y Jake y yo nos dirigimos a la cafetería. Vi a mis amigos en nuestra mesa de siempre hablando animadamente pero cuando Sharon me vio avisó a todos los demás y se callaron. La sonrisa que llevaba se me borró instantáneamente de la cara.
- Hola chicos, ¿qué habéis estado haciendo que tardábais tanto eh? - preguntó Ian haciendo broma como siempre. Era el único que estaba un poco normal. Sonreí un poco.
- Calla idiota - respondió Jake riendo.
- Qué Anna, ¿preparada para este fin de semana? - me preguntó Ian.
- ¿Vamos a quedar todos? - pregunté esperanzada. Sharon le pegó una patada por debajo de la mesa. Intentó disimular, pero me di cuenta. Me sentí aún peor.
- Em...no, era por saber si ibas a hacer algo - contestó con cautela.
- Ah...pues no - dije apenada. No sabía qué podía haber hecho para que me hicieran el vacío de esa manera.
El resto del día siguió sin nada destacable. Jake y yo estábamos llegando a mi casa. Íbamos todo el camino en silencio. Paré en seco.
- Ya no aguanto más - espeté.
- ¿De qué? - dijo él confundido.
- De estar así, estoy harta de que digas que no te pasa nada cuando ni siquiera eres capaz de mirarme más de tres segundos seguidos. Llevamos sin quedar a solas más de una semana. No me contestas los mensajes, siempre estás ocupado. Si quieres dejarlo hazlo ya, porque no soporto esta situación - me había quedado más que agusto.
- Anna, escúchame bien, no voy a dejar algo que llevo tanto tiempo buscando. Estoy genial contigo - respondió. Por un momento me quitó un peso de encima pero eso no explicaba su actitud.
- ¿Y por qué estás así? ¿Por qué estáis todos así? - pregunté desesperada.
- No nos pasa nada contigo rubita, de verdad, no te pongas así - y me dio un beso. Decidí dejarlo pasar y se lo devolví.
Una vez en la puerta de mi casa nos despedimos y entré.
La tarde y noche pasó rápidamente y de pronto ya era sábado. Mi cumpleaños.
- ¡Felicidades Anna! - gritaron mis padres al entrar en mi habitación. Por un momento tuve un pequeño deja-vu.
- Muchas gracias - respondí sonriente. Bajé en pijama a la cocina y mi madre me hizo mi desayuno favorito. Comí animada entre risas. Mi padre vino con una pequeña cajita.
- Felicidades, te has hecho demasiado mayor muy rápido - era raro ver a mi padre hablando en serio sin bromear. Me sonrojé y sonreí como una niña de tres años. Abrí la cajita y dentro había una pulsera de Pandora con una joya en forma de corona (*multimedia*). Se me cayó la boca de la sorpresa. Sonreí ampliamente y me lancé a abrazarlos. Se acercó mi hermano pequeño con otra cajita.
- Felicidades tata - extendió su mano dándome el regalo. Lo abrí emocionada y era otra joya para la pulsera. Esta tenía forma de búho. Lo abracé muy fuerte - ¿te gusta? - preguntó ilusionado.
- Muchísimo enano, pero, ¿por qué un búho?
- Porque tiene los ojos grandes, como tú - por muchos años que pasaran, mi hermano siempre sería mi niño pequeño.
- Muchas gracias tete - me habían animado mucho.
Ayudé a mi madre a hacer la comida mientras mi hermano ponía la mesa. Aún no me había llegado ninguna llamada ni ningún mensaje de mis amigos o de Jake. Me entristecí.
Comí un poco cabizbaja. No sabía cómo la gente de ese pueblo siempre me jodía los cumpleaños. Por la tarde estuve en mi habitación mirando constantemente el móvil. Nada. Finalmente me quedé dormida.
- Anna, cariño, ¿puedes ir a comprar manzanas? Es que se han gastado y a tu hermano le apetece una, ya sabes como se pone... - me despertó mi madre.
- ¿Eh? Ah, sí, sí. Me visto y en un momento bajo.
Una vez estuve lista, bajé las escaleras, cogí dinero y salí por la puerta. Escuché algo de ruido en un lado de mi casa pero no le di importancia pensando que sería algún perro del vecindario, y seguí con mi camino.
Llegué al súpermercado y estuve mirando las manzanas. Habían muchos tipos. Con la duda, cogí un par de cada. Pagué y fui dirección a mi casa de nuevo. De camino miré mi móvil de nuevo y nada. Suspiré. Llegué y con dificultad abrí la puerta.
- ¡Mamá, no me has dicho qué manzanas eran y he comprado de todo tipo! - grité para que mi madre me escuchara estuviese donde estuviese. Un par de risas se oyeron de fondo. Dejé la compra en la cocina y entré en el salón extrañada.
- ¡SORPRESA! - gritaron todos. Ahí estaban Jake, Liam, Ian, Chad, Sharon, Claire, Mina y April. A un lado se escontraban mis padres y mi hermano mirándome orgullosos. Empecé a llorar como una tonta y fui engullida por los abrazos de todo mi círculo cercano.
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Better than revenge
Teen Fiction"- Jake, es que es muy difícil esconder mis sentimientos... - dije con voz pastelosa acercándome aún más a él. Noté por el rabillo del ojo que todos nos miraban. Cuando estaba a pocos centímetros de su boca paré en seco y cambié la cara y el tono...