A ella.Se me escapó el aire de los pulmones de golpe que cuando vi el puntiagudo dedo señalarme. Había sentido a Rob tensarse demasiado y apretarme aún más contra él.
-Por qué -Dijo entre dientes.
-Rob, lo sabes de sobra… No te hagas el tonto, por favor -Suspiró cansado.-Sabes que es la elegida. Además tiene algo que me interesa, y estoy deseando recuperar.
-¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que es ella y no otra? Es humana, Gabriel.
El hombre encapuchado rió estruendosamente; me puso la carne de gallina.
-Hummm, humana. Es curioso, huele… -Olfateó el aire con cara de depravado. - Demasiado bien -Sonrió.- Ya sabes que la elegida tiene la marca del trece detrás de la oreja izquierda. Pero tú ya te habías percatado de eso la primera vez que la viste, ¿verdad? Aún siendo humana poseía la marca de la muerte, y eso te hizo crear un vínculo sobreprotector que nadie entiende. Un extraño vínculo entre elegidos, entre la pobre chica destinada a ser sacrificada por los “malos” de la película -volvió a reír otra vez más- y su querido ángel protector; su ángel de la guarda.
-¿Mi qué? -Me atreví a hablar por primera vez.
-Tu ángel de la guarda, nena. Rob tiene ciento diecisiete años. Cuando se transformó se le encomendó una sencilla tarea: reconocer a la elegida, y protegerla, porque ambos serían los encargados de repoblar la raza en el terrible caso de que desapareciera -Me miró de arriba a abajo lamiéndose los labios. -Pero no entraba dentro de los planes que se enamorara de la elegida, ¿verdad que no?
Sentía a Rob cada vez más tenso.
¿Sería verdad lo que aquel hombre estaba diciendo? ¿Rob me habría mentido de aquella repulsiva manera?
-Cállate -Bramó Rob en dirección a Gabriel.
-¿Qué pasa, Rober? ¿Te enamoraste de una humana? ¿De una insignificante y patética humana? ¡Tu misión era protegerla hasta el día en el que se la sacrificaría! Sacrificar una oveja para que el rebaño viva -Suspiró.- Qué injusta es la vida… Rob -Dijo con tono sarcástico.
-¡Voy a acabar rompiéndote la maldita boca si no cierras el jodido pico! ¡Tú no sabes nada! -Bramó Rob haciéndome sentir… miedo.
-Entrégamela y no habrá ningún problema.
-Jamás -Soltó mi ángel entre dientes.
-Está bien… Pero que sepas que yo no quería tener que llegar a esto. Siento tener que hacerte daño y, -esta vez se dirigió a mí- siento que sufras viéndolo agonizar, para después tener que agonizar tú, preciosa.
Dio un paso decidido riéndose macabramente. Y fue en ese segundo, en ese pequeño instante cuando sentí que estaba perdida.
No sabía cómo, Gabriel se había colocado detrás de mí, sosteniendo su brazo por mi cuello, apretando con todas sus fuerzas, dejándome sin respiración. Sabía que si seguía presionándome la garganta, en pocos segundos habría perdido el conocimiento.
Pataleé, arañé y clavé mis uñas en sus brazos y su rostro, le propiné patadas, pero nada sirvió.
Rob y Amelia le asestaban golpes sin parar, pero no había forma alguna de que me soltara.Llegados a ese punto, el semblante de mi ángel me parecía hermoso, pero no como me había parecido hasta ahora, sino mucho más. Su mirada brillaba mientras forcejeaba con Gabriel. Leía el miedo en sus ojos, pero aún así no estaba asustada.
Su rostro brillaba como pequeñas motas de agua, al igual que su cabello.
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Besos de terciopelo
FantasyAtrapada en una guerra entre corazón y lógica, observa su devastador e inevitable futuro. Un ángel y un lobo. Se debate entre el amor de dos seres fantásticos, y la supervivencia de la humanidad. La traición, el peligro, las mentiras, los secretos...