Siete.

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Emir me resulta divertido, atrapante, inteligente. El resto de la fiesta hablamos como si nos conociéramos de siempre y cada dos frases me hace reír a carcajadas. De a ratos mi mirada se desvía a Dylan y a la muchacha que lo acompaña y cada vez que él me descubre, me "obsequia" una sonrisa irónica. No entiendo como otro ser humano puede tolerarlo.

- ¿Puedo preguntarte algo? – Me pregunta Emir, devolviéndome a la realidad.

- Si, claro. – Asiento como si estuviera prestándole toda la atención del mundo.

- ¿Hay algo entre Dylan y tú? – Yo lo miro con los ojos abiertos como platos y me echo a reír. - ¿Eso es un no?

- ¡Por supuesto que es un no! – Exclamo con indignación – Prácticamente no lo conozco y lo poco que pude intercambiar con él me resulta insoportable. De todos modos ¿A qué viene esa pregunta?

- A esas miradas de reojo que intercambian constantemente, Liz. – Suspira. – No creas que no lo noté.

Suelto un bufido restándole importancia y el sonríe satisfecho. Cuando la gente comienza a irse, Gabe enciende las luces y comenzamos a limpiar el lugar. Emir se ofrece a quedarse y para mi sorpresa, también lo hace la muchacha que acompaña a Dylan.

- ¿Esto es parte del trabajo comunitario? – Pregunta Gabe entre risas, dirigiéndose a Tom que abraza a lucy por la cintura mientras se ayudan a terminar de limpiar una de las mesas.

- Es un extra inesperado. – Bromea Tom y ella le da un golpecito al que él le responde con un sonoro beso en la mejilla.

- Pf, por favor. – Susurra Dylan como pensando en voz alta y todos lo observamos desentendidos. - ¿Qué? ¿Qué ocurre? ¿Tengo algo en mi cara acaso?

- Si, un rostro horripilante. – Bromea Emir y todos nos reímos. Todos menos Dylan que parece estar de peor humor que de costumbre.

La muchacha que ha estado junto a él toda la noche decide que llegó la hora de irse y es obvio que espera que Dylan quiera acompañarla. Su decepción es palpable cuando se ofrece a acompañarla hasta la puerta. Cuando terminamos con todo, Gabe y Tom nos acompañan hasta el coche. Antes me despido de Emir y cuando me pide mi número, me entusiasmo. Dylan observa en silencio y niega con la cabeza. No pienso prestarle atención, no voy a darle importancia.

Una vez que estamos las tres en el coche, camino de vuelta a casa, las preguntas a Lucy comienzan y ella solo ríe y se encoge de hombros.

- ¡Deja de ignorar nuestras preguntas, maldita! – Protesta Ally.

- ¡Es que no sé qué decirles! – Exclama – Me preguntan si esto va en serio ¿Cómo podría saberlo? Lo conozco hace tan poco que no puedo pensar siquiera en que va a pasar mañana.

- ¿Qué importa hace cuánto se conocen? – Pregunto – Se ven adorables juntos y yo creo que sí va en serio.

- ¿Por qué no me sorprende que pienses de esa forma? – Ríe Lucy – La eterna enamorada.

- Que por cierto estuvo toda la noche con el amigo de los chicos. – La interrumpe Ally. – ¿Emir se llama?

- Si, si pero tranquilas vaqueras. – Digo gesticulando con las manos. – Es muy agradable y todo pero no ha pasado nada, me pidió mi número antes de irnos pero eso es todo. ¿Avances con Gabe?

- Si esa pregunta va dirigida a mí la respuesta fue, es y será: Dejen el tema de Gabe porque nada sucede ni va a suceder entre nosotros. Debo conformarme con admirarlo de lejos. – Suspira Ally y Lucy y yo rodamos los ojos.

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