Cincuenta y dos.

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- ¡Oh, por dios! - Exclamo. - ¡Me alegra tanto que estés aquí!

- ¿Qué? - Pregunta sorprendido.

- ¿Qué, qué? - Repregunto y noto como se le escapa una sonrisa pequeña. - Emir, cariño, no estoy enfadada contigo. ¿Si me hubiera gustado saberlo? Por supuesto. Pero no era tu responsabilidad ni tu deber.

- ¿Realmente crees eso? - Pregunta y yo asiento.

- Sólo dime una cosa. - Digo sentándome a su lado. - ¿Por qué decidiste no contarme nada? Si bien no tenías que hacerlo, me sorprende que no lo hicieras. Y debo admitir que un poco, me duele.

- ¿Recuerdas los trabajos que surgieron de repente? ¿El coche último modelo? ¿El dinero que comencé a ganar? - Pregunta y yo asiento entendiendo todo. - Sebastian me daba todas estas cosas, él me consiguió los últimos contratos. Me dijo que me daría todo eso, a cambio de que lo dejara a él contarte todo. Que mi tiempo para hablar contigo ya había pasado y que te enfadarías para siempre si te lo decía yo. Jamás imaginé que lo haría de esta forma y lo siento tanto, princesa. Sólo quería ser digno de ti y ahora, después de verte así de destrozada y aterrada en la boda, sé que jamás lo seré.

- ¡¿Por qué sigues con esas cosas?! - Exclamo desesperada. - Claro que eres digno de mi, Emir, por favor ya basta. Nunca podremos ser felices del todo si sigues con eso en la cabeza.

- Nunca podremos ser felices del todo porque te he decepcionado. - Dice mirando al suelo y dándole un trago a la cerveza.

- Saldremos de esta, juntos. Aprenderemos a no ocultarnos las cosas aunque nos haga daño. - Tomo su mano y lo miro a los ojos. - Esto será un aprendizaje para ambos y nada más. Confía en mi, confía en mi amor por ti.

- ¿De verdad? - Pregunta conmocionado. - ¿Quieres seguir conmigo después de todo lo que has pasado?

- Quiero seguir contigo, siempre. - Sonrío.

Él sonríe con timídez, poniéndose de pie y yo hago lo mismo. Extiende sus brazos y me refugio en ellos mientras me abraza fuerte y repite una y otra vez que me ama y que lo siente. No sé porque, pero algo dentro de mí siente que no sólo se refiere a lo recientemente sucedido pero me convenzo de que es la angustia y lo dejo pasar.

Después de nuestra reconciliación y de descansar un poco, les escribo a mi hermano y a mis amigas para saber como están y como va todo en la boda. Luke me dice que está tratando de localizar a papá sin ninguna suerte y a decir verdad, no nos sorprende a ninguno de los dos. Lucy me responde diciendo que se alegra porque Emir y yo lo hayamos solucionado y que la boda siguió lo mas normal que se pudo a pesar de que algunos invitados desubicados no dejan de preguntar que sucedió. También me dice que mañana, Emir y yo estamos invitados a ir al departamento de ellas al mediodía y estar todos juntos ya que Ally esta devastada. Aunque no le pregunto a él, le digo que ahí estaremos.

- Cariño – Le susurro a Emir, girando en la cama para poner mi rostro a centímetros del suyo mientras le hago caricias en el pelo que le cae sobre la frente. - Los chicos quieren juntarse mañana al mediodía en casa de Ally y Lucy, están las dos bastante tristes.

- ¿Mañana al mediodía? - Pregunta y yo asiento. - No puedo, princesa. Tengo que ver que sucederá con todos los proyectos en los que Sebastian me había metido. Quiero apartarme de todo eso.

- ¡Oh! ¿Pero no puedes hacerlo después? - Protesto como niña y él sonríe. - Esta bien, mejor que te salgas de esos proyectos lo antes posible pero prométeme que tratarás de llegar, aunque sea un rato.

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