- Dios mío, jamás me imaginé que terminaría alistándome en un baño público. – Dice Lucy.
- No es exactamente un baño público pero hazlo por Tom. – Digo arqueando las cejas.
- ¿Tanto se me nota? – Pregunta sonrojándose.
- Bastante. – Dice Ally entre risas. – Pero si te sirve de consuelo, creo que es mutuo.
- ¿De verdad lo crees? – Pregunta casi gritando y tanto Ally como yo nos echamos a reír y asentimos. – Ojalá tengan razón.
Una vez que estamos listas, salimos y nos encontramos con que los chicos también se cambiaron. Tom lleva puesta una remera negra con el logo de Santa Cruz, jeans ajustados negros rotos en una rodilla, vans negras y una camisa a cuadros roja y blanca atada en la cintura. Gabe, una camisa negra arremangada en los codos, jeans ajustados azules y zapatillas negras. Dylan, lleva una remera de Iron Maiden, una camisa a cuadros roja y azul, jeans ajustadísimos negros y zapatillas grises. Si no lo odiara tanto, hasta podría decir que se ve bastante bien.
Alrededor de las diez de la noche, por suerte, el salón está lleno de gente y Kieran es un excelente DJ que mantiene a todos bailando y entretenidos. Con las chicas no paramos de bailar y de inventar pasos tontos hasta que Tom se acerca y le susurra algo a Lucy en el oído. Ella asiente y se van al otro lado de la pista a bailar.
- ¡Oh por dios! – Exclamo.
- ¡Lo sé! Es innegable que se ven adorables. – Dice Ally y los miramos con disimulo y con mucha ternura.
Seguimos bailando un rato más hasta que Gabe nos pide si podemos ayudarlo en la especie de barcito que han montado y ambas asentimos. Mientras yo me encargo de anotar lo que quiere beber o comer la gente, Ally se lo pasa a quienes están cocinando y les entrega sus pedidos. Gabe se encarga de ir reponiendo las bebidas y la verdad es que funcionamos bastante bien.
- Discúlpame ¿Puedo preguntarte algo? – Pregunta alguien mientras anoto el pedido de una muchacha. Asiento sin prestarle mucha atención. – Yo pedí dos vasos de coca cola y dudo que esto contenga lo que pedí.
Levanto la vista y mi mandíbula por poco cae al suelo. Veo a un muchacho bastante alto de cabello castaño claro, ojos color miel, nariz perfecta, barba incipiente y unos labios para morirse. Para colmo, cuando me sonríe deja ver unos dientes perfectos y una sonrisa adorable. Tiene varios tatuajes que se ven debido a su remera blanca.
- Esto no se ve como Coca Cola ni sabe como Coca Cola. – Insiste ríendo y yo le pido el vaso, descubriendo que es vodka con algo. El sabor a alcohol me sorprende ya que no me lo esperaba y hago una mueca, provocándole una carcajada. – Lo siento, debí haberte advertido.
- No hay problema ¿puedes hablar con ella? – Le pregunto señalándole a Ally. – Dile que yo autoricé a que te cambien la bebida.
- Muchas gracias. – Dice sonriendo otra vez y dejándome pasmada.
Después de tomar varios pedidos, Gabe nos da un rato libre y volvemos a la pista.
- Dime que viste lo que estaba ese muchacho que pidió el cambio de bebida. – Digo quedándonos a un costadito contra la pared.
- Creeme que lo vi y al instante supe que te gustaría. – Dice Ally entre risas. – Pero debo confesarte algo.
- Ya sé, solo tienes ojos para Kieran. – Digo rodando los ojos.
- No exactamente. – Dice avergonzada y me señala a Gabe con timidez.
- ¿Te gusta Gabe? – Pregunto enternecida. – Lo sabía.
- Bueno pero no digas nada, no quiero que nadie mas que tú y Lucy lo sepan ya que es un caso perdido. – Suspira.
- Siempre con esa confianza. – Digo volviendo a rodar los ojos y la arrastro a la pista. – Vamos a divertirnos un poco.
Bailamos al ritmo de Rockabye mientras no puedo evitar buscar al muchacho de las bebidas por el salón pero fracaso. Ally tira de mi brazo devolviéndome a la realidad y miro en la dirección que me señala.
- ¡Liz! ¡Mira! – Exclama y yo me tapo la boca con ambas manos.
Lucy y Tom están hablando demasiado cerca y riéndose cómplices, hasta que por fin el toma su rostro con ambas manos y la besa.
- ¡El amor comienza! – Exclama Ally y yo aplaudo. – Ugh, mira al galaxia. Hay que tener estómago.
Vuelvo a mirar y veo a Dylan hablando muy cerca de una muchacha que está apoyada contra la pared.
- Ew. – Digo sacando la lengua. – Que tarada ¿qué se cree?
- ¿Tarada? – Pregunta Ally desentendida.
- Tarado dije, Ally.
- No. Dijiste tarada. – Insiste entre risas. – No me digas que estás celosa del galaxia.
- ¿Cómo voy a estar celosa de alguien que por cierto apenas conozco y encima me cae pésimo? – Pregunto indignada.
Para mi sorpresa, veo al muchacho de las bebidas entre la multitud y el también me distingue. Lo saludo con la mano y me entusiasmo al verlo acercarse.
- Espero que te hayan dado lo que te correspondía. – Digo señalando su vaso.
- Esta vez sí. – Dice riéndose. – Me llamo Emir, mucho gusto.
- Elizabeth. – Digo casi gritando por el volumen de la música y nos saludamos sacudiendo la mano como si hubiéramos cerrado un contrato. – Mucho gusto.
- ¿Te gustaría que nos alejemos un poco del ruido para poder charlar mejor? – Pregunta.
- Lo siento. – Me lamento. – Tengo que estar por aquí en caso de que los organizadores necesiten algo.
- No hay problema, quedémonos por aquí. – Dice y nos alejamos un poco de la pista, muy cerca de Dylan y su conquista. Me sorprendo al ver que se saludan afectuosamente. El galaxia me mira de arriba abajo y vuelve a lo suyo.
- ¿Conoces a Dylan? – Pregunto y Emir asiente. - ¿Es tan insoportable como parece?
- No lo creas. – Dice entre risas. – Le encanta mostrarse como un chico malo y exasperante pero en el fondo es un buen chico con un gran corazón.
- No me lo imagino. – Digo observándolo.
- Bueno, cuéntame de ti, Elizabeth. – Dice sonriendo y el corazón se me acelera a mil por hora.
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Opuestos.
Teen FictionVidas que a primera vista parecen totalmente diferentes. Egos que chocan desde el primer día. Corazones que laten igual.