Cuarenta y ocho.

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Le escribo preguntando quien es pero después de un buen rato de no recibir respuesta, asumo que solo fui una destinataria equivocada. Me acuesto al lado de mi casi desmayado novio, mirando al techo con los brazos atrás de la cabeza sin poder pegar un ojo. A pesar de la felicidad y la emoción por Miles y Brandon, tengo una sensación de angustia en el pecho que no me abandona. No entiendo a que se debe ni porque no logro que se vaya pero es una sensación horrible. Quizás sea por el hecho de ser una romántica incurable que imaginé esta noche de una manera totalmente diferente. No sé porque supuse que Emir y yo nos quedaríamos hasta tarde conversando acerca de la boda, de nuestros sueños y nuestro futuro. Sin embargo aquí estoy, tratando de entender porque me ha pedido disculpas entre lágrimas más de una vez. Cuando por fin siento un poco de sueño, programo la alarma para las ocho de la mañana. Seis horas de sueño deberán ser suficientes.

- Despierta princesa. - Susurra Emir mientras abro los ojos con dificultad y él me besa en la frente. - Preparé el desayuno en la terraza ya que es una mañana hermosa. Un poco fría pero hermosa al fin.

- ¿Te sientes bien? - Lo observo anonadada y él asiente entre risas.

- Lo siento si anoche actué un poco extraño. - Se sienta a mi lado y toma mis manos. - Me pasé de cervezas.

- Vaya que lo hiciste. - Sonrío de lado y el se encoge de hombros. - ¿Estás seguro de qué estás bien?

- Si ¿Por qué? - Pregunta mientras salgo de la cama y me dirijo al baño para cepillarme los dientes.

- Conozco tus sonrisas, creeme. - Le digo desde el baño. - Y la sonrisa que has puesto recién es la de "quiero demostrarle a Elizabeth que todo está bien".

- ¿Qué dices? - Emir se echa a reír y niega con la cabeza. - Quizás sea la resaca que no me ha abandonado del todo. Voy a preparar el café, ponte un abrigo y ven a desayunar que será un día largo.

Lo conozco tanto. Sé que cuando responde así, es porque está huyendo de algo. Pero como bien dijo, será un día largo y quiero disfrutar por mi y por uno de mis mejores amigos quien ha elegido a Lucy, a Ally y a mí como sus damas de honor y a quien le prepare un emotivo discurso de felicitación.

Luego de un desayuno más frío que el clima, en el que Emir se la pasa mirando a la nada y en silencio, respondiendo todo con cortos monosílabos comenzamos a prepararnos para la boda ya que tenemos que estar en el Castillo de San Marcos, donde Brandon y Miles celebrarán su matrimonio.

Preparo mi vestido, mis zapatos y todo lo que voy a necesitar y me despido de Emir. Yo tengo que ayudar a Miles y a mis amigas y él irá mas cerca del horario de la boda junto con los chicos.

Apenas pongo mi coche en marcha empieza a sonar "Step" de Vampire Weekend en la radio y sonrío como tonta. Recuerdo la primera cita con Emir, donde me llevo a esa pequeña bodeguita y pasamos horas y horas hablando. Me río para mí misma al recordarlo tratando de impresionarme hablándome de cosas de las que ni el mismo tenía idea o siquiera entendía un poco. El primer beso cuando me llevó hasta el campus, tan tímidos los dos, sonriendo como tontos. Puedo recordarme pensando claramente "jamás había visto a alguien sonreír así" y es algo que hoy en día sigo adorando de Emir. Esa sonrisa increíble y la alegría que contagia a todos los que están a su alrededor. Decido enviarle un mensaje simple pero claro: "Me haces feliz. Te amo." Guardo el teléfono en mi bolso y sigo mi viaje cantando a viva voz.

En cuanto estaciono y veo las afueras del castillo con todo listo para la ceremonia, me emociono y quiero que ya pasen las horas para ver como se verá todo al atardecer.

Por fin encuentro las enormes carpas blancas preparadas especialmente para alistarnos y veo a Lucy y a Ally "discutiendo" acerca de que color debería usar esta última en los ojos.

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