Cincuenta y cinco.

113 4 0
                                    


Todavía no puedo asimilar que es mi primera noche en el departamento en absoluta soledad. Hoy ha sido uno de los días mas difíciles de mi vida, hoy hemos despedido las cenizas de Emir en su casa de la isla y sigo sintiendo que todo esto es un mal sueño del que eventualmente voy a despertar y él va a estar a mi lado, haciendo algún chiste tonto o mostrándome entusiasmado los planos que estuvo preparando mientras yo dormía.

Estos últimos tres días estuve quedándome en casa de Luke, quien no me ha dejado ni un minuto. Todos creen que soy lo suficientemente fuerte como para salir adelante pero ¿cómo aceptar el hecho de que no he sido razón suficiente para que Emir se haya aferrado a la vida? ¿cómo sigue todo en su ausencia y el vacío que ha dejado?

Ally, Lucy, Luke y yo entramos en mi casa y el perfume de Emir me invade todo el cuerpo. Puedo claramente verlo en el sillón, jugando a la play station como un niño de cinco años o en la cocina, inventando algún plato para improvisar. Recorro cada rincón de la casa con un dolor que crece a medida que doy un paso. Seguida por mi hermano y las chicas en absoluto silencio, subo las escaleritas de la terraza y sin decir una palabra, me siento en una de las sillas alrededor de la mesita de vidrio, nuestro lugar favorito de la casa. Cierro los ojos y lo veo a mi lado, diciéndome lo mucho que me ama mientras desayunamos entre risas. Siento que todos los colores de mi vida se han apagado y no tengo idea de como podré recuperarlos.

- Eli, Elizabeth ¿Estás bien? - Pregunta Luke devolviéndome a la realidad. - Liz, no creo que sea buena idea que estés aquí sola.

- Necesito estar aquí, necesito estar en casa. - Digo forzando una sonrisa muy poco convincente.

- Podemos quedarnos aquí. - Insiste. - Dormimos en la sala, ni siquiera vas a notar que estamos en la casa.

- Por favor, tengo que enfrentarlo en algún momento. - Suspiro. - Prometo llamarlos si siento que no puedo hacerlo.

- Eso iba a decirte. - Dice Lucy. - No vamos a presionarte, pero sabes bien que no estás sola.

- Exacto. - Agrega Ally. - No vamos a decirte que tienes que hacer o como hacer las cosas pero ten en cuenta que estamos para ti.

- Lo sé y los amo por eso. - Sonrío, esta vez, desde el corazón.

Cuando los chicos se van y cierro la puerta, suelto el aire que siento que estuve conteniendo por siglos. Todo a mi alrededor me resulta tan familiar y a la vez tan desconocido. Aunque intente mostrarme fuerte ante los demás, estoy destrozada y una parte de mi corazón se ha ido con Emir para siempre.

Me dirijo a nuestra habitación y saco del clóset, la camisa a cuadros verde y negra de él. Siempre ha sido una de mis favoritas. Me la pongo y me acuesto en la cama, a pesar de que son las siete de la tarde, no tengo ni un poco de ganas de salir de aquí. Tomo mi teléfono móvil y abro la grabación de nuestra última noche en la casa de la isla. Todo lo que me dijo aquella vez, ha tomado un significado más fuerte. Lo veo cantando cualquier cosa, hasta que me nota grabándolo y se abalanza sobre mí. Cuanto lo extraño... Y solo han pasado tres días. Las lágrimas brotan de mis ojos antes siquiera de ser consciente de aquello. Lloro de bronca, de tristeza, de soledad, de impotencia. Lloro las preguntas que se quedaron sin respuesta para siempre, lloro las noches que me esperan sin él, lloro las canciones que no llegamos a cantar, lloro por el dolor que el debe haber tenido que ocultarme tanto tiempo, lloro porque Emir ya no está y simplemente no puedo aceptarlo. Estoy condenada a extrañar la felicidad que el me dio por el resto de mis días.

Un mes mas tarde, las cosas siguen exactamente igual. No he salido de casa para absolutamente nada ni tengo la intención de hacerlo y cada vez que alguien viene a visitarme e intenta arrastrarme puertas afuera, termino discutiendo a los gritos. Lo único que ha cambiado, es que a espaldas de todo el mundo he comenzado a hablar con Sebastian. Haber perdido a Emir puso mi vida en otra perspectiva y aunque culparlo hubiera sido la situación mas liberadora, no sería la real. Quiera decirlo en voz alta o no, Sebastian es mi hermano y apenas se ha enterado de lo sucedido, me llamó cada día hasta que decidí atenderlo y no me arrepiento de haberlo hecho. Simplemente no sé como voy a decírselo a Luke y no estoy para este tipo de conflictos.

Opuestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora